Los playoffs de este año en la NBA como tantas otras veces
están siendo apasionantes. Al otro lado del charco juegan los mejores. Solo
hace falta seguir la competición para darse cuenta de ello. Y cada cierto
tiempo surgen jugadores enormes. Tipos que a priori por su físico no están
llamados a ser dominantes pero lo suplen con cantidades ingentes de talento.
Uno de mis favoritos es Stephen Curry, base-escolta de los Golden State
Warriors. Es una delicia ver a este sujeto en una cancha de baloncesto. Tira,
pasa y dribla de cine. Es listo para robar una buena cantidad de balones. Y no
importa que en defensa esté limitado porque cuando se tiene tanto talento
ofensivo son los otros los que se tienen que preocupar de ti. Y además nombrado jugador mas deportivo en la temporada 2010-11. Como le gritaba
el personaje de Robbin Williams al de Jeff Bridges en El rey pescador: I love
this guy!!!!!!!!!!!!!
There goes the last dj, who plays what he wants to play, and says what he wants to say...
jueves, 2 de mayo de 2013
martes, 30 de abril de 2013
The Bottle Rockets. The Brooklyn Side
Una de las frases que más
he leído asociadas a The Bottle Rockets
es que son la mejor banda de bar de América. Algo que se repite cuando se
menciona a estos tipos y que se ha convertido una marca de la casa. Curiosamente
la primera vez que les vi en directo fue en el Azkena Rock Festival de
hace unos años y no se si porque el escenario les quedaba grande o porque yo no
tenía el día pero no me convencieron. Años después en las distancias cortas del
Kafe Antzoki la cosa fue mucho
mejor.
El primer álbum que cayó en
mis manos fue Brand New Year, un acertado pelotazo que fue disco en un mes de
1999 en Popular 1. Un colega me lo
grabó y lo rayé mucho durante una buena temporada. Sigue sonando tremendo. Me
costó mucho más conseguir sus discos antiguos que siempre los mencionaban como
obras maestras: 24 hour for a day y The Brooklyn Side. Y lo he
comprobado. Si Brand New Year fue un muy buen inicio para mí, The
Brooklyn
Side es uno de esos discos que se te quedan grabados a fuego. Se editó en
1995 y dieciocho años después sigue sonando muy bien.
Como siempre escribo los
fundamental son las canciones. Todas buenas y muchas de esas que se quedan a la
primera escucha. Pero quiero resaltar el sonido de este álbum. Cortante,
poderoso como en esa adictiva Radar Gun.
Lo produce Eric Roscoe Ambel uno de esos tipos alejados de los grandes focos
pero que siempre sabe lo que se hace. Aquel fue uno de sus primeros trabajos y
casi veinte años después el bueno de Eric no ha trascendido a circuitos de
mucha popularidad pero ha contribuido con unas cuantas jugosas producciones a
que este mundo suene mejor. Su trabajo más reciente es la producción de White Buffalo último
álbum de Jimbo Mathus.
El álbum se abre de forma
tranquila con una preciosa canción. Welfare
music es uno de los mejores temas lentos en la carrera de estos tipos. Y
eso para el que esto escribe es para tener muy en cuenta. Pero son las
canciones de corte más duro tipo Sunday
Sports, en la que Brian Henneman
canta con una inusitada rabia, las que primero llamaron mi atención. Otra que
me voló la cabeza desde el principio fue Thousand
Dollar Car, un tema que siempre me pareció que encajaría perfectamente en
el repertorio de Neil Young.
Entre las cualidades de
esta banda está que saben aportarle a cada canción que abordan su toque
personal sea cual sea el estilo del tema en cuestión. Son una banda de rock y
son del sur. Bien, es una combinación mil veces escuchada pero estos tíos
tienen su toque, sin duda. La voz de Henneman
es peculiar. Como hablaba con Diego esta misma tarde hay tipos que tal vez no
tengan una gran voz pero que saben cantar de perlas. Ese es el caso de
Henneman. Y las guitarras suena que cortan el hielo. Ahí está esa tremenda Stuck In A Rut para comprobarlo. Larga
vida a The Brooklyn Side!
domingo, 28 de abril de 2013
Sarunas Marciulionis, un pionero en la sombra
Hoy en día en la NBA
juegan un buen número de jugadores europeos. Muchos con un rol de relevancia en
sus equipos. Grandes estrellas que han jugado All Stars y que han sido
decisivos en los triunfos de sus conjuntos. Pero hace veinticinco años la cosa
era muy diferente. Los primeros europeos en tener una presencia destacable en
aquella liga fueron Vlade Divac y Sarunas Marciulionis. En la temporada 1989-90 cinco jugadores del Viejo Continente desembarcaron en la mejor liga del mundo:
los mencionados Divac (Los Angeles Lakers) y Marciulionis (Golden State
Warriors) junto a Zelko Paspalj (San Antonio Spurs), Alexander Volkov (Atlanta
Hawks) y el malogrado Dratzen Petrovic (Portland Trail Blazers).
