Hace unos días Matt Cameron anunció que deja Pearl Jam. Han sido 27 años desde que llegó a la banda para sustituir a Jack Irons en la gira de presentación de Yield. Lo que parecía algo puntual, un favor entre amigos, hay que recordar que Matt grabó las maquetas de Ten junto al resto de la banda, se convirtió en una estancia duradera, el batera que más tiempo ha estado en el grupo. Sin embargo para muchos seguidores su presencia no ha aportado nada reseñable. Con él no han grabado ningún disco realmente potente y una sensación muy extendida entre sus die hard fans es que no han sabido sacarle jugo a su indudable pegada. Es evidente que no ha grabado ningún disco tan bueno como Ten, Vs, Vitalogyo No Code pero en su trabajo en estudio con la banda hay hallazgos interesantes.
Lo cierto es que el debut en estudio de Matt no fue la mejor carta de presentación. Dudo mucho que Binaural editado en mayo de 2000 sea el álbum favorito de ningún seguidor de la banda. Me gustan mucho algunas canciones de ese disco (Light Years, Thin Air, Off The Girl o Grievance) pero el conjunto era muy irregular y escuchando años después Lost Dogs comprobé que habían descartado temas mejores de los que acabaron incluyendo como Sad, Hitchhiker, In The Moonlight, Fatal o Education. De haberlas incluido podría haber sido un disco mucho mejor. Esas cinco canciones podrían se mis favoritas de Binaural de haberse incluido. Ahí lo dejo. En directo Matt cumplía con creces, se fue adaptando poco a poco y siempre que le vi en directo mi sensación era no sólo que encajaba sino que es un batera tremendo.
Comercialmente las cosas no mejoraron con su siguiente álbum; Riot Act. Tampoco creo que sea el favorito de nadie pero sabiendo que estoy en minoría absoluta, que nadie va a compartir mi punto de vista, creo que es un muy buen disco, mejor que cualquiera de los últimos a excepción de su sorprendente recuperación el año pasado con Dark Matter. No cabe duda de que fue el momento más bajo en cuanto popularidad en la carrera de la banda. Pero el menda pocas pegas le puede poner a canciones como Can´t Keep, Save You, Thumbing My Way, You Are, 1/2 Full o All Or None o las caras be Other Side y Down. Casi todo el mundo estaba de bajón con la banda pero yo disfruté mucho con esa oscura etapa que se documenta muy bien en el Live At The Garden.
Pasaron cuatro años entre la edición de Riot Act y el disco del Aguacate. El regreso fue muy sonado y celebrado. La gira de ese año les trajo al Azkena y ciertamente fue un excelente concierto. Me gustaron mucho y me volví a deleitar con Matt Cameron a las baquetas porque, por si no se ha notado me chifla como toca este tipo desde que le descubrí con Soundgarden. Sus aportaciones compositivas en Pearl Jam han sido escasas pero bastante peculiares y distintivas como Unemployable uno de mis temas favoritos del Aguacate.
A partir de ahí los siguientes discos de Pearl Jam en los que participó Matt Cameron fueron Backspacerdonde contribuyó con el single The Fixer que ciertamente me sigue pareciendo un tema la mar de resultón, y después no rescato nada ni de Lightning Bolt (el peor disco de la banda) ni de Gigaton ambos carentes de inspiración por los cuatro costados. El año pasado me sorprendieron muy gratamente con Dark Matter por eso me choca que justo ahora lo deje Cameron. Percibía una clara recuperación de la mano del productor Andrew Watt pero el bueno de Matt parece que opta por dejarlo. Respect. A ver si se anima a grabar otro disco en solitario, muy apreciable aquel Cavedweller o se junta con sus compinches de Soungarden, Kim y Ben, en fin, que haga lo que le de le la gana. Faltaría más. Ahí van mis interpretaciones favoritas de este hombre con Pearl Jam. Sale un Top Seventeen muy chulo.
Este fin de semana he acudido a la celebración de los diez lustros de un colega. Incontables recuerdos musicales jalonan nuestra trayectoria. Una pasión común a la que en el pasado sacamos chispas a tutiplén. En el álbum de fotos había instantáneas de cuando fuimos a ver a AC/DC a Las Ventas en el 96, a Corrosion of Conformity, Soundgarden y Metallica en La Peineta ese mismo año, a Mark Lanegan en Vitoria en 2001 o a Fun Lovin Criminals tb ese mismo año en la sala Jam de Bergara. Eran tiempos en que quedábamos a menudo y nos intercambiábamos material a saco. Hacíamos a todo y estábamos pendiente de las novedades. Mi colega sigue siendo un apasionado del rock´n roll pero se ha quedado en el pasado al igual que otros amigos. Es respetable. Cada uno tiene que hacer lo que le apetezca. Seguir su camino sin interferencias.
