jueves, 28 de julio de 2016

Bob Woodward. Como una moto. La vida galopante de John Belushi

Durante mucho tiempo una mis secciones favoritas de Popular 1 y que con más ansia esperaba leer todos los meses era el NMJ escrito por el ínclito César Martín. En él The Man glosaba la vida y obra de músicos, actores y daba rienda suelta a su peculiar prosa tratando temas de lo más variopintos. Uno de los que más me impacto fue el dedicado a John Belushi. Varios datos se me quedaron grabados: la encarnizada rivalidad entre Belushi y Chevy Chase, la profunda amistad con Dan Akroyd y el inquietante dato de que la noche antes de su muerte Belushi se inyectó heroína al parecer animado por De Niro. Eso y mucho más se cuenta en formidable libro Como una moto. La vida galopante de John Belushi (el original se tituló Fast Times and short life of John Belushi).

Woodward hizo un trabajo espléndido valiéndose para ello de numerosas entrevistas con los protagonistas directos del meollo, la mejor forma de acabar armando un libro sólido que se lee de un tirón y en el que casi todos los implicados colaboraron con la notable excepción del huidizo Robert De Niro. Ninguna sorpresa al respecto. La vida de John Belushi está perfectamente descrita en el título original del libro y también en la edición en castellano. Belushi nunca tenía suficiente con nada. Quería probarlo todo y se ponía al borde del abismo prácticamente todas las noches que salía que eran la mayoría. 

En el libro Woodward glosa sin censuras ni remilgos la historia de Belushi. Sus despampanantes y vitalistas inicios en el mítico Saturday Night Live, su amistad con Akroyd, la pasión sin límites que John ponía en casi todos los trabajos que abordaba. Aunque el asunto de la adicción a las drogas está ahí, desde el comienzo, según se avanza el libro el declive de Belushi es tal que cualquiera hubiese adivinado su trágico final. En especial la tercera parte del libro es un tour de force drogata de dimensiones biblícas con el consabido final. Una pena. El potencia del Belushi era ilimitado. 



A Belushi le intentaron ayudar pero eso era el asunto más complicado del mundo. La época en la que mejor estuvo fue cuando le pusieron un asistente personal, Smokey Wendell ex marine que se ocupaba de seguirle a todas partes y le alejaba del exacerbado consumo trincando toda la droga que le ofrecía cualquiera que se cruzaba con él. Y cuando un agotado Smokey dimitió del trabajo más difícil del mundo se comenzó a escribir el final de Belushi. 

El libro está trufado de delirantes y surrealistas anécdotas protagonizadas por Belushi y sus compinches y se recuerdan con especial tino algunos de los sketches más rompedores protagonizados por John, desde su mítica imitación de Joe Cocker, pasando por el célebre samurai o recordando cuando le hacían cantar vestido de abejas. Por supuesto la irrupción de Belushi y Akroyd con los Blues Brothers está presente aunque en mi opinión es en ese aspecto donde el libro se me queda un poco cojo. La propia historia de los Blues Brothers tal vez diese para otro libro. 




Los últimas días de John Belushi están contados con todo lujo de detalles gracias a la ingente cantidad de entrevistas que el autor Bob Woodward realizó para dar forma a este libro. El tour de force final de Belushi te deja un sabor amargo, desolador. Hay anécdotas graciosas y delirantes pero la mayoría las asocio a la época de SNL, Blues Brothers y sus primeras películas porque el final es muy triste. Un tipo totalmente perdido y nadie a su alrededor capaz de ponerle freno. De la parte final se me ha quedado grabada charla entre la esposa de Belushi, Judy y  Dan Akroyd un día antes de la muerte de John para tratar de sacarle del caos en Los Angeles, desgraciadamente no lo consiguieron y una patética escena en la que Belushi tras reunirse con el productor Eisner y su mujer, antes de que estos se marchasen en taxi les ruega que se queden un poco más con el porque en el restaurante en el que estaban reponían uno de los mejores sketches de Belushi en la época de SNL y éste reacciona emocionado al verlo. La mujer del productor no puede dejar de pensar que lo que acaba de ver es igual que una de las patéticas escenas de El crepúsculo de los dioses

Incluso Robin Williams, ocasional compañero de juergas de Belushi, estuvo la noche antes de su fallecimiento con John y en el libro se cuenta que siempre tuvo el sentimiento de que pudo hacer algo por salvar la vida de Belushi y que esa sensación le acompaño toda su vida hasta el punto de que dejó el consumo de drogas sacudido por el triste suceso.

