lunes, 24 de febrero de 2025

The Red Clay Strays. Made By These Moments

Leí en el Popu de Enero consagrado al Rock Sureño que The Red Clay Strays han multiplicado su caché en Estados Unidos en apenas unos meses llenado tres noches consecutivas el Ryman Auditorium de Nashville. Me alegro por ellos pero mucho me temo que eso les aleja de Europa y mucho más de Spain. Se pueden convertir en la típica banda que por aquellos lares goza de un status muy grande y que se sienten cómodos sin salir de su territorio. Espero equivocarme de veras porque adoro su álbum Made By These Moments producido por Dave Cobb y que por supuesto incluí en mi Top Seventeen. Una gozada de principio a fin. Regalazo de Su. 

Antes de continuar un pequeño paréntesis. Tras el concierto el otro día de DeWolff en la Sala Santana me decían un par de amigos que seguían disfrutando de la música pero que de alguna manera no había discos que les marcasen como cuando eran más jóvenes. Discrepo. Made By These Moments es uno de esos ejemplos perfectos. Me he metido de lleno desde hace tiempo en este álbum gozando no sólo de la música, que es lo primero que me ha llamado la atención sino también y mucho de las letras, sencillas, evocadoras que tratan de temas universales: salud, amor, depresión, espiritualidad. 

La banda la forman Brandon Coleman (voz y guitarra), Drew Nix (guitarra), Zach Rishel (guitarra), Andrew Bishop (bajo) y John Hall (batería). Sus referentes son claros y no lo esconden: Lynyrd Skynyrd, The Allman Brothers, Sturgill Simpson o Johnny Cash. Son igual de efectivos en los temas más rockeros como en los pausados donde rebosan soul por los cuatro costados y donde la voz de Coleman más se me asemeja a uno de mis héroes actuales: Chris Stapleton. Drowing podría perfectamente cantarla Chris pero es una canción de estos chicos y Coleman lo borda con una interpretación maravillosa que va calando poco a poco según avanza la canción de tal forma que no quieres que termine. Me la pongo en bucle. 

Claro que todo en este mundo es mucho más fácil si tienes una canción tan endiabladamente buena para abrir el álbum como Disaster que capta tu atención de forma aplastante. El espíritu Allman está más presente que nunca. La primera vez que la escuché pensé; ¡Viva el Rock Sureño, copón! Perfecta melodía sazonada por unas guitarras explosivas todo ello servido de forma lenta, misteriosa, con una magnífica letra que te atrapa desde el comienzo. Me chifla como se van sumando instrumentos, con esa atmósfera tan sureña y ese final de canción a toda mecha con las guitarras echando chispas. Podría ser un clásico de cualquier época que te pase por la cabeza.

I´m a giant slayer, 

I´m a music player, 

I´m young king walkin´, 

Now the prophet´s talkin´, 

I don´t wanna say I got carried away when I really just killed a man, 

Oh God, disaster struck again

Cuando te tienen bien agarrado no te sueltan con la siguiente Wastin´Time que tiene una efusividad a prueba de bombas. Esto en directo puede ser tremendo. Cómo me gustaría comprobarlo y que chungo va a estar... Un giro maravilloso, repleto de estilo viene con las dos siguientes Wanna Be Loved y No One Else Like Me. Esta última me tiene absolutamente obsesionado. Es otra de las que puedo poner en bucle. Me chifla como se abren paso las guitarras en medio de un bajo que marca el territorio a la perfección y caigo rendido ante Coleman al escucharle cantar: How many mistakes can I make before I start to see? Me vuelve loco como se van cruzando las guitarras, unas más fieras, otras más finas, todas perfectamente empastadas. Que puta locura. 

Ramblin´es un cañonazo que me saca de mi ensimismamiento. Te zarandea de lleno este tema que es una oda al espíritu viajero de los músicos. Esas canciones donde se nombran muchas ciudades por las que estos tipos han dejado su impronta. Ojalá que pronto haya nombres europeos, que coño, ¡vascos! Antes ya he mencionado Drowing y tras ella viene otra pieza descomunal Devil In My Ear con una letra descollante acerca de la depresión y cualquiera que haya vivido algo así se podrá sentir identificado. Musicalmente es un medio tiempo evocador, con mucha garra donde reina por momentos la slide. 

Como he escrito cuando se ponen trotones y le dan caña al asunto son muy buenos pero alcanzan el éxtasis en las canciones más tranquilas. Extraordinarios ejemplos de ello son I´m Still Fine y Moments a cual más emotiva con todos los instrumentos remando en perfecta armonía. On My Knees puede ser otro de esos momentos que sacudan nuestros cuerpos en directo. Supongo que a alguno le puede tirar para atrás tantas menciones a Dios y el Señor pero lo cierto es que eso cada uno se lo puede tomar de forma distinta e interpretarlo a su manera. El menda desde luego está bien agarrado a este artefacto y me siento identificado a más no poder con líneas como I’ve been holding onto something / This all can’t be for nothing / We’re all made by these moments. Por cierto otro disco descubierto gracias a La Hora Chinaski.

No hay comentarios: