viernes, 12 de octubre de 2007

Revistas musicales en España II: Ruta 66

No podemos negar que es un gran nombre para una publicación rockera. Mejor que Popular 1 sin duda, el nombre digo. Mi primer Ruta es del año 96, portada para AC/DC. Con frecuencia he comprado el Ruta atraído por su portada. Para cabrearme luego y comprobar que a lo que salía en portada le dedicaban 2 míseras hojas.

He disfrutado mucho de esta revista aunque he de reconocer que en ocasiones me molesta su tonillo sabiondete y sus pretensiones literarias. Parece que ponen demasiado énfasis en ser rockeros auténticos y se toman muy en serio a si mismos. Algunos artículos no hay quien los entienda. Todo lo que sea hard rock suciete y divertido parece que les molesta. ¿Les gustarán Van Halen? Lo dudo.

Otras veces, sin embargo, escriben desde la pasión, de forma sencilla, sin muchas pretensiones y es en esas ocasiones cuando más conecto con esta revista. En los últimos años he leído unos cuantos reportajes realmente emotivos. Recuerdo uno doble sobre Johnny Cash, un cálido recuerdo para la trayectoria de Screamin´ Cheetah Wheelies, otro buenísimo sobre The Faces (poco han escrito en el Popu de ellos, por cierto), y mi favorito sin duda, un artículo excelente sobre Rory Gallagher, con ese se me caían las lágrimas y todo…

Si Ruta 66 fuese un músico sería Lou Reed. Con momentos inigualables, brillantes, pura poesía callejera y metafísica y otros pasados de ego y snobismo. De todas formas me flipa Lou Reed. Así que larga vida al Ruta, también!

domingo, 7 de octubre de 2007

Revistas musicales en España I: Popular 1

Las cartas sobre la mesa. Soy lector de Popular 1 desde hace mucho tiempo. Tengo todos los ejemplares desde el 96 y la primera vez que me compré la revista fue en el 88. Recuerdo que en la portada salía Robert Palmer. Esta revista siempre me ha proporcionado y lo sigue haciendo entretenimiento, razón fundamental por la que la sigo comprando.

Su mejor cualidad es que los artículos están escritos con pasión. No suelen realizar análisis sesudos ni se ponen tremendos. Mucho sentido del humor, unas cuantas dosis de talibanismo con ciertos estilos y algunas secciones imprescindibles, entre ellas el No Me Judas y por supuesto el Correo y Apéndice donde César Martín da rienda suelta a su peculiar prosa. Otro aspecto que me gusta es que pueden dar tanta importancia a Royal Crown Revue como a Kiss o a Lucinda Williams y definitivamente conecto con eso.

También tienen sus fobias. Algunas de ellas ya míticas: The Smiths, Van Morrison, Elvis Costello son enemigos públicos números 1 de esta publicación y más concretamente de su redactor jefe. A veces se ponen pesados por temporadas con algún grupo y dan mucho la vara. Buenos ejemplos podrían ser Marilyn Manson y Texas Terri. Hubo una época en que salían en todos los números. Pero lo bueno es que lo compaginaban con Bottle Rockets, Jayhawks o Mark Lanegan. No soy un popuhead, entre otras cosas porque algunos grupos bandera de esta publicación, léase Motley Crue o Aerosmith, no están entre mis favoritos pero acudo fielmente cada mes al quiosco a por mi ejemplar.

Algunas cosas que he leído en esta revista me han gustado tanto que las he releído y las tengo en mente a menudo. Recuerdo aquella entrevista del 88 con Keith Richards cuando éste comentaba que Mick estaba celoso de su disco Talk is cheap, a Duff hablando de cuando estuvo a punto de palmarla y se dio cuenta de cuáles eran sus verdaderos amigos, a Sid Griffin comentado mil y un detalles sobre Gram Parsons, a Dave Wyndorf recomendando encarecidamente la lectura de Matar a un ruiseñor… En fin la lista es infinita. Si el Popu fuese un grupo de rock sería Van Halen. Me encantan Van Halen, si no existiesen habría que inventarlos. Larga vida al Popu!

martes, 2 de octubre de 2007

Mis series favoritas I: Doctor en Alaska

En la actualidad si por algo merece la pena ver la televisión es por la cantidad de buenas series, excelentes en algunos casos, a las que tenemos acceso. Casi todas exportadas de Estados Unidos que pese a quien pese siguen creando escuela. La oferta es amplia, toca varios géneros y de una calidad media más que interesante. Ahí están Los Soprano, A dos metros bajo tierra, House, Perdidos, Medium, Carnivale, etc… Falta tiempo para visionarlas todas.

Pero si nos remontamos a principios de los noventa no había ni tanta cantidad ni tanta calidad, al menos así lo recuerdo. Salvo honrosas excepciones, como por ejemplo Doctor en Alaska. Una serie diferente, atípica que estuvo nada menos que 6 temporadas en antena cosechando muy buenas críticas y el favor del público tanto americano como europeo.

Me enganché a esta serie gracias a mi hermana que la seguía de forma habitual. Al principio he de reconocer que no me enteraba de nada, me parecía demasiado surrealista y con un peculiar sentido del humor que no siempre captaba. Pero fue prestarle un poco de atención y cautivarme poco a poco hasta convertirse en una de mis series favoritas de todos los tiempos.

Es curioso que partiendo de una premisa tan sencilla como oponer lo rural a lo urbano y la cultura de un judío de Nueva York a la de los habitantes de un pequeño pueblo de Alaska se consiga un resultado tan espectacular. La serie creada por Joshua Brand y John Falsey debe su éxito a unos imaginativos guiones y a un trabajo interpretativo excelente. Estos dos tipos estudiantes de literatura se estrujaron bien los sesos para idear desternillantes tramas que me alegraron muchas madrugadas veraniegas. Y todavía de vez en cuando recurro a esta serie que no caducará jamás.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Steve Earle, I feel alright

Dieciocho meses en la trena pueden dar para mucho. Para salir de ese agujero con más impulso que nunca. Con más historias que contar. Incluso con ganas de gritar bien alto: I feel alright como hizo Steve Earle en 1996. Tras varios flirteos con la heroína Steve acabó como él dice pasando unas vacaciones en el guetto. En su estancia en prisión recibió cartas de apoyo de Johnny Cash, Emmylou Harris y Waylon Jennings. No cabe duda de que supusieron un aliento imprescindible para que el rockero de Virginia cogiese aire. Y vaya si lo hizo.

Tras salir de prisión Earle publicó en 1995 Train a comin un buen disco acústico que fue nominado a los grammy. Pero su verdadero puñetazo en la mesa fue un año más tarde. I feel alright es una obra cargada de rabia y fuerza, vitalista en la que todas las canciones son una maravilla y tocan con maestría varios estilos de la música americana: country, bluegrass, rock.

Entre las cosas que más me llama la atención de este disco es la forma de cantar de Steve. Con rabia, como un huracán, al estilo punk de sus adorados Dictators o Ramones. Imposible no estremecerse ante brutales declaraciones como CCKMP (Cocaine Cannot Kill My Pain), The Unrepentant o Hurtin' Me, Hurtin' You. Un artista en estado de gracia desnudando su alma. Y un dueto alucinante con Lucinda Williams en You´re still standin there.

Años después Steve declaró “Cuando salí de la cárcel, tenía dos opciones. Una era salir a los bajos fondos a comprar drogas, la otra era ir a casa y hacer algo provechoso. Escogí esta última. Todo me empezó a ir mejor.” Y todos nosotros nos beneficiamos de este nuevo Earle inspirado a más no poder y que encadenaría una espléndida serie de discos que se merecen otro capítulo aparte.

A pesar de que en los últimos tiempos se le ha relacionado casi de forma exclusiva con la causa política hay que recordar que este hombre lleva años batiéndose el cobre con dolorosas canciones de amor, truculentas historias de traficantes y apasionados cánticos sobre el amor por la música. Y que así sea por muchos años.

jueves, 20 de septiembre de 2007

La dignidad de Lefty Ruggiero

La figura del perdedor, del loser como dicen los yanquis, me resulta siempre más atractiva que la del ganador. En una sociedad, la americana y en general la occidental, tan obsesionada con el éxito no hace falta mirar con demasiado detenimiento para darse cuenta de que son mucho más los que encajan en la categoría loser que winner.

En la película Donnie Brasco, Al Pacino interpreta con su habitual ímpetu a Lefty Ruggiero uno de esos perdedores, un paria dentro de la mafia. Un hombre que lleva más de 30 años en una organización muy alejada del glamour de los mafiosos de El Padrino. Estos son más tiradillos, viven al día. Y Lefty jamás ha conseguido entrar en las altas esferas. Cuando conoce al avispado Donnie Brasco interpretado por Johnny Deep se gana su confianza y cree que se acercan nuevos tiempos. Incluso saborea una verdadera amistad. Pero craso error. Donnie es un infiltrado del FBI que realizará un exhaustivo informe que es el fin de la organización.

Cuando Lefty sabe que su suerte está echada, que jamás volverá a casa, se despide de su mujer como si fuese otro día más pero sus actos nos dicen que sabe cual es su final. En una de las escenas más memorables que he visto deja en un cajón sus modestas pertenencias, unos dólares, un mechero, un reloj y se quita la cadena del cuello, dándole un beso. Lo coloca todo en un cajón que deja entreabierto. A buen seguro cuando su mujer lo vea sabrá que le va a suceder a Lefty. En esos breves segundos puedes comprobar la dignidad de un hombre como Lefty Ruggiero.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Unax, here comes the sun

Un nuevo rockero asoma su cuerpecillo por aquí. Le ha costado pero creo que le convencí diciéndole que iba a tener el privilegio de escuchar la discografía integra de Tom Petty & Heartbreakers. O tal vez fue el consejo de un amigo que me dijo que le pusiese el Born to run. En cualquier caso aquí está, que es lo importante. Nació el 14 de septiembre a la 1:20 de la mañana con 3,270 kg de peso y 50 cm de altura. Sus primeras horas en este mundo han sido tranquilas y parece disfrutar con su estancia. Se llama Unax y a partir de ahora va a recibir toda nuestra atención. Rock on!

miércoles, 12 de septiembre de 2007

New York por Lou Reed

Da la imagen de ser alguien irascible. Muy trascendente, parece que siempre está de mal humor y se toma a sí mismo demasiado en serio. Rodeado de la vanguardia neoyorkina da miedo acercarse a él. Lou Reed tiene un alto concepto de su arte y le encanta compartir halagos con lo más de la gran metrópoli. Al mismo tiempo, pocos como él han sido capaces de realizar una radiografía tan áspera y cruda pero no exenta de amor hacia Nueva York.

Corría el año 1989 cuando Lou Reed grabó una de esas obras maestras, capaces de revitalizar la carrera de un músico. El disco New York es una de las más precisas visiones sobre la vida en la gran ciudad que se han grabado jamás. Es imprescindible escucharlo con las letras bien presentes, es como una pequeña novela en la que te puedes perder una tarde. Hasta que plasmó su visión sobre esta gran ciudad Lou Reed llevaba unos años perdido con unos cuantos discos prescindibles.

El disco se abre con la revisión de la historia de Romeo y Julieta en la gran urbe. Pero nada de cursiladas. Por estas canciones desfilan el SIDA, putas, yonquis, asesinatos y una serie de personajes a los que la ciudad les aplasta. Uno de sus protagonistas, el Peter de Dirty Boulevard encuentra un libro de magia en un cubo de basura y cuenta hasta tres para volar de este sucio boulevar.

Con New York Lou Reed inicio una recuperación sorprendente y vitalista que le llevó a grabar una maravilla compartida con John Cale, Songs for Drella y un doloroso disco sobre la muerte Magic and loss, que te puede hundir el día. Pero esta tarde me he vuelto a sumergir en New York, grabado de forma sencilla bajo-batería-guitarra-voz y que cuenta historias sobre el otro New York, la otra cara de la moneda, tan mísera como atractiva. And fly, fly away from this dirty boulevard.