Woodward también se hace eco de la estrambótica conexión punk de John Belushi, obsesionado con la música del grupo Fear a los que de alguna forma apadrinó consiguiendo que actuasen en una ocasión en el SNL liándola parda. Belushi no perdía la menor ocasión de dar a conocer la música de este combo que llevaba a todos los lugares y ponían en cualquier reunión sin importarle quienes fuesen sus interlocutores.

jueves, 21 de julio de 2016

Reunión y minigira de Temple Of The Dog

La nostalgia vende. Siempre ha sido así. No estoy descubriendo la pólvora precisamente. Por muy extraña, improbable o rocambolesca que sea la reunión de la banda en cuestión es factible que termine llegando por uno u otro motivo. El monetario suele ser el habitual y no me voy a poner estupendo. Si pasan cerca de mi casa y las circunstancias están de mi parte acudiré al evento en cuestión aunque hay unos límites. ¿Queen con Adam Lambert? De eso nada. Los Eagles... Me gustan menos que al Nota. Pero lo que se acaba de anunciar hace unas horas.... ay madre... Eso si que saciaría mi apetito rockero. Nada más y nada menos que la reunión de Temple Of The Dog. Para celebrar no sé que aniversario se reeditará su atómico álbum con material audiovisual y de momento han anunciado cinco conciertos en Estados Unidos. En el Festival Azkena encajarían de lo lindo ja, ja...


viernes, 15 de julio de 2016

Sugaray Rayford & Travellin´ Brothers. Festival Blues Getxo 14/07/16

Hace algo más de dos horas que Sugaray Rayford y Travellin´Brothers han abierto la vigésimo octava edición del Festival de Blues de Getxo, todo un clásico por estos lares. Por una casualidad de última hora he podido acudir a la cita. A Travellin´Brothers les había visto en diciembre en Leioa en un concierto muy divertido en el que contaron con numerosos invitados especiales. De Sugaray Rayford, apenas tenía referencias, más allá de que mi hermana me había comentado que Travellin´Brothers ya habían hecho de banda de este sujeto en otro concierto celebrado en Leioa. 

El bolo ha comenzado con Travellin´Brothers calentado motores en tres o cuatro temas y la aparición de Sugaray Rayford me ha causado una inmejorable impresión. Enorme presencia escénica, dotes de entertainer, y una voz de esas que me privan dando rienda suelta a una jugosa mezcla de blues y soul. Diego y el que esto escribe hemos salido con un pequeño subidón tras un intenso aunque algo corto concierto que ha rematado un jueves de verano de la mejor manera posible. Y ya de paso nos hemos hecho con un par de cds de Sugaray. Promete. 

lunes, 11 de julio de 2016

Van Morrison. The best of

A finales de los ochenta me compré mi primer ejemplar de Popular 1. Al poco tiempo me percaté de que había unos cuantos músicos a los que The Man tenía especial ojeriza. Dos de sus víctimas favoritas eran Elvis Costello y Van Morrison. Raro era el mes que no había una referencia despectiva hacia uno de ellos. Incluso me acuerdo de la típica contestación en el Apéndice, algo así como no es hora de que los programadores de festivales de este país traigan de una vez a Tom Waits y se dejen del puto Van Morrison. Me descojono recordándolo.

Con Costello nunca pude y sigue sin gustarme nada su voz. Con Morrison la cosa es bien distinta. A mediados de los noventa la mayoría del material que conseguía era a través de amigos y un colega de mi pueblo me grabó varios discos, entre ellos este recopilatorio editado en 1990 que me parece una excelente entrada en el universo del malhumorado de Belfast. Veinte temas en los que encontramos la facilidad de Van Morrison para tocar varios estilos con sumo gusto y unas composiciones excelentes. 




