jueves, 28 de enero de 2016

Nacho Carretero. Fariña. Historias e indiscreciones del narcotráfico en Galicia

A mediados de los ochenta a un juez le dio por investigar el contrabando de tabaco en Galicia. En esta región de España esa práctica estaba más que asentada. Para muchos era un modo de vida. Y siempre estuvo bien vista. El juez montó un operativo de escuchas (como en The Wire) y para su sorpresa al supervisar el trabajo de su brigada se dio cuenta de que en las cintas se podía escuchar a unas cuantas personas con acento colombiano. Estaba claro que lo que entraba por las costas gallegas no era sólo tabaco...

Un informe de 1995 señalaba que el 80% de la cocaína que entraba en Europa lo hacía por Galicia, vamos que en esa zona tenían montado un tinglado curioso. Pero antes de llegar a la fariña, farlopa, cocaína o como quieran llamarla el autor de este fascinante libro, Nacho Carretero nos explica las raíces del asunto. Por qué Galicia y no Cantabria o el Pais Vasco. Y lo hace de forma brillante. Profusamente documentado tanto en la bibliografía ya existente (sospecho que en ese sentido La conexión gallega. Del tabaco a la cocaína. Perfecto Conde, Ediciones B ha sido fundamental) como en testimonios directos de los implicados, algunos de los cuales hoy en día no quiere dar su nombre por si acaso. 

Carretero argumenta que Galicia siempre ha sido un territorio geográfica, social, económica y políticamente aislado. El Estado nunca le hizo demasiado caso y eso fue calando en el personal lenta pero inexorablemente. El autor nos habla del contrabando en la época de la posguerra. Muchos gallegos de las zonas rurales lindantes con Portugal observaban que mientras ellos se alumbraban con lámparas de gas en el país vecino tenían luz eléctrica. El contrabando nació como una forma de buscarse las habichuelas en tiempos de necesidad. Al principio se pasaba comida y medicamentos. Necesidades básicas. Y todo el que podía lo hacía. Después chatarra. Cuando subió el nivel de vida el contrabando de tabaco se asentó como fuente de riqueza instantánea y siempre bien visto. Incluso se decía con orgullo que el marido, el cuñado o el alcalde se dedicaba a ello y todo el mundo miraba para otro lado. 

Del tabaco se pasó al hachís y la cocaína, mucho más lucrativos. Los clanes colombianos vieron que en esa zona de España tenía montada una infraestructura perfecta y la sacaron partido. En el libro se nombran todos los clanes gallegos compinchados con los colombianos y se señalan con fechas y cantidades los cantidades de polvo blanco que entraban por las costas gallegas. Durante muchos años el narcotráfico convivió con el poder político sin problemas. Algo más que convivencia. Ninguna novedad. En el libro se señalan con nombres y apellidos. Lo curioso es que seguían ganando las elecciones.

El autor cuenta todo esto con gracia y desparpajo. Es un relato brillante y plagado de anécdotas delirantes que encajarían perfectamente en cualquier episodio de Los Soprano o The Wire. La realidad supera la ficción con creces. Capos gallegos buscados por la Interpol paseandose como si nada por su localidad natal, narcos con mansiones inmensas con piscinas olímpicas y jardines inmensos coronados por estatuas del matrimonio. Sujetos que desaparecen para siempre o aparecen en un cámara frigorífica sin piernas... La lista es infinita. Incluso hay tópicos que funcionan. La policía bautizó Operación Depende a un dispositivo para capturar a estos elementos... Se imaginará el lector el porqué de dicho nombre. 

Capítulo aparte merecería recoger las declaraciones de los capos cuando tenían que acudir ante el juez de turno. Eso da para un libro de frases memorables. O para varios tomos. Sin duda mi momento favorito lo protagonizó el célebre Sito Miñanco que mandó un mensaje a los jueces declarando sin ningún tipo de rubor la siguiente frase: "Menos mal que yo no creo en la violencia, porque si no os mataba  a todos".

Nacho Carretero ha escrito un análisis concienzudo del narcotráfico en Galicia plagadado de datos, un estudio detallado del origen de la actividad, sus ramificaciones y su estado actual. Una vez que comienzas a leer no puedes parar. Es más adictivo que la sustancia que le da título. Y no se deja ningún aspecto en el tintero ya que menciona y recoge testimonios de aquellas madres que se enfrentaron a los capos desesperadas por el daño que la droga estaba haciendo en sus hijos. Un libro necesario, valiente y que recomiendo a todo el mundo. Chapeu, Nacho Carretero.