miércoles, 24 de octubre de 2012

North Mississippi Allstars. Keys to the Kingdom

Son una de las bandas más fiables, sólidas y sorprendentes surgidas en la última década. Hijos del gran Jim Dickinson, los hermanos Luther y Cody junto a Chris Chew continúan dejando para la posteridad una discografía ejemplar que bebe del blues pero toma diferentes caminos con una naturalidad pasmosa. Intérpretes más que dotados y bendecidos por el Delta del Mississippi estos chicos no han dado jamás un paso en falso. Hasta en el discutido Polaris tienen temas potentes.

Keys to the Kingdom ocupa un lugar muy especial en su discografía. Lo editaron el pasado año tras la muerte de su progenitor. Entrañable la dedicatoria: producido para Jim Dickinson. Como señalaba Luther en una entrevista a Popular 1 querían a Jim más allá del fuerte lazo familiar. Y el disco es una celebración por todo lo alto de su vida. Tuvieron suerte porque además de educarles con cariño, Jim les supo transmitir el amor por la música. Desde bien pequeñitos por su casa vieron desfilar a luminarias del blues rock y por lo que se escucha en sus discos fueron verdaderas esponjas.

Una de las muchas buenas cualidades que tiene esta banda es su gusto por la experimentación. Por no tener miedo a nada. Amplían su repertorio picando del pop, del rock o del soul sin que nada resulte forzado. Keys to the Kingdom es tal vez junto a Electric Blue Watermelon su disco más ecléctico. Eso no garantiza nada si las canciones no fuesen tan buenas como las que aquí figuran. La inicial This a way y How I Wish My Train Would Come tienen un brillante toque pop. Esta última es una canción que a priori no encaja con la crudeza de los hermanos Dickinson pero que con el tiempo se ha convertido en una de mis favoritas con unos coros hacia al final de la canción que me gustan un montón. No sé quién los hace porque todavía no tengo el disco original. Un tema con un sabor vulnerable pero irresistible.


Jumpercable Blues es el típico tema que hubiese encajado en su álbum de debut manteniendo la frescura de antaño. Se cepillan el Stuck Inside of Mobile with the Memphis Blues Again de Dylan con una facilidad pasmosa. Que me perdonen los Dylanitas de este mundo pero la prefiero a la original. Ain't No Grave es un nuevo clásico a añadir a su ya tremendo repertorio. Ol' Cannonball te gana desde el segundo uno. Y la despedida con Jellyrollin' All Over Heaven
es la celebración perfecta de la vida. Reconozco que el único tema que no me gusta por repetitivo y porque me suena a otros de ellos mismos es el corte once Ain't None O' Mine. Anecdótico entre tanta delicia.

Aunque grabado en circunstancias muy dolorosas para los hermanos Dickinson lo cierto es que Keys to the Kingdom es un álbum luminoso. Alguna canción transmite la inevitable tristeza cuando se va un ser querido pero otras celebran la vida de su padre con canciones tan especiales como The Meeting de la mano de una vieja conocida de la familia, la inimitable y en plena segunda juventud Mavis Staples. Un tema que puedo escuchar infinidad de veces seguidas. En New Orleans Walkin' Dead rinden tributo a esa inimitable ciudad. El tema comienza con la macarra voz de Luther vacilándonos y toma unos derroteros fantásticos con la armónica arrastrándose con regusto blues.


Mención especial merece la monumental Hear the Hills una maravilla que se va hasta casi los siete minutos. En la parte final, cuando crees que el tema ya ha finalizado, resurge. La batería de Cody marca el ritmo, la guitarra de Luther nos guía con su clase y desparpajo habitual mientras le rondan con elegancia el saxo y el piano en uno de los pasajes más bellos que figuran en la discografía de estos sujetos. Espero que Luther compatibilice siempre su labor en los Cuervos con esta banda. Larga vida a North Mississippi Allstars.