Musicalmente Josh Homme me parece uno de los sujetos más interesantes de los últimos veinticinco años. Alguien con un preciso manejo de la guitarra y solvente enredador con otros instrumentos y con un indudable talento a la composición. Un tipo que ha sabido desprenderse de sobra de la sombra de Kyuss y que ha conseguido tejer una carrera rica y variada con Queens Of The Stone Age alejándose bastante, mucho escribiría yo de lo que hizo con su primera banda con grandes resultados, al menos dos soberbios discos, Songs For the Deaf y …Like Clockwork, muy diferentes entre sí, y ambos igualmente disfrutables, y otro puñado con un nivel muy alto (Rated R el siguiente que más me gusta y tengo mucho cariño al incomprendido Villains.) De hecho creo que no han patinado nunca y en todos sus trabajos abunda lo positivo.
Sin duda hay un punto de inflexión en la carrera de Josh que es cuando finalizó la trayectoria de Kyuss con el disco de premonitorio título ...And The Circus Leave Town. Aunque resulte sorprendente un hastiado Homme se mudó a Seattle a estudiar Empresariales y estuvo año y medio alejado de la música. Su vuelta al ruedo fue acompañando a Screaming Trees en un tramo de la gira de presentación de Dust. Parece ser que esos días reconectó con su pasión por la música y se trasladó de nuevo al desierto californiano donde crearía el grupo por el que es mundialmente conocido: Queens Of The Stone Age. La trayectoria de esta banda es muy interesante, un maravilloso ejemplo de cómo se puede salir de algo tan potente como Kyuss con una propuesta con ciertas similitudes pero muchas más jugosas y distintivas diferencias. Si en la banda encuadrada en el stoner rock, etiqueta que jamás le gustó a Homme la influencia predominante eran Black Sabbath en Queens la cosa cambia y mucho sin perder un ápice de genialidad. Otros sonidos e influencias igual de atractivas. La sombra de Bowie es alargada por ejemplo en el maravilloso …Like Clockwork.
Además de como líder y principal compositor de Queens Of The Stone Age la trayectoria de Josh Homme está salpicada de momentos icónicos a la producción. Dos son los más destacables; Humbug cambiando bastante el sonido de la exitosa banda británica Arctic Monkeys y el estimable Post Pop Depressión del incombustible Iggy Pop. No puedo dejar pasar por alto su decisiva contribución en, posiblemente el último gran disco de Mark Lanegan, Bubblegum, donde no se limita a tocar la guitarra sino que se hace cargo del bajo y la batería en varias canciones. Excelente también su contribución a la banda sonora de La peligrosa vida de los Altar boys. Estas son solo algunas pinceladas de la creatividad de un músico inquieto, imparable y que sigue dando muchas alegrías. Así que si, en efecto, me ha salido un canto amoroso al bueno de Joshua. Así que querido Joshua: Dientes, dientes, que es lo que les jode... Ja, ja.