Morrison supo conjugar todas sus influencias de forma natural y a principios de los setenta comenzó a labrarse una larga carrera que todavía en la actualidad cuenta con miles de seguidores. Los temas de este recopilatorio son simplemente irresistibles: Bright Side Of the Road, Gloria, Moondance, Baby Please Don´t Go, Have I Told You Lately, Brown Eyed Girl... Y he puesto el sexteto inicial pero es que es así hasta el final. No hay desperdicio. Mi entrada en el universo de este sujeto fue por la puerta grande. 

Tras ese recopilatorio mi colega me grabó el directo A night in San Francisco y me fui haciendo con más discos pero tampoco es que tenga muchos: Astral Weeks, Moondance, Days Like This, Back on Top y Down the Road. Los dos primeros tienen mucha fama pero he de reconocer que de todos esos el que más me gusta es Days Like This. Lo curioso es que este fin de semana terminé poniendo este recopilatorio del huraño Van porque un disco que me esta volando la cabeza de Sturgill Simpson, A Sailor´s Guide To Earth me recordó de alguna manera su música a pesar de que el amigo que me ha grabado el de Simpson le tiene una tirria del copón a Morrison, ja, ja.


viernes, 8 de julio de 2016

The Black Crowes. Croweology

El paso de Luther Dickinson por The Black Crowes se saldó con la participación en dos buenos discos de estudio (Warpaint, Before the frost...until the freeze), dos directos en dvd (Warpaint y Cabin Fever) y un disco acústico Croweology en el que reinterpretaban 20 canciones de su repertorio en clave acústica para celebrar su vigésimo aniversario. Una fórmula que cada vez repiten más bandas y músicos con el legítimo fin de sacar algo de brillo en unos tiempos confusos. Reconozco que cuando supe de su edición no le hice mucho caso. No me llamaba la atención el invento y es más pensé que era una recopilación sin más, que ni siquiera iban a grabar de nuevo los temas. Pero lo hicieron dándoles una vuelta más que curiosa, con algunos arreglos diferentes y saliendo más que airosos del asunto hasta el punto de que hay canciones que las mejoran incluso.

A la edición de este disco le acompaño la mala noticia de que los Cuervos se tomaban un nuevo descanso que a fecha de hoy parece definitivo. Poco después Luther dejó la banda y aunque hicieron una gira con Jackie Greene a la guitarra, Croweology es el último lanzamiento de la banda por el momento. Esperemos que no lo sea pero si así fuese es un epílogo fantástico para un grupo esencial en la historia del rock´n roll. Esa es mi sensación con esta banda. Cuanto más tiempo pasa desde que los descubrí más me gustan. Nunca han bajado el pistón y es un placer gozar con en el material que he escuchado miles de veces sin que se pierda la magia al tiempo que redescubro joyas que me han pasado desapercibidas. Y en Croweology hay unas cuantas.



La banda escogió 20 canciones de sus primeros años. No hay material de Warpaint ni de Before the frost...until the freeze y la selección es discutible. Por un lado dando cancha a los hits de la banda (Jealous Again, Remedy o She talks to angels) por otro recuperando canciones de discos injustamente sepultados como Share the ride, Good Friday o Girl from a Pawnshop de Three Snakes and One Charm o Welcome to the Good Times de By Your side. Habría sido la bomba que hubiesen recuperado más temas de ambos discos y de Lions en detrimento de Shake your money maker. No porque los temas de su debut que aquí incluyen sean malos, todo lo contrario pero son los más fieles a las originales y palidecen antes las maravillosa relecturas de Good Friday, Girl from a Pawnshop, Under a Mountain o Morning Song.

En cualquier caso es una delicia escuchar las veinte canciones del tirón y deleitarse con la pericia de estos tipos con las acústicas y la ajustada cancha que dan a instrumentos a priori tan alejados de su universo como el violin, la mandolina o el banjo estos dos últimos ejecutados por Luther. El amigo Dickinson brilla confirmando que en esta etapa de la banda su presencia fue una bendición y les echan una mano Donny Herron (pedal steel y violín), Joe Magistro (percusion) y los envolventes coros de Charity White y Mona Lisa Young que se salen en Morning song y rozan la gloria bendita en Girl From a Pawnshop.

Es más que recomendable hacerse con este artefacto y dejarse llevar en temas que abordan con espíritu libre e irresistible como en Downtown Money Waster que me encanta poner a todo volumen. Perder noción tiempo-espacio con NonFiction, concluir que Share the RideGood Friday o Under a mountain son tres canciones espectaculares que me hacen querer gritar por todo lo alto que Three Snakes and One Charm es un disco a reivindicar hasta el fin de los tiempos, hasta el infinito y más allá, joder....  o volver a quedarse perplejo ante la excelsa unión de dos mis temas favoritos de la banda: Ballad in Urgency y Wiser Time. Música imperecedera.







martes, 5 de julio de 2016

Andrew Keen. Internet no es la respuesta

A mediados de los noventa en una asignatura de Economía de la carrera de Periodismo nos dieron una charla sobre Internet. El ponente nos presentó un futuro halagüeño, prometedor, incluso brillante. La Red, todavía en pañales, iba a democratizar nuestras vidas, generaría nuevas oportunidades laborales, posibilitaría el acceso a la cultura de todo el mundo. Nos haría la vida más fácil, mejoraría nuestra existencia. Todos escuchábamos con atención y nadie le contradijo. No era plan. 20 años después Andrew Keen ha escrito un minucioso, documentado y por momentos furibundo ensayo sobre lo que ha supuesto Internet y el resultado es espectacular, mejor escrito aterrador.

En mi último año de carrera tuve la fortuna de hacer unas prácticas remuneradas (hoy en día ciencia ficción) en una importante empresa ubicada en el Parque Tecnológico de Zamudio y allí tuve mi primer contacto con Internet. Y me quedé prendado del invento. Siempre he sido un tipo curioso al que le ha gustado buscar información sobre muchos temas que me interesan. Y en la Red encontrabas de todo, así sigue siendo hoy en día. Si eras un excéntrico como yo que quería saber las estadísticas de Sarunas Marciulionis en la Nba, ahí estaban a unos cuantos clicks. Bien. Eran los primeros años del invento y todavía era el asunto 1.0. Si aquello era revolucionario lo que vino después ha puesto el mundo patas arriba. El 2.0 lo ha cambiado todo. Pero, ¿para bien?, ¿ha mejorado la vida de las personas? A esa pregunta y unas cuantas más responde con sarcasmo, humor y un complejo y por momentos inquietante muestrario de datos y opiniones fundadas Andrew Keen.

Internet no es la respuesta es un libro revelador que cuestiona los beneficios de la Red sin poner en entredicho sus ventajas. No se trata de un ataque gratuito contra el invento, para nada, sino un ensayo profundo en el que se cuestiona el funcionamiento de la Web y como las promesas de un mundo mejor y más democrático han sido aplastadas por las innumerables connotaciones negativas que tiene su aplicación. Como la sangrante pérdida de puestos de trabajo en las industrias del cine, la fotografía o la música por señalar las más obvias. Pero también en la hostelería o en el transporte. Tal vez no se pueda negar que para el usuario hay muchas ventajas pero para el modelo industrial ha supuesto un caos irreparable, de dimensiones bíblicas al que nadie parece ponerle freno. Keen plantea que otro Internet es no sólo posible, sino deseable e imprescindible.  

En el libro se ponen innumerables ejemplos de la destrucción de millones de puestos de trabajo. Y ahí no acaba la cosa. El autor defiende que cada vez que utilizamos Google, Facebook, Twitter o Instagram en realidad estamos trabajando para ellos. El Big Data, el rastreo de lo que consumimos y hacemos está empaquetado para que nos vendan de todo. Pero claro, casi nadie se cree ese discurso. Nuestro pensamiento está más en lo que con verdadero tino escribió el autor en una ocasión: Actualizo, luego existo. Demoledor. Saco un selfie o una foto y la cuelgo porque si no lo hago es como si no hubiese existido. 

Keen no se anda con remilgos y pone en el disparadero a las grandes empresas que se están quedando con todo el pastel aplastando todo lo que encuentran a su paso: Google, Amazon, Instagram, Facebook.... Los grandes triunfadores de esta era que ni rinden cuentas ni tienen intención de hacerlo. Claro que algunos le tildarán de pesimista o apocalíptico pero el ensayo está repleto de datos avalados que nos señalan las veces que estas empresas han sido investigadas por sus prácticas poco éticas por decirlo suavemente. Keen nos advierte de que el Todo Gratis de la Red lo vamos a pagar muy caro en el futuro. Y le creo.