domingo, 29 de diciembre de 2013

El asalto al apartamento equivocado

Un amigo me ha pedido hace unas semanas que le dejé una biografía de algún músico o actor que le proporcione entretenimiento y de fácil lectura. Se me ocurren unos cuantos libros que circulan por casa que encajan en esa definición pero el rey de todos ellos es sin duda ¡Olvídame cariño!, la biografía sobre Robert Mitchum escrita por Lee Server. Me la regalaron en las navidades de hace diez años. Primero se lo leyó Susana quién me vaticino que me iba a volar la cabeza como me gusta decir a mi. Y acertó de pleno. 

He escrito y hecho referencias a este libro varias veces pero siempre me parecerán pocas. Así que para no variar me vuelvo a repetir: este tocho es lo más grande que he leído en este género en mi vida e incluso trasciende el género. El título de este post esta sacado del mencionado libro y hace referencia a una de las anécdotas más desternillantes ocurridas en el mundo del espectáculo y tiene como protagonistas a algunos de mis actores favoritos: Robert Mitchum, Frank Sinatra, Lee Marvin junto a Joe DiMaggio y Marilyn Monroe.

Sucedió a mitad del rodaje de No serás un extraño reivindicable película dirigida por Stanley Kramer en 1955 y protagonizada por Mitchum, Sinatra, Lee Marvin, Broderick Crawford y Gloria Grahame entre otros. Sentados en un bar de Villa Capri, Robert Mitchum y el guionista Edward Anhalt le daban al bebercio como casi siempre, mientras esperaban la llegada de Sinatra, Marvin y algún otro miembro del reparto, todos miembros de honor del club Con-unas-copas-las-tomas-salen-mejor. Antes de que llegasen los mencionados Mitchum observó que entraba en el bar Joe DiMaggio que lucía un aspecto horrible. Mitchum no conocía a DiMaggio pero le sugirió a Anhalt que se acercasen a la estrella del béisbol a invitarle a una copa. Y así lo hicieron.

Poco después se les unieron Lee Marvin Sinatra. Éste conocía bastante bien a DiMaggio y le preguntó qué le sucedía. El célebre bateador le confesó que su mujer, Marilyn Monroe había desaparecido y que se escondía de él. Sinatra se reunió con el resto de actores en el servicio y les propuso ayudar a encontrar a Marilyn.  Él sabía donde estaba. Irían a hablar con ella y le convencerían de que volviese con DiMaggio.  Alguien comentó que tal vez no fuese tan fácil, que la actriz podría negarse a abrirles la puerta. De hecho era lo más probable. Todos estaban bastante pedo. De modo que Mitchum propuso ir a buscar al fornido Broderick Crawford, un pedazo de actor capaz de derribar una puerta. 


Siguiendo las indicaciones de Sinatra todos se montaron en sus respectivos coches y tambaleándose se dirigieron a lugar en el que supuestamente estaba Marilyn Monroe. Así a toda pastilla, montados en sus respectivos Jaguar XK 120 excepto Sinatra que más precavido iba en un auto con chofer. Los demás que ya estaban bastante pedo aceptaron y dieron por buena la dirección que les proporcionó La Voz. De modo que todos juntos, esto es Sinatra, DiMaggio, Lee Marvin, Robert Mitchum y Broderick Crawford se abalanzaron sobre el 3º A con todas sus fuerzas y entraron como un elefante en una cacharrería. En el interior en lugar de Marilyn se encontraba una viejecita que asustada comenzó a gritar. Todos abandonaron el apartamento apresuradamente.

Esta historia se publicó en 1956, un año después de que sucediese en las páginas de Confidential esa revista de cotilleos cinematográficos que sirvió para dar título a aquella maravillosa película LA Confidential. Durante cincuenta años esta historia fue pasto de revisitaciones y especulaciones de todo tipo pero en la biografía de Robert Mitchum, uno de los implicados en el incidente, Eddie Anhalt la cuenta con todo el detalle señalando: Supongo que, a estas alturas, a nadie le importará que lo cuente. Salvo yo, todos están muertos.