No es la primera vez que voy sólo a un concierto pero si la banda que actúa es The Hangmen ahí voy a estar como un clavo. El combo de LA es uno de mis favoritos y van mucho más allá de la etiqueta punk rock. No tienen un disco malo y últimamente están on fire. Si Cactusvillefue un gran disco Stories To Tell no se queda atrás. Era el álbum que venían a presentar y si no me fallan las cuentas sonaron al menos cuatro temas del disco y no exagero ni un ápice si escribo que lo podían haber tocado entero. De la primera a la última. El concierto formaba parte del Blow Up Festival en el que también tocaban The Bonzos y The Dictators.
Mi objetivo claro anoche era ver a The Hangmen y me presenté en el Kafe Antzoki casi a las 22 horas cuando estaban terminando The Bonzos. Finalizado el bolo me sitúe fácilmente en las primeras filas. Hubo buena afluencia de público pero entre bolo y bolo el personal va a la barra y ese es mi momento ja ja. A eso de las 22:15 mientras sonaba una música muy tranquila de ambientación salieron a escena Bryan Small, Jimmy James, Angelique Congleton y Jorge Disguster. Y pronto empezó la locura. Tal vez en la primera canción percibí la voz de Bryan un poco abaja pero la segunda ya se había calentado y con Rotten Sunday el bolo no hizo sino crecer hasta el infinito y más allá. De forma que cuando acaba estas en pleno subidón. Queriendo compartir tus sensaciones. Aunque fui solo siempre estamos los sospechosos habituales. Ahí me fui donde Mikel y Ramón a celebrar nuestro entusiasmo ante tamaño show.
Me cuesta poner en orden todas las sensaciones que viví así que a salto de mata mencionaré mis momentos favoritos que fueron muchos pero resumiendo cuando abordaron Man In Black´s Hand dedicada a Johnny Cash con ese riff tan molón y esos coros irresistibles, sonaron a gloria tanto Broken Heartland como Midnight Riders de Stories To Tell y también de este último disco sonó Bayou Moon con ese riff tan stoniano y con el chico del merchán ayudando en la percusión. Pedazo de canción. Mi momento top de la noche con Jimmy James dándole a la armónica. Y ya que le mencionó se me agotan los elogios para este hombre excelso guitarrista aportando un montón de matices en cada tema. Por supuesto sucumbí con Downtown, Bent y Roussian Roulette del imprescindible Metallic I.O.U.
Otro que estuvo atómico toda la noche fue el baterista Jorge E. Diguster con una pegada contundente. Ya nos dijo Bryan que toda buena banda está guiada por alguien muy bueno tras las baquetas y desde luego este es el caso. Todo un acierto acudir al bolo. En cuanto terminó el show tuve la fortuna de que Angelique me diese en mano el setlist, ¡sin pedírselo! Fue mi noche sin duda. Una vez terminaron The Dictators tras el show de The Hangmen ahí estaba en el puesto de merchán Bryan firmando cds y vinilos. Pille dos copias del último una para mi y otra para mi primo Oscar y me los firmó. Iba tan excitado que ni foto ni hostias. Tan sólo le dije que me flipaba su música, todos y cada uno de sus discos. Me sonrío y me dijo que muchas gracias. Gran noche.
He de confesar que temo los conciertos en acústico o en formato muy reducido. Y no es porque haya tenido malas experiencias en el pasado. Es más dos de mis conciertos favoritos de la historia son posiblemente sendos shows acústicos de Steve Earle y Mike Farris. Pero no se porqué pensaba que la música de Joe Henry requería ineludiblemente mínimo de piano en todas las canciones. Me equivoqué de nuevo. Con la única ayuda de su hijo Levol Herny que se encargó del clarinete, saxo soprano y en un par de ocasiones del piano, Joe fue capaz de emocionarnos en poco más de hora y media con algunas de sus canciones. El hombre tiene una carrera muy larga e hizo hincapié en sus últimos discos en solitario que son los que no controlo a excepción del que venía a presentar All The Eye Can See.
En mi casa reinan por todo lo alto Scar, Tiny Voices y Civilians, me gusta también mucho Blood From Stars y como he indicado en las últimas semanas le he dado bastante cancha a su último trabajo que no llega a la altura de los mencionados pero tiene buenas canciones. Si tengo que elegir mi momento favorito de ayer sin duda me quedo con cuando Joe Henry se puso al piano e interpretó seguidos dos de mis temas favoritos de Civilians, Our Song y God Only Knows. Maldigo mis muelas por no haberme acordado de cómo se titulaba la que interpretó de Tiny Voices, Sold que fue otra de las que más me gusto. Algunas de las canciones que interpretó Joe Henry las escuché ayer por primera vez. Caso de Eyes Out For You de Reverie o Mule de The Gospel According ToWater.
Joe Henry empezó el sólo con guitarra acústica y eligió como apertura Song I That I Know que es una de las que más me gustan de su último disco. Entre canción y canción ocasionalmente mientras afinaba nos iba contando historias entretenidas y emocionantes. Mencionó a Harry Belafonte como uno de sus héroes, me encantó como presentó Our Song haciendo referencia a comprometerse políticamente y por supuesto fue un broche final muy curioso terminar con una composición mítica de Cole Porter, I´ve Got You Under My Skin haciendo una elegante versión.
Me consta que uno de los referentes de JoeHenry es Bob Dylan al que también nombro por Like A Rolling Stone y siempre he pensado que su forma de cantar se asemeja a la de Bob sólo que creo que Henry canta mucho mejor. Que me perdonen los dylanitas de este mundo que son como una secta ja ja. Y ese es uno de los aspectos que me gusto mucho de ayer, la forma de cantar todas y cada una de las canciones que abordó Joe.
De lo que sucedió tras el concierto con frikis con camisetas de Don´t Give Up On Me esperando para que les firmase discos no voy a contar nada... Ja, ja. Eso si un deseo claro y contundente, a ver si los músicos que nos flipan vienen con toda la banda. A un pedazo sala como la BBK hay que sacarle el máximo rendimiento. Será por dinero. Hubiese sido un puntazo ver a Joe Henry con alguno de sus músicos habituales: Jay Bellerose, David Piltch, Patrick Warren, Bill Frisell o el mismo Greg Leisz. ¿Dónde hay que llevar la pasta, copón?
El pasado viernes acudí al Dale Candela Fest. Mi objetivo era disfrutar de los shows de Mississippi Queen, Travellin´Brothers y Ariet Rot. Al final por circunstancias el único concierto en el que estuve realmente metido fue en el de Ariel Rot. Vaya por delante que más allá de los éxitos de Tequila y Los Rodríguez que todo quisqui conoce y de algunas de sus canciones en solitario no soy un gran conocedor de su obra. Se puede decir que iba expectante. Dispuesto a disfrutar de un buen show en una espléndida noche muy bien acompañado. Y mis expectativas se pulverizaron de forma inesperada porque lo cierto es que me encanto el concierto de Ariel Rot, para que esconderlo ja ja. De hecho me gustó tanto que al día siguiente indagué en Ivoox en busca de un podcast que repasase su trayectoria en solitario. Y encontré uno muy bueno del programa Turbo 3 de Radio 3.
Como he señalado además de unos cuantos incunables de su etapa tanto en Tequila como en Los Rodríguez, Ariel Rot acompañado por una excelente banda con Tito Dávila (piano y teclados), Ricardo Marín (guitarra y coros), Pablo Serrano (batería) y Jacob Reguilón (bajo) repasó unos cuantos temas de su extensa carrera en solitario. Y confieso que disfrutando mucho con hits como Quiero besarte o Rock´n roll en la plaza del pueblo (en clave blues) de Tequila y la juguetona Mucho mejor de Los Rodríguez lo que me encantaron fueron sus temas en solitario. Conocía muy pocos y me fliparon especialmente el inicio stoniano de Vals de los Recuerdos con una maravillosa letra o Hasta perder lacuenta de Cenizas en el aire repleto de soul y cargado con magníficos coros.
Este año Ariel Rot ha celebrado el 25 aniversario de la publicación de Hablando solo un álbum cargado de grandes temas. Unos cuantos sonaron el otro día en Getxo, sabiamente Rot nos recordó que si no bailas estás perdido (no puedo estar más de acuerdo) en Baile de ilusiones. Me cautivaron por completo tres canciones de este disco Bruma en la Castellana, Vicios Caros y La última cena uno de esos temas perfectos para esconderlo hasta los bises y salir por todo lo alto. Por supuesto sucumbí por completo con Dos de corazones con el sonido de la guitarra de Marc Ribot sobrevolando la noche getxotarra y se me ha olvidado citar antes la instrumental Confesiones de un comedor de pizza con Ariel Rot excelso a la guitarra. Todo un acierto acudir a este concierto. Una noche perfecta y encima me ha entrado el gusanillo para indagar en la carrera de este músico. A veces nos perdemos cosas que tenemos bien cerca y que merecen mucho la pena. Pero nunca es tarde...
Hace un par de días como suelo hacer habitualmente salí cuando estaba a punto de anochecer a dar una vuelta por la margen izquierda del Nervión. Mientras caminaba a toda pastilla en mi zona el cielo comenzaba a clarear mientras en la otra margen predominaba el negro. Rayos, truenos y relámpagos caían por doquier en la margen derecha a escasos kilómetros. Pensé en volver a casa por si el temporal se acercaba por aquí pero seguí a todo trapo mi camino hasta Santurtzi. Todo el viaje me deleite con el fenomenal espectáculo que se desataba en la otra margen. La banda sonora era que ni pintada para la ocasión: Dark Side Of The Moon. Disco que en los últimos días he vuelto a escuchar obsesivamente. Jamás me canso de semejante obra de arte.
Cuando sonaba Time me acordé de cuando tuve la inmensa fortuna de ver a Pink Floyd en Anoeta el 25 de julio de 1994. Tenía veinte añitos y recuerdo que al acceder al estadio le comenté a mi tío Julio que era de los más jóvenes que andaba por allí. Sin duda bajaba la media de edad. Con esos años tal vez sea más común escuchar música más cañera. Estábamos en plena era grunge y todavía con muchos ramalazos de hard rock y con bandas como los Black Crowes, Jayhawks o Cracker en plena forma. Poco después de aquel concierto fui con mi primo Oscar y su amigo David a ver a Red Hot Chilli Peppers a Las Ventas en Madrid. Ese dulce batiburrillo era lo que predominaba y puedo escribir que muchos años después el tema sigue igual, es mas he ampliado mis horizontes de forma natural, sin forzar, con conexiones musicales de lo más variopintas y absolutamente enriquecedoras.
Mientras sonaba Time pensé en lo rápido que se pasa el tiempo. Es inevitable tener esa sensación. La letra de la canción es certera a más no poder en ese sentido. Lo explica perfectamente. Tal vez sea la edad, quizá ese día estaba más melancólico que de costumbre o simplemente es inevitable que cuando te acercas a una determinada edad pienses tanto en lo que dejas atrás sin perder la perspectiva de que tal vez lo mejor esté por llegar. Aferrarse a esto último es el mejor combustible posible. Huyo siempre de ese lema tan extendido de que cualquier tiempo pasado fue mejor y procuro disfrutar cada día de los pequeños placeres que están a mi alcance e imaginar los que no están. Es de lo poco que no nos pueden arrebatar. La imaginación al poder, siempre.
Además, mis inquietudes musicales no tienen fin y son una fuerza poderosa. Me gusta la perspectiva de ir a tal o cual concierto con los amigos, tener en el horizonte cercano las visitas de Joe Henry, The Hangmen o Screamin´Cheetah Wheelies. Pensar en que tal vez vea uno de esos bolos que recuerdas para siempre y que rememoras con pasmosa facilidad. O descubrir música con Maialen y Unax, esa es una sensación la mar de excitante: comprobar como el goce con la música es algo que comparten con Su y conmigo de forma contagiosa. Hay un sinfín de sensaciones por vivir... Cuidado, que si tus hijos tienen en sus listas de reproducción Persephonees que están a un nivel superior ja ja.
Tal día como hoy hace cuatro años murió Neal Casal. El músico de New Jersey se suicido. Desconozco los motivos. Supongo que cuando sucede algo así nadie lo sabe a ciencia cierta. Que yo sepa no dejo ninguna carta, ni despedida... Simplemente se quitó de en medio vete tu a saber porqué. La noticia como todas en estos tiempos de inmediatez absoluta circuló como la pólvora por las redes sociales y le dediqué una entrada en este cochambroso blog ensalzando sobre todo su faceta como guitarrista, compañero fundamental con Chris Robinson y Ryan Adams y apuntando que me gustaba su feeling a la hora de cantar. Eso si prácticamente desconocía su carrera en solitario. A eso le he puesto remedio este año y el viaje está siendo espectacular, abrumador. No me duele en prendas escribir que algunos de los discos que grabó en solitario Neal Casal están a la altura de esas grandes obras de mis artistas favoritos con los que podría colaborar sin dudarlo: Cracker, The Black Crowes, Jayhawks o Matthew Sweet. Juega en esa liga.
El debut de Neal Casal fue Fade Away Diamond Time y se editó en 1995. Producido por Jim Scott (Tom Petty, Johnny Cash o Wilco) se grabó en una mansión que había pertenecido a Dean Martin, un lugar llamado Palacio Del Rio donde Neal Casal tuvo la suerte de contar con unos cuantos músicos curtidos en mil batallas a los que me imagino gozándola dando forma a las sublimes canciones de este disco. Bob Glaub (bajo), Don Heffington (batería), John Ginty (piano), Fooch Fischetti (pedal steel guitar) y Angie Mckenna (coros) contribuyeron de forma decisiva a elevar estas tonadas a una categoría superior. Sin olvidar las puntuales pero certeras intervenciones de Greg Leisz (pedal steel guitar), las voces de Julie Christensen y Janiva Magness en dos temas o la propia labor del productor Jim Scott como percusionista en un tema al igual que hace George Drakoulias en otro.
El álbum se abre con una de mis canciones favoritas del extenso catálogo de este hombre: Day In The Sun. Una barbaridad de canción cantada con una sensibilidad suprema por Neal Casal al que se le unen los coros de Julie Christensen y Janiva Magness para elevar la canción todavía más si es que eso es posible. Es curioso que Neal no incluyese este tema entre sus mejores creaciones. A mi me vuelve loco. La puedo escuchar en bucle. Me chifla ese inicio con el órgano hammond preparando el terreno con la perfecta guitarra rítmica para que irrumpa sensible, maravillosa la voz de Neal Casal cantando Everybody knows a little bit of something, Everybody´s got the time to make it last, Even if tomorrow´s looking like a day dream...
Maybe California era la única canción del álbum que conocía y no recuerdo donde la escuché por primera vez. Otro clásico absoluto de su repertorio. Aunque lo cierto es que este disco de tan bueno que es parece un grandes éxitos. Me imagino que Neal tendría unas cuantas canciones compuestas durante años y cuando tuvo la oportunidad de grabarlas con esos grandes músicos lo dio todo. Y le salió de cine. En Free To Go se aprecia la influencia de Neil Young. Es el primer tema que rompe un poco con el sonido de los dos anteriores que siempre los he sentido como dos canciones con mucho soul. Aquí Neal deja desbocar algo más la guitarra en la parte final y el resultado es igual de bueno. Me imagino que en directo sería un tema que daría mucho juego.
Leaving Traces recupera la cadencia de Day in The Sun y Maybe California. Es otra pequeña joya que te va envolviendo poco a poco con la en esta ocasión más que nunca dulce voz de Neal a la que se suma la incombustible Angie Mckenna que contribuye con unos contrapuntos y subrayados maravillosos. Adoro ese pequeño solo de guitarra, tan sólo unas notas que tiene lugar en el minuto 2:05, a eso le llamo yo economía de medios, hacer las cosas con una clase y estilo de caerse de culo. Hacia el final de la canción la dulce voz de Casal se desmelena un poco y le da un toque perfecto a la canción. Otra joya. En Bird In Hand aparece por primera vez el mítico Greg Leisz cuyo pedal steel guitar se entiende a la perfección con la acústica de Neal y los teclados y el piano de John Ginty, fiel colaborador de Neal en toda su carrera y extraordinario músico. Me vuelve loco el último minuto de la canción con todos los instrumentos en maravillosa armonía...
Open Ground o Feel No pain son canciones excelsas que te envuelven y que pueden remitir en cierta forma a los sonidos de Lauren Canyon con Jackson Browne (cantante al que Neal admiraba) en el punto de mira. Como el resto de los temas del álbum una de las bazas fundamentales es la voz de Neal que se mueve a la perfección en estos sonidos más pausados y relajados con Angie Mckenna aportando unos maravillosos coros. Es fascinante la forma de cantar de Neal porque parece que te está cantándote la canción directamente a ti. No se trata de llegar a las notas y aplicarse en los tonos y demás es cantar desde el corazón. Tal vez mi momento estelar en ese aspecto es la sublime interpretación que lleva a cabo tanto en Detroit Or Buffalo una oscura cover country de una tal Barbara Keith como enCincinnati Motel. Se me eriza el vello de la emoción.
Todos los temas merecen ser citados pero no puedo dejar a un lado One Last Time. De nuevo la contribución a las voces de Julie Christensen y Janiva Magness es definitiva. Esos coros gospel hacia el minuto 2:30...Es una canción perfecta. Esa sutil y sugerente intro con la guitarra acústica de Neal que en seguida es arropada por el hammond de Ginty.... Madre del hermoso. No se puede tener más clase. El final con Neal desbocándose en la interpretación vocal y Julie y Janiva dándole una réplica sublime. Joder, que no quieres que acabe el tema....Podría ser el cierre perfecto para el álbum pero ese honor recae en Sunday River que también es buenísima. El disco está dedicado al vuelo de TomCasal y la vida de Maria Pardo. Nunca es tarde para descubrir música y desde este cochambroso blog tengo el deber de recomendar una y otra vez la obra de Neal Casal. Menudo regalo.