Marciulonis desembarcó en
la NBA gracias al esfuerzo del hijo de Don Nelson por llevarlo. En el año 87
los Atlanta Hawks jugaron contra la selección rusa en suelo americano una serie
de encuentros amistosos. Allí los técnicos yanquis se dieron cuenta de que los atléticos
jugadores negros tenían algo más que dificultades para frenar el potentísimo
primer paso de Sarunas. Nelson tomó buena nota. Más cuando los rusos eliminaron en las semifinales de los JJOO de Seúl al combinado norteamericano de entre otros David Robinson y Mitch Richmond y ganando la final contra el potente conjunto yugoslavo. De modo que la temporada siguiente
Marciulonis fue fichado por los Warriors en una trama digna de espionaje. Eran
los tiempos de la Guerra Fría y que un jugador soviético jugase en USA era todo
un acontecimiento.
Sarunas Marciulonis encajó perfectamente en los Golden State Warriors donde permanecería cinco temporadas
convirtiéndose en uno de los favoritos de la grada de Oakland. Con los Warriors
disfrutó de la ciudad y del juego de un equipo diferente que lo basaba todo en
la velocidad en el famoso
Run&Gun de Don Nelson. Fue nombrado segundo mejor sexto hombre dos años
consecutivos y estaba entre los mejores jugadores de la competición hasta que
su progresión se cortó de raíz cuando padeció la temible lesión de la triada.
Una vez recuperado continúo su carrera en otros tres equipos más (Seatle
Supersonics, Sacramento Kings y Denver Nuggets). Los tres equipos disfrutarían
de fogonazos del talento del lituano bastante mermado por problemas físicos.
Y para finalizar la
conexión rockera. Muchos aficionados al basket puede que se acuerden del podio
de basket de los JJOO de Barcelona. Ahí estaban el Dream Team, la Croacia de
Petrovic, Kukoc, Radja y cía y los lituanos luciendo unas camisetas que
llamaron mucho la atención. Marciulonis era amigo de los Grateful Dead y la
banda de California contribuyó a la causa lituana con dinero y diseñando esas
camisetas inolvidables. Incluso hay un documental titulado The Other Dream Team
donde se cuenta parte de esa historia y como lucharon los lituanos para tener
su propia selección. Pero eso da para dar la brasa en otro post.
sábado, 27 de abril de 2013
Rory Gallagher. Livin´Like a Trucker
viernes, 26 de abril de 2013
Todavía Radio 3
Hace muchos
años una de mis cadenas de radio favoritas era Radio 3. La escuchaba prácticamente a diario y los fines de semana
no me perdía aquel mítico De 4
a 3 presentado con su peculiar estilo por Paco Pérez Brian. Otro de los programas que seguía atentamente era Tren
Tres de Jorge Muñoz y El Ambigú de Diego Manrique. Gracias a todos ellos
descubrí a un montón de bandas y pasé momentos entretenidos. Después muchos de
esos espacios desaparecieron, hubo abundantes cambios de horarios y programación
y entre eso y la falta de tiempo dejé de escuchar la mencionada emisora durante
unos cuantos años.
En los últimos
tiempos he vuelto a Radio 3 con la
comodidad que hoy en día suponen los podcast. Y aunque no conozco toda la programación
en los últimos tiempos he descubierto dos programas que me están gustando
bastante. Por un lado Ruta 61
presentado y dirigido por Justin Coe
un norteamericano que se sumerge en las leyendas del blues y gracias al cual me
he empapado a tope de Junior Wells y
por otro Sonideros que lo cacé un domingo a la noche a eso de las nueve
mientras preparaba la cena. Sonideros dura cuatro horas y mi
espacio favorito es el que le corresponde a Luis Lapuente
conocido como el Dr Soul. El pasado
fin de semana dedicó el programa a Nina Simone
y a George Jackson del que no había
oído hablar y que resulta ser otro de esos soulman bastante desconocido en los
que por lo que he escuchado merecerá la pena indagar.
miércoles, 24 de abril de 2013
Steve Earle. Rosas de redención
Hace unos años Steve Earle vino con The Dukes a dar un concierto a la sala Santana de Bolueta y por supuesto hice todo lo posible por acudir. Fue la tercera y hasta ahora última vez que le he visto en directo. Un gran concierto. Rockero y divertido. Una velada de esas que te gustaría repetir si fuese posible todos los sábados, por lo menos. Tras el concierto en el merchandising tenían un libro de relatos de Steve Earle titulado Rosas de Redención. Cayó como no podía ser de otra manera.
Ya he escrito, pero no esta de más repetirlo que este sujeto es uno de mis favoritos. Puede que las discografías de otros sean más famosas y consistentes pero este tipo tiene unos cuantos discos referentes en mi casa. Y si, lo reconozco le tengo un aprecio especial. Uno de los puntos fuertes de Steve Earle son las letras. Pero de ser un buen letrista a escribir relatos con enjundia y habilidad hay un salto que el de Virginia dio con creces en este maravilloso Rosas de Redención. En casi todos los relatos de Steve hay partes de su vida y es que el amigo las ha visto de todos los colores y por lo que se lee en este libro sabe cómo contarlo. A Steve se le reconoce en el protagonista de relato que abre y da título al libro: Rosas de Redención. Excepto un relato titulado La Internacional que me pareció aburrido, el resto son desde interesantes hasta apasionantes historias contadas con pulso por el amigo Steve.
El libro está editado por Gamuza Azul (y que creo que ya no funciona, yo al menos no encuentro nada de información sobre ella) una editorial de Bilbao que nació de la inquietud de una filóloga en paro Teresa Fernández Ulloa a la que le gustaba el rock. En este enlace lo explica. La traducción del libro es de Carlos Bastero Rey y desde aquí mi felicitación para ambos por esta iniciativa. Mola encontrarse con gente que se curra proyectos así sabiendo que poca pasta van a sacar de todo esto.
Por cierto cuando compré el libro al llegar a casa me percaté de que en uno de los relatos, concretamente en el titulado La danza del Jaguar, por algún error de imprenta había varias páginas en blanco de modo que llamé a la Editorial y se lo comenté. Me atendió una chica que me dijo que me mandaban otro ejemplar. Yo le respondí que si quería le devolvía el que estaba defectuoso pero me dijo que no hacía falta. Me llegó al buzón el que supuestamente estaba bien pero éste también tenía otro error de imprenta sólo que en otro relato. De modo que entre los dos fotocopié lo que le faltaba a cada uno y uno de ellos se lo di a mi primo Oscar que espero lo haya disfrutado.
Uno de mis relatos favoritos es Taneytown, el mismo título que la canción de El Corazón:
Uno de mis relatos favoritos es Taneytown, el mismo título que la canción de El Corazón:
lunes, 22 de abril de 2013
Caminando al trabajo...
Uno de los aspectos que más valoro del trabajo es ir al
mismo andando. Para mi que no tengo carnet de conducir, ni intención de sacármelo
(otra cosa es aprender a manejar un automóvil) ir a al laboro caminando es un
privilegio. Hasta ahora siempre había tenido que coger autobús, metro o ambas
cosas. Y siempre aprovechaba ese trayecto en transporte público para leer un
buen libro o revista. Un buen rato de lectura. Estos días no tengo letras que
devorar. De modo que reina la música. Perpetrado con mi imprescindible mp4
camino treinta minutos desde el portal de mi casa hasta la oficina por llamarlo
de alguna forma. En ese tiempo me da tiempo a devorar un buen álbum. Algo que
te cargue las pilas y te prepara para el momento de la verdad: la venta. Algo
que de momento todavía no se ha producido. En cualquier caso me encanta ir
contemplando el paisaje al ritmo de un buen disco. Y en mi colección tengo unos
cuantos que apenas sobrepasan la media hora. Discos perfectos para encarar de
forma positiva una jornada en la que el no es la palabra que más escucho con
diferencia.
Y en esta tesitura Van Halen son los reyes. Para ir y para
volver. Para cargarte las pilas y para recordarte que es mejor encontrar el
lado positivo a todo por muy chunga que esta la cosa, que en lo laboral lo está.
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