Me chocó la confesión de otro colega que me dijo que no compraba el Popu desde hace más de veinte años. Ja, ja. Insisto cada cual tiene que seguir su camino y a veces se rompe ese cosquilleo de escuchar nuevos discos, de descubrir nueva música. Lo cierto es que como escribí en un post anterior es tal la cantidad de música de la que disfrutar que podrías perfectamente marcar una línea y quedarte sólo con lo que se editó de 1996 para atrás por ejemplo. Y no te daría la vida. Ja. Pero no se trata de eso y sobre todo al menos en mi caso hay un asunto fundamental: seguir disfrutando de la música en directo. Mi grado de excitación ante la posibilidad de escuchar en vivo a bandas que publican material en la actualidad permanece intacto. Es más fantaseo con la posibilidad de que pasen por aquí artistas y bandas que me están proporcionando grandes momentos hoy en día.
Estamos en la mitad del año y ya tengo más de una veintena de discos echando fuego en la plataforma esa que no citaré aquí ni por un millón de dólares. Y les estoy sacando un jugo que no veas. Con estas temperaturas escandalosas en la Euskal Herria tropical dos discos se han hecho un hueco fundamental y son la banda sonora perfecta para una locaza como el menda: Return To Zero de Neal Francis y Pleasure de Young Gun Silver Fox, tengo un par de discos de lo que algunos etiquetan como americana que me están flipando; Life is Strange de Garrett T. Capps y American Man, American Music de Ron Pope; me ha sorprendido lo nuevo de The Dirty Guv Nahs, Promises, mis mañanas suelen comenzar con la energía hard rockera de The Damn Truth, sigo recurriendo a las noches al personal blues de Early James en Medium Raw; y el mejor soul está presente con el tremendo Heal Me Good de Yufu. Bebo los vientos por Living between the lines, el excitante debut de Frank Meyer. Mucha mandanga rica y sabrosa.
Mi historia con Bruce Springsteen & E Street Band en directo llega a su fin. Le he podido ver en ocho ocasiones y se me antojan pocas, muy pocas. Y desde luego tenía que haber empezado antes, mucho antes pero que me quiten lo cantado y bailado. He disfrutado de lo lindo con la energía y la forma de interpretar de este hombre y su banda. Apoteósico el show que vi el 26 de julio de 2009 en San Mamés con un setlist apabullante, difícilmente superable. Tal fue la voladura de cabeza, que unos días después fui a Valladolid y la volví a gozar de lo lindo con once cambios en el repertorio. Tuvieron que pasar muchos años para las siguientes ocasiones pero han sido muy especiales porque las he disfrutado con Unax al que la música de Springsteen le flipa más de lo que pueda escribir con palabras. Las tres veces en Barcelona acompañados por Amaia, Elena y Grushecky fueron muy chulas, especialmente la del 22 de junio de 2024. Escuchar ese día en directo Atlantic City, Reason to Believe, Spirit in the Night, Backstreets o una descomunal Racing in The Street me dejo un regusto exultante. Y ahora voy con lo sucedido en Donosti, con luces y sombras... Pero muchas más luces, más bien rayos y centellas.
21/06/2025
El sábado Unax y el menda nos plantamos en las primeras filas para disfrutar de nuevo. Hacía una temperatura ideal para estar ahí apretaditos. Unas finas gotas de lluvia nos vinieron de perlas para cuando vinieron las apreturas. El concierto comenzó puntual a las 21:00 y Springsteen empezó con No Surrender. No le escuché bien de voz ni en la primera ni en las dos siguientes My Love Will Not Let You Down, Land Of Hope and Dreams... Es algo que a veces sucede hasta que se calienta la voz pero cuando se tienen 75 tacos surgen las dudas. Afortunadamente Springsteen tomó cierto respiro con las siguientes Death To My Hometown y Lonesome Day y Rainmaker que se prestan a apoyarse más en los coros.
A partir de ahí el asunto mejoró sensiblemente y el sexteto siguiente fue lo que más me gustó de la noche, especialmente las chispeantes y desgarradoras Youngstown, Murder Incorporated y las eternas The Promise Land y Hungry Heart donde se da un buen baño de masas por las primeras filas. Sin olvidar que tanto Darkness of The Edge of Town como The River fueron también muy entrañables. Long Walk Home mantuvo buen nivel pero a partir de ahí el concierto dio un bajonazo con las cinco siguientes. De todas las veces que le he visto es algo que no me había sucedido antes.
