domingo, 28 de febrero de 2021

Del azar y lo extraordinario: Don´t Give Up On Me

Uno de mis escritores favoritos es Paul Auster. Le descubrí un día en la Biblioteca de mi pueblo cuando andaba buscando algo que leer. A menudo mi elección venía determinada por el resumen que leía en la contraportada otras porque me atraía una cubierta en ocasiones porque uno de los bibliotecarios con los que conectaba me recomendaba algo. Aquel día me llamó la atención tanto la portada como de que trataba aquella novela y Mr Vertigo fue mi espectacular inicio en la obra de este neoyorkino. Algunos de los temas recurrentes en la obra de Auster que llaman poderosamente mi atención son el azar, la casualidad, las relaciones paterno filiales.... Pero por encima de todo el azar, esos acontecimientos que suceden por una serie de concatenaciones en las que a menudo pienso.

Da la casualidad de que últimamente en mi laboro se han dado unas cuantas dichosas coincidencias y siempre que algo así me sucede pienso en ello, en esa vertiente de pura suerte, de azar que tiene la vida, mucho más de lo que creemos. Y el tema es aplicable a múltiples acontecimientos en la vida. Desde los más importantes hasta los más nimios. Ayer volví a pensar en ello cuando un colega me preguntó por qué estaba tan obsesionado con Don´t Give Up On Me de Solomon Burke. La respuesta fue clara: Porque es la puta bomba mundial. Adoro el soul y ese es uno de los discos que lo reúne todo para mi. Además de la experiencia sónica que es aplastante la historia detrás de cómo se gestó este artefacto es muy buena y mi descubrimiento fue pura casualidad.

Empezaré por ahí porque me enteré de la publicación de este pedazo de álbum de pura casualidad. Fue en agosto de 2002. Había quedado con mi hermana y me llamó diciéndome que iba a llegar tarde de modo, que al estar ya cerca de su casa, para hacer tiempo me metí en la biblioteca de su barrio. Allí tenían el Ruta 66 que solía leer de vez en cuando (yo era habitual de Popular 1) y me puse a hojearlo. Sería el número de julio-agosto de 2002 y leí una entusiasta crítica sobre el disco. No me acuerdo quién la firmaba ni siquiera si era destacado del mes ni nada sólo sé que atrajo poderosamente mi atención y seguramente lo hizo por la nómina de compositores del trabajo: Bob Dylan, Tom Waits, Van Morrison, Brian Wilson.... No tenía ni idea de quién era Solomon Burke ni había escuchado ni un solo tema. Es más no lo escuché hasta que mi hermana me lo regaló en las navidades de ese año. Para esas fechas o cumpleaños yo siempre le pasaba a mi hermana una lista con los discos que quería. Me acuerdo que aquel año mi cuñado fue el encargado de ir hacer las compras navideñas y ya cuando me dieron el disco de Solomon me dijo que el dependiente de Power le ha había dicho chaval te llevas una joya...

De modo que ahí se dan varias benditas casualidades por un lado que mi hermana llegase tarde a la cita aquel día con lo que entré en la biblioteca a leer algo otra más es que tuviesen el Ruta allí (no lo he vuelto a ver en ninguna biblioteca) y la más dichosa de todas que aquel día en Power mi cuñado comprase ese disco y no otro de la lista. Es probable que con los años hubiese descubierto ese pedazo de artefacto. A buen seguro un buen amigo con el que coincidí trabajando en unos chuscos grandes almacenes cuyo nombre no mencionaré aquí me habría terminado hablando de el pero lo cierto es que lo degusté prácticamente cuando se publicó. Al mes siguiente de leer aquella crítica en el Ruta 66 Solomon Burke salió en la portada de dicha publicación en un especial soul en el que además escribían sobre varias reediciones de Stax .

La historia de como se gestó este mítico álbum (que fue declarado disco del año en la prestigiosa revista Mojo) es la mar de rocambolesca. Aunque Burke no se había retirado permanecía al margen de la industria. De alguna forma supongo que su entrada en el Rock´n Roll Hall Of Fame en 2001 de la mano de los Rolling Stones le puso de nuevo en el foco. Poco después tras un concierto Andy Kaulkin director del sello Fat Possum se acercó a Solomon Burke para ofrecerle un trato: reuniría canciones inéditas de tipos como Tom Waits, Elvis Costello, Van Morrison, Nick Lowe o Bob Dylan para que el las cantara. Demasiado bonito para ser cierto pensó Burke. Kaulkin no iba de farol y con la pasta por delante Burke aceptó. Tan sólo le comentó al responsable del sello: Simplemente elige la canciones que quieras hacer y dámelas, dime dónde está el estudio, apareceré y las haremos en cuatro días. Y así fue entre el 25 y 28 de febrero de 2002 Burke acudió a los estudios Sunset Sound Factory de Hollywood dispuesto a cantar unos cuantos temas de aquellos célebres compositores y Joe Henry creó el ambiente y el sonido adecuados y precisos para convertir todo ese material en un álbum muy especial. Y por ende en la reactivación más espectacular de una carrera. Un diez para la sabrosa mezcla del ingeniero de sonido S.Husky Höskulds.


Solomon Burke
no conocía ni a Joe Henry ni a los músicos que iban a grabar aquel álbum. Tan sólo pidió llevarse al organista de su iglesia Rudy Copeland. La primera vez que quedaron Burke y Henry fue en un 
Deli judío de Los Ángeles mientras se trasegaban un copioso desayuno y acordaron grabar el disco en cuatro días. En aquellos estudios de Hollywood Jay Bellerose (batería), Chris Bruce (guitarra), David Palmer (Piano y teclados) y David Pitch (bajo) contribuyeron de forma decisiva a grabar un disco portentoso sin olvidarnos de los fantásticos coros de Niki Harris y Jean McClain, el saxo de Bennie Wallace y la guitarra de Daniel Lanois en Stepchild.

Ni sé las veces que habré escuchado este álbum ni las que lo habré recomendado tanto cuando trabajaba en Gong Records como en la Fnac y todas me lo han agradecido. Clientes sorprendidos ante un poderío de tamaño nivel. Me flipan las canciones, los músicos involucrados, la producción.... Todo. Y por lo que supuso: la reactivación de la carrera de un músico con mucho potencial todavía y al que otros productores sacarían provecho sobre todo Buddy Miller en Nashville pero también Don Was en Make Do With That You Got, Willie Mitchell en Nothing´s imposible o esa furiosa despedida con Hold On Tight.

lunes, 22 de febrero de 2021

Ramones. Ramones

Estaba el domingo pasado desenfundando una vez más mi flamante vinilo de Physical Graffitti de Led Zeppelin, poniéndolo cuidadosamente sobre el plato cuando desde otra habitación escuché a todo volumen el debut de los Ramones. Era Unax que está obsesionado con ese disco y no tuve más remedio que unirme a él. No quiero sumarme aquel relato que decía que los punkis vinieron para acabar con los dinosaurios tipo Pink Floyd, The Rolling Stones o los propios Led Zeppelin. De hecho no compro esa tesis ni aquella otra de que el grunge vino para fagocitarse a todo el espectro hard rock y poco menos que barrerlo de la faz de la tierra. En mi casa es tan importante el atómico Demolition 23 como algunos discos de Pink Floyd. Soy así y no puedo evitarlo. Muy respetable el que quiera estar en su gheto punk rock, hard rock o lo que sea, allá el. Yo a lo mío.

Y a estas alturas, ¿qué se puede escribir sobre el jugoso debut de los Ramones que no se haya hecho ya y a buen seguro mejor que en este cochambroso blog? Pues poco o todo, vete a saber. Lo que siento al escuchar este disco de los Ramones es un chute de vitalidad, sigue sonando igual de fresco que cuando me lo calcé por primera vez (mediados de los noventa) y fijo que igual de esplendoroso que el día que se editó un 23 de abril de 1976. Es hilarante como esta panda de inadaptados que se llevaban como el culo consiguieron hilar una carrera que en sus primeros años es un contagioso y sorprendente compendio del do it yourself más primario. Cuando algún ilumina@ suelta aquello de que son sólo tres acordes y patatin y patatan lo único que se me ocurre decirle es. Hazlo tú, listillo. One, two, three, four...



jueves, 11 de febrero de 2021

The Steepwater Band. Turn Of The Wheel

Partiendo de una base blues rock y con la mirada puesta en las grandes bandas de los sesenta y setenta el grupo de Chicago The Steepwater Band lleva más de veinte años pateándose numerosos escenarios y grabando una ristra más que interesante de discos. A diferencia de otra banda 
deudora de estos sonidos que también adoro como North Mississippi Allstars han recorrido el camino inverso y mientras que los mejores trabajos de los hermanos Dickinson quedan lejos, estos tipos de Chicago han ido claramente a mejor. En sus inicios la huella de Black Crowes era pronunciada y ninguna pega con eso pero con los años han sido cada vez más personales y sobre todo han entregado una colección de canciones más exquisita. Y para muestra Turn Of The Wheel editado en abril del pasado año, un disco fantástico, un compendio perfecto de todas las facetas que dominan estos sujetos de Chicago. Llevo tres meses absolutamente perdido en él. Lo escuché por encima cuando lo editaron en aquel mes y lo recuperé gracias a un podcast que suelo seguir El Maquinista de la General que lo situaba entre los mejores del año. Ahí el asunto hizo click y cada día me gusta más. 

Una bendita obsesión que me recuerda a la excitación de los días en que escuchaba una y otra vez Superunkown de Soundgarden, al pelotazo que me dio cuando descubrí a Rory Gallagher con Tattoo, al imponente descubrimiento de Solomon Burke con Don´t Give Up On Me o más recientemente a mi adoración por A Sailor´s Guide To Earth de Sturgill Simpson. Discos en los que perderse una y otra vez y a los que recurro a menudo sacando nuevos matices en cada escucha. De eso que cuando te los pones no sólo dices pero qué cojonudo es esto sino que además le añades recovecos diferentes cada vez. Seguro que todo el mundo ha sentido esto alguna vez con la música y sino pues a cascarla ja ja. 

En este trabajo debuta al bajo 
Joe Bishop que sustituye al miembro fundador de la banda Tod Bowers. Y no se me ocurre un bautizo mejor. Las influencias están claras: Black CrowesRolling StonesBeatlesNeil Young en canciones irresistibles como la que da título al álbum Turn Of The Wheel o la que le sigue Trance que se te incrustan conformes las escuchas con esas guitarras de Massey Saylor compenetrándose a las mil maravillas y con el poderoso bajo de Bishop haciendo diabluras. En Trance suenan por primera vez las teclas de Chris Grove que suma mucho en todas sus apariciones. Otro momento estelar es en That´s Not The Way mi tema favorito del álbum, tonada inclasificable con un toque diferente a todo lo que han hecho hasta ahora y con la aparición estelar al saxo de Terry "Sonny Lee" Tritt que tiene cool hasta el apodo y que se entiende a la perfección con la banda y con las teclas de Chris Grove. Un lujo.


Además de su vertiente blues, Steepwater Band han profundizado en su faceta más melódica en un par de canciones exquisitas In The Dust Behind en la primera cara, un tema aparentemente sencillo que esconde ese toque beatle que les sale tan bien, la típica canción que tarareas a todas horas, fresca y divertida sin perder nada por el camino. Una pequeña joya que se me ha quedado grabada a fuego. Y mención especial para la interpretación vocal de Jeff Massey que además de su poderío a la guitarra canta de forma exquisita algo extensible a todo el disco. En la cara b Abandon Ship sigue esa línea. Me encanta como suenan las guitarras en este tema especialmente hacia el minuto 2:14 esos pequeños y efectivos solos al servicio de la canción que termina de una forma la mar de elegante. Es una canción que podrían firmarla The Faces y no sé me ocurre un piropo mejor.

La indeleble huella sonora de 
Neil Young está bien presente en Big Pictures. Brindo por ello. Es otro pedazo de tema que no me canso de escuchar en bucle. Más de seis minutos de puro deleite donde las guitarras crujen sin aburrir al personal. Please The Believer empieza fuerte con un riff de esos que se queda a la primera con fuerte raíz stoniana y se beneficia al final con el piano saltarían de Grove. Tiene la dosis justa de poderío y melodía. Una combinación que a estos chicos les sale de forma natural. Lost On You es otra de las cumbres del álbum con esa carga de auténtico blues y la batería de Joe Winters llevándose todo por delante. La despedida con The Place You´re Looking For es perfecta otro tema repleto de múltiples recovecos con aroma a Mississippi. Espero que hayan encontrado ese lugar yo desde luego lo he hecho con creces en los surcos de este vinilo.

Un aspecto que me encanta del álbum es que está compuesto por toda la banda. Un trabajo en equipo que les ha quedado sembrado. La entrada de Eric Saylor en la banda ha aumentado las prestaciones del combo y su contribución es esencial. Incluso ha sido el encargado del diseño de la portada que para completar el puzzle también me parece brillantísimo. Uno de mis discos favoritos de los últimos años por el que tengo auténtica devoción tanta que he invertido una pasta en su adquisición en vinilo. Delicatessen. Alguna vez he escrito que el objetivo de este cochambroso es pasármelo bien si además alguien descubre algún disco porque ha leído algo entusiasta aquí pues perfecto. Es como cuando en el mar aparece un mensaje en una botella. Y me quedo tan ancho. Iuuuuuuujuuuuuuuu!!!!!!



sábado, 6 de febrero de 2021

Mis baterías favoritos III: Charlie Benante

Este hombre parece que tiene diecisiete brazos por lo menos. Su pegada al doble bombo es descomunal y los ritmos que mete a muchas canciones de Anthrax son de ciencia ficción. Destaca su trabajo en toda la discografía del combo neoyorkino pero tengo fijación, predilección, obsesión por su curro en los cuatro discos de estudio (The Sound Of White NoiseStomp 442Volume 8 y We´ve Come For You All) que grabaron con el gran John Bush de voceras. Si a su impresionante pericia a la batería le sumamos que es compositor de la música de casi todas las canciones del catalogo de Anthrax, pues para que queremos más. A sus pies Mr Benante. 

Por si fuera poco es un furibundo seguidor de los Beatles. Ahí van los diez discos que cambiaron su vida. Y hace unos meses se reivindicó en el programa Drumtalk como el primer batera que usó el blast beat en una grabación. Independientemente de este hecho lo cierto es que la dinámica de Benante a la hora de tocar la batería es portentosa. Imposible escoger tres temas voy con un sexteto imbatible, cual birras trasegadas por Homer Simpson: