domingo, 14 de enero de 2018

Screaming Trees. Last Words: The Final Recordings

El 25 de junio de 2000 Screaming Trees dieron su último concierto en el Memorial Stadium de Seatle delante de 20.000 personas. El grupo no presentaba ningún disco, simplemente se despedían para emprender cada uno sus respectivas carreras. Dust era su último álbum. Lo habían editado en 1996 y dos después grabaron otro en los estudios Litho de Stone Gossard. Pero no salió a la luz hasta muchos años después gracias al empeño de Barrett Martin. Así en 2011 se editó Last Words: The Final Recordings producido por el propio Barrett Martin y mezclado por Jack Endino.

Con un par de invitados de lujo, Peter Buck (acústicas y la eléctrica de doce cuerdas) y el hoy célebre Josh Homme (guitarra rítmica) y en un estudio donde se sentían cómodos Screaming Trees grabaron diez canciones entre el invierno de 1998 y el verano de 1999.  ¿Por qué no lo editaron en su momento? Ni idea, probablemente estaban ya todos pensando en sus proyectos y no confiaban en ese material o tal vez como se ha escrito siempre se llevaban tan mal que no podían afrontar otra gira juntos o una simple promoción. Quizá no tenían ni sello donde editarlo.

En cualquier caso Last Words: The Final Recordings les muestra en un estado de forma pletórico. La continuación perfecta de sus anteriores discos. Canciones variadas, un interesante abanico donde los hermanos Conner, Barrett Martin y Mark Lanegan volvían a sacar chispas a su curiosa unión. Las mejores características de la banda están presentes a fuego, lo notas desde la inicial Ash Gray Sunday, una canción que debería haber sido el single perfecto para dar a conocer el álbum. Door Into Summer podría estar perfectamente en Sweet Oblivion. Esas guitarras suenan a gloria bendita. Y la interpretación vocal de Lanegan es sublime. Para cuando suena el órgano de Revelator estoy rendido. Vaya temazo. Madre del amor hermoso. La misma efervescente sensación que tengo cuando escucho Sweet Oblivion y Dust. Su me mira y me dice: Son todas buenas. Le secundo entusiasmado. Me vuelve loco el minuto final de Revelator. Qué puto poderío. No hay palabras para describir ese feeling escribe un tipo en los comentarios del tubo. Cierto.


Un poco de pausa para Crawlspace. La voz de Lanegan más aguardiente que nunca. Un tema como de pesadilla que poco a poco se va abriendo a la luz para constituirse en otra pieza angular del álbum. Algo esencial en todo el disco: la fructífera relación entre guitarras acústicas y eléctricas. Comunión total. Que me aspen si Low Life no es otro temón que podría estar perfectamente en Dust. Insisto no hay desperdicio. Dudo de que esta banda se reúna jamás y tal vez sea mejor así. Pero imposible marcharse de este mundo con más clase que la tiene Last Words: The Final Recordings. Venga que le doy al play otra vez. En bucle. Y lo tengo que hacer en el tubo porque mi copia pirata está dañada y le faltan un par de temas. En su día no adquirí el original. Craso error. Hay que ponerle remedio.