Cuando trabajaba en unos grandes almacenes de los que no haré publicidad aquí me sucedió algo cachondo y surrealista con la trilogía de El Padrino. Un hombre había comprado el pack con la trilogía y todos sus extras. Un cofre muy chulo que se vendía muy bien. El caso es que este cliente venia a devolverlo porque decía que eso no era El Padrino. Argumentaba que el Padrino que el había visto tenia lógica, estaba ordenado cronológicamente y no había esos raros saltos en el tiempo, vamos, los flashbacks de toda la puta vida.
A este hombre le habían dejado un montaje que distribuyo el periodico El Mundo. Era un montaje que el propio Coppola había realizado para la televisión americana en el que efectivamente la película estaba “ordenada”. El tipo pensaba que lo que había comprado era eso. Trate de explicarle que el cofre que se había llevado era el verdadero El Padrino. Que lo de los flashback existia de toda la vida. Pero el tio erre que erre. Yo le insitia y le decía que no le podíamos devolver el dinero si el producto no tenia ningún defecto. Y el tío dale que te pego, que el defecto era sencillamente que eso no era El Padrino. En fin así estuvimos un buen rato ante la vigilante mirada de mi jefe.
Al principio pensé que aquello era una puta broma. Ya sabéis, ¿donde esta la cámara? Pero al cabo de un tiempo me di cuenta de que el tío hablaba en serio!!!! Al final caí en el error de entrar al trapo. De no tomármelo con sentido del humor y en un momento dado le espete al tío, me vas a decir tu a mi que esto no es El Padrino, puedo escribir un libro sobre El Padrino, o algo así. En fin en cuanto lo dijo me di cuenta de que la había cagado.
Esperaba una bronca de mi jefe. Y hubiese tenido razón. Al fin y al cabo cara al público hay que ser profesional y aguantar el tipo por mucho cliente tocacojones que tengas y por muchas situaciones absurdas en las que te veas envuelto. Pero para mi sorpresa mi jefe no me echo la bronca. Me llamo al despacho y cuando entre se empezó a reir. Me dijo “Mira no lo vuelvas a hacer, pero sinceramente me he descojonado con la situación, menuda bronca se ha llevado por no saber como era El Padrino…” En fin de vez en cuando el jefe me llamaba Vito, todo un honor por cierto.