miércoles, 24 de abril de 2013

Steve Earle. Rosas de redención

Hace unos años Steve Earle vino con The Dukes a dar un concierto a la sala Santana de Bolueta y por supuesto hice todo lo posible por acudir. Fue la tercera y hasta ahora última vez que le he visto en directo. Un gran concierto. Rockero y divertido. Una velada de esas que te gustaría repetir si fuese posible todos los sábados, por lo menos. Tras el concierto en el merchandising  tenían un libro de relatos de Steve Earle titulado Rosas de Redención. Cayó como no podía ser de otra manera. 

Ya he escrito, pero no esta de más repetirlo que este sujeto es uno de mis favoritos. Puede que las discografías de otros sean más famosas y consistentes pero este tipo tiene unos cuantos discos referentes en mi casa. Y si, lo reconozco le tengo un aprecio especial. Uno de los puntos fuertes de Steve Earle son las letras. Pero de ser un buen letrista a escribir relatos con enjundia y habilidad hay un salto que el de Virginia dio con creces en este maravilloso Rosas de Redención. En casi todos los relatos de Steve hay partes de su vida y es que el amigo las ha visto de todos los colores y por lo que se lee en este libro sabe cómo contarlo. A Steve se le reconoce en el protagonista de relato que abre y da título al libro: Rosas de Redención. Excepto un relato titulado La Internacional que me pareció aburrido, el resto son desde interesantes hasta apasionantes historias contadas con pulso por el amigo Steve.

El libro está editado por Gamuza Azul (y que creo que ya no funciona, yo al menos no encuentro nada de información sobre ella) una editorial de Bilbao que nació de la inquietud de una filóloga en paro Teresa Fernández Ulloa a la que le gustaba el rock. En este enlace lo explica. La traducción del libro es de Carlos Bastero Rey y desde aquí mi felicitación para ambos por esta iniciativa. Mola encontrarse con gente que se curra proyectos así sabiendo que poca pasta van a sacar de todo esto.

Por cierto cuando compré el libro al llegar a casa me percaté de que en uno de los relatos, concretamente en el titulado La danza del Jaguar, por algún error de imprenta había varias páginas en blanco de modo que llamé a la Editorial y se lo comenté. Me atendió una chica que me dijo que me mandaban otro ejemplar. Yo le respondí que si quería le devolvía el que estaba defectuoso pero me dijo que no hacía falta. Me llegó al buzón el que supuestamente estaba bien pero éste también tenía otro error de imprenta sólo que en otro relato. De modo que entre los dos fotocopié lo que le faltaba a cada uno y uno de ellos se lo di a mi primo Oscar que espero lo haya disfrutado.

Uno de mis relatos favoritos es Taneytown, el mismo título que la canción de El Corazón: