viernes, 22 de mayo de 2009

Soundgarden. Badmotorfinger

A raíz de una entrada en el blog de Rockland sobre The joshua tree me ha venido a la mente la gran cantidad de músicos que lo tiran todo por la borda. La lista de sujetos que encajan aquí es larga pero uno de los que me tienen mas perplejos ultimadamente es Chris Cornell. Incluso Susana que es la persona más comprensiva del mundo y da mil y una oportunidades a todo quisqui me comento tras ver el último video de este sujeto que era denigrante. Pero bueno, no importa lo bajo que caigan los músicos sus obras perduran y les superan. Así que no voy a regocijarme en lo patético que es actualmente Cornell. Vamos a fundir a negro. Y flashback.

En 1991 la historia era muy distinta. Soundgarden estaban a punto de grabar su primera gran obra y ya habían llamado la atención de muchos fans, algunos tan famosos como Robert Plant o Axl Rose. La entrada en el grupo de Ben Shepherd por yashiro doto a la banda de un nuevo y versátil compositor. Shepherd era un tipo peculiar, que se movía de forma poco ortodoxa en el escenario y que siempre parecía estar en otra onda. Además era un gran admirador de Led Zeppelin lo que se notaria en las futuras composiciones de la banda.

De modo que con Chris Cornell a la guitarra rítmica y la voz, Kim Thayil a la guitarra solista, Ben Shepherd al bajo y Matt Cameron a la batería y ocasionales coros, Soundgarden editaron en 1991 Badmotorfinger uno de los mejores discos de ese año. El álbum que les situaría en la liga de los grandes. Aquel con el que alcanzaron la barrera psicológica del millón de copias vendidas en el mercado americano. Y lo hicieron con un disco que era todo menos comercial. No hay ninguna concesión por parte de la banda. Solo heavy metal de alto voltaje. Porque no nos engañemos este es un disco que encaja en ese género a la perfección. Aquí la etiqueta grunge no tiene ningún sentido.

El disco se abre con el psicótico y machacante riff de Rusty Cage uno de esos inicios trepidantes que te prepara para lo que se avecina. Outshined continúa en esos parámetros. La sombra de Black Sabbath planea por todo el disco con resultados espectaculares. En Slaves & Bulldozers Cornell fuerza su garganta hasta límites insospechados. Pocos podían cantar como este hombre. En dos de mis temas favoritos, Room A Thousand Years Wide y Drawing Flies, la música es del gran Matt Cameron, un batería soberbio. Lo demuestra con creces en este disco y se sale en el siguiente, Superunknown.

En cuanto a Ben Shepherd firma en solitario otra de mis favoritas, Somewhere y compone la música de Face Pollution. En este disco todos arriman el hombro en la composición con resultado sobresalientes dando forma (a como Kim Thayil lo definió) el Album Blanco del Heavy Metal. Con un par, Thayil.