Afortunadamente Badlands vino al rescate y me enganché otra vez para ya si disfrutar con el encore final porque no importa las veces que haya escuchado Born To Run y Tenth Avenue Freeze-Out, se que cuando llega Born in the USA es buen momento para ir a orinar y hasta alturas de la vida disfruto y mucho con Bobby Jean, Dancing In The Dark (y mira que despotriqué en su día, ja ja) y Twist & Shout. De hecho esta última me hubies parecido un final perfecto pero dado el leit motiv político que tiene esta mini gira pues ahora termina con la cover de Dylan Chimes Of Freedom.
En definitiva otro buen concierto de Springsteen y su banda, con momentos de flaqueza (que te puedes esperar), otros muy brillantes y un conjunto en general bueno. Creo que de las que le había visto hasta ese momento fue la que menos me gustó. Aún así tenía esperanzas, aunque no muchas para ser sincero, de que el asunto mejorase el martes. Mi relación con la música de este tipo y su banda es tan especial que quería un broche oro, algo más grandioso, mejor que lo del sábado y de forma inesperada lo obtuve el martes.
24/06/2025
Ayer fue una jornada de esas inolvidables. Por muchos motivos. Era la primera vez y seguro que la última que íbamos toda la familia a ver a Springsteen ya que finalmente Unax convenció a Maialen y Su ya venía dispuesta a pasárselo pipa. Nos pusimos en la parte de atrás de la pista delantera, buena visibilidad y sorteamos lo mejor que pudimos el calor. Pena que causaba baja Little Steven. El concierto empezó con diez minutos sobre la hora prevista y en esta ocasión Springsteen atacó Lonesome Day. Mejor elección para empezar que No Surrender, no porque me guste más, que ni de coña pero creo que le viene mejor. Y desde el principio me pareció que estaba más cómodo. Prove It all Night no hizo sino corroborar mi impresión y encima este tema debutaba en este tramo de gira. Le volví ver sufrir con la voz en Land and Hope and Dreams que creo que de las que más le cuesta junto a No Surrender.
Mi tramo favorito encabezado por Atlantic City que no había sonado el sábado y que jamás me canso de escuchar. Además creo que le va perfecta a su voz y me emociona mucho esa parte final con todas las coros secundando a Bruce. La otra novedad fue My Hometown que también me chifla y que le va perfecta a su estado vocal. Como siempre Promise Land y Hungry Heart son más que bien recibidas, para mi deberían ser fijas siempre. Tanto en Youngstown como en Murder Incorporated la guitarra de Nils Logfren, excelso las dos noches, echa chispas. Estaba tan flipado en esos temas que tarde un rato en darme cuenta de que el cielo se estaba poniendo muy chungo con rayos y relámpagos triunfando ya con Long Walk Home. Nada más empezar House of a Thousand Guitars Unax recomendó sabiamente a Su y Maialen que era el momento de ir al baño. Se salvaron por poco de la que cayó a continuación ya que al poco de empezar Springsteen anunciaba que lo iban a dejar un rato...
Salimos despavoridos hacia los baños y allí permanecimos refugiados. Con la que caía di por hecho que se suspendería. Al de media hora paró de llover y en el pasillo de acceso a la grada oigo los primeros acordes de Growin´Up. Escopetado a pista otra vez. Una interpretación sentida, curiosa y totalmente inesperada. Le siguió My Love Will Not Let You Down. Perfecto. Mucho más todavía cuando al amigo le dio por deleitarnos con Darlington County y Working on the Highway en unas interpretaciones deliciosamente rabiosas, imperfectas y caóticas. Rock´n roll. Y cuando nos tuvo a sus pies se descolgó con una seductora y maravillosa I´m on Fire... Y sinceramente creo todo este setlist diferente dudo mucho que estuviese previsto... Fue un plus acertado a más no poder. Hoy en día a Springsteen no le pido que aborde temas mucho más complicados y que adoro como Incident on 57th Street, Rosalita o Jungeland. Se que no las va a tocar y me parece muy inteligente estando en un estadio darle cancha a su disco más popular repleto de grandes canciones: Born in The USA.
Mi grado de excitación desde que se reanudo el concierto fue en aumento y terminé dándolo todo. El estado de ánimo es fundamental y justo cuando era mi cumpleaños sonó Born To Run y de ahí al final, al igual que el sábado, lo pase pipa (con la inclusión de Glory Days), disfrutando más que nunca de la presentación y desarrollo de Tenth Avenue Freeze-Out y bailando de lo lindo con Twist & Shout especialmente con el intervalo de percusiones latinas que me chifla. Incluso el final con la versión de Chimes Of Freedom de Dylan me supo diferente. Si este va a ser el último concierto por estos lares de este tipo y su banda, perfecto.
Antes de juntar unas líneas sobre lo vivido en Donosti en las últimas fechas me veo en la obligación de recordar un año más que tal día como hoy hace veintinueve años se publicó Dustde Screaming Trees un disco colosal que ya estás tardando en escuchar si es que no lo has hecho ya. Cuatro años después el mismo día la banda ofreció su último concierto en el Memorial Stadium de Seatle. Veinte mil personas abarrotaron el recinto. Lanegan, los hermanos Conner y Barrett Martin tenían grabada la continuación a Dustpero como no encontraron sello para distribuirlo lo guardaron en un cajón y años después gracias a Martin se editó Last Words: The Final Recordings excelso final para la trayectoria de una banda muy infravalorada. No en mi casa donde son adorados y reverenciados. El año que viene espero seguir con esta matraca. Hasta el fin de los tiempos.
Ayer se celebró el Día de la Música. En mi hogar a diario. Viene de todas las habitaciones. En ocasiones como fuego cruzado. Otras nos ponemos de acuerdo y todos en la sala elegimos por riguroso orden material que escuchar en comunión y armonía. Y es que, millones de lectores de este cochambroso blog, como dice Bill Murray detrás de la música siempre hay buenas historias y ésta suele hacer mejor a las personas. Es un refugio al que acudir siempre cualesquiera que sean las circunstancias. Cada día tiene su propia banda sonora y ésta se engarza con la del día posterior y así hasta el infinitum. Como cantaban los Black Crowes en My Morning Song: If Music got to free your mind, Just let it go cause you never know, you never know, If your rhythm ever falls out of time, You can bring it to me and I will Make it alright...
Vivimos tiempos confusos en muchos aspectos y la música puede ayudar como siempre lo ha hecho. Se siguen publicando excelentes discos que caen a menudo en el olvido en estos tiempos de consumo rápido y voraz. Pero aquí hay uno que le presta toda su atención. Tengo esa plataforma cuyo nombre no voy a mencionar ni por un millón de dólares repleta de jugosas novedades discográficas. Ya tengo más de una quincena de discos a los que he sacado partido en estos seis primeros meses del año. Sólo hay que buscar y prestar atención. Y encuentras, ya te digo que encuentras. A cholón.
Desde que a finales de marzo estuvo disponible Living between the lines el debut en solitario de Frank Meyer en esa plataforma que ni por un millón de dólares voy a nombrar aquí, habré escuchado el disco más de una decena de veces. Y la impresión es excelente. Meyer ha perpetrado un disco sorprendente y valiente. Un álbum muy variado en el que caben en perfecta y excitante armonía el pop, rock, blues e incluso una maravillosa y cautivadora veta soul. El álbum se beneficia además de jugosas colaboraciones que aportan un extra muy atractivo.
Mi objetivo era ir a la presentación del disco en la sesión vermú dentro del AldeaRock Festivalel 31 de mayo en Aldea de San Miguel pero un evento familiar me impidió acudir a la cita. Afortunadamente tenía un agente infiltrado en tierras castellanas al que le dije que me pillase por favor el vinilo. Y que mejor regalo de cumpleaños. Hoy he vuelto a pinchar el álbum en este bendito formato y el subidón continúa ahí. Meyer ha debutado de la mejor forma posible. Un disco sin relleno, todas las canciones buenas y una forma de entender la música con la que conecto a las mil maravillas: saltando de un estilo a otro de forma juguetona y contagiosa. La misma sensación eufórica a cuando escuché The Innermost Journey To Your Outermost Mindel debut de Sami Yaffa.
Al parecer Meyer ha grabado mucho de este material durante la pandemia y se ha decidido a volar en solitario gracias a Eddie Spaguetti que le animó a dar ese paso. La carrera de Meyer hasta ahora se dividía en múltiples proyectos, el más conocido tal vez The Streetwalkin Cheetahs, dando caña también en Trading Aces o siendo el guitarrista de los míticos Fear y acompañando en la última gira por estos lares a Handsome Dick Manitoba. Un tipo muy ocupado. Pero me alegro que haya sacado tiempo para dar rienda suelta a su pasión por la música en un debut tan especial como Living between the lines.
La primera canción que escuché del disco fue Baby Dinamite, un tema super molón, de esos que se quedan fácilmente y en el que Meyer da rienda suelta a su gusto por el power pop. Fantástico el riff ejecutado por Frank Meyer que guía la siguiente canción: Family Tree comienza muy rockera y no abandona ese tono enriquecido por unos coros perfectamente empastados a cargo de Rusell Loeffler. Curioso inicio de Blue Radio con el ukelele de Matt Lake. Otra canción pegadiza a más no poder y de nuevo unos coros maravillosos a cargo de Elaine Brackin. Estos tres temas podrían abrir perfectamente un bolo de este hombre y su banda y llevar en volandas al personal.
La primera gran sorpresa llega con Piece Of Me un tema espectacular que comienza con la voz de Cherie Currie. Supongo que Frank Meyer habrá quedado más que satisfecho con la contribución de Cherie porque su interpretación es fabulosa, realmente auténtica y casa a la perfección con la voz de Meyer. Es un medio tiempo repleto de soul. No hace falta sección de vientos. Es la forma de interpretar de ambos lo que la hace muy especial igualito que lo que sucede con la siguiente Dreaming In Stero que va por otros derroteros musicales pero que es igual de espectacular. Me encanta la línea de bajo que abre el tema y ese desarrollo pausado, sugerente hasta que llega el saxo de Geoff Yeaton... Sin olvidar la forma en que termina el tema. A eso le llamo yo clase.
Tras estos dos increíbles y peculiares temas volvemos a la high energy con Goodbye Arkansas con las guitarras rítmicas de Chip Wilson y Andy Medway echando chispas y de nuevo los coros vitales, fundamentales de Rusell Loeffler que además se ocupa del bajo. La interpretación vocal de Meyer es contagiosa a más no poder con esos gritos al final que captan tu atención. Buena y trepidante batería de Mike Knutson. Se termina la primera caro dejando el nivel en lo más alto.
Claro que sabiamente Meyer se guarda la baza de abrir la segunda cara en compañía de nada más y nada menos que Eddie Spaguetti. De nuevo un espectacular riff y la chulesca voz de Spaguetti llevándose toto por delante. Otra vez Meyer se hace cargo del bajo y la batería de Mike Sessa (gran trabajo en todos los cortes en los que aparece) da la cobertura perfecta para que Meyer y Spaguetti urdan una divertida historia al margen de la ley. Repleta de sonidos curiosos con el piano, el órgano o el mellotron This Dirty Town se inicia con la voz de Meyer cantando de una forma muy distinta a cuando aborda un tema high energy y el resultado es abrasador especialmente según va avanzando la canción que acaba fusionándose con un sentido homenaje a Cab Calloway.
Todo adjetivo superlativo que quiera poner sobre Living Between the lines, la canción en la que colabora Lisa Kekaula se va a quedar pequeño. Me chifla el comienzo del tema y la primera aparición de la guitarra de Matt Lake, fina y estilosa. Al igual que en Piece Of Me con Cherie Curie, la aportación de Kekaula aquí es un regalo. Es evidente que Frank Meyer ha acertado de pleno con ambas. Es imposible hacerlo mejor. No me olvido del saxo de Geoff Yeaton que tiene su momento para lucirse y para sostener el tema de forma elegante ni tampoco de las decisivas contribuciones de Rusell Loeffler y Carina Vitollo a los coros. Y si, esta canción es puro soul.
Who Stole the Soul? es otro tema cañero que hubiese encajado perfectamente en el último disco de The Streetwalkin Cheetahs, One More drink. De nuevo el saxo de Geoff Yeaton se luce en otro tema que no tiene nada que ver con el anterior demostrando que este músico sabe darle a cada canción el toque que necesita. Todo un acierto terminar con Dead Winter, otra de mis favoritas, inclasificable en su estilo y precisamente por ello perfecta para cerrar un debut algo más que prometedor. Una auténtica joya. Espero que Frank Meyer siga sacando tiempo para su carrera en solitario y esto solo sea el comienzo de un viaje muy prometedor.
Me enteré ayer a la noche en redes sociales de la muerte de Sly Stone a los 82 años. Su legado musical es inmenso. Brillante a más no poder. Rompedor. En todos los sentidos; musical, social, visual... La aparición de un combo como Sly & Family Stone a finales de los sesenta lo cambió todo en Estados Unidos. Eran una banda interracial cuando casi nadie o tal vez nadie lo era. Pero por encima de todo tenían talento musical a paladas. Grandes canciones repletas de groove que invitaban a una de las principales razones por las que estamos en este cochino mundo: bailar. Su música era contagiosa y vital. Siempre que la pincho me lleva en volandas. El artífice de ese sonido poderoso, de esa embriagadora concepción de la música no es otro que Sly Stone. Descanse en paz. El que no conozca su música que se sumerja en en su discografía de cabeza. Será un viaje inigualable y mágico. Soul Power!