viernes, 2 de noviembre de 2018

Queen. Bohemian Rhapsody

Pasan los años y mi pasión por Queen, lejos de disminuir aumenta hasta el infinito y más allá. Ahora están en boca de todo el mundo por la película Bohemian Rhapsody. Confieso que nunca tengo mis expectativas demasiado altas con este tipo de productos pero recibo esta mañana una llamada de mi hermana entusiasmada por la película que vio ayer. Me cuenta que le ha gustado mucho y que le ha dado pena no poderla ver en versión original y aunque a mi me sucede lo mismo voy a hacer un esfuerzo por encontrar un hueco para acudir al cine la family al completo para ver este film. Los canijos están flipados con Freddie Mercury. Les gusta su voz y su poderío en el escenario. Y juro que no he insistido. Es una locura que las criaturas tenga este inusitado interés por el rock. Inevitablemente en los tiempos que corren van a ser unos frikis, ja,ja, ja. 

El otro día en el curro un compañero fanático de Queen me dijo que aunque le encanta la banda no la considera un clásico a la altura de algunos totems que cambiaron el rumbo del rock´n roll. Mi colega parecía un poco acomplejado, como pidiendo perdón porque le gustase tanto esta banda, tal vez le pesa esa opinión extendida entre cierta critica musical acomplejada a la que la grandilocuencia de Queen les echaba para atrás. En mi casa es al revés, pasan los años y mi pasión por Queen lo repito aumenta hasta el infinito y más allá. 

Uno de los hitos históricos en la carrera de esta banda fue su mítica actuación en Wembley en el 86. El colega del curro me decía que si tuviese una máquina del tiempo pulsaría la tecla para estar en las primeras filas el 11 o el 12 de julio de 1986. ¡Nos ha jodido! Yo también y seguro que allí adelante no nos íbamos a topar con todos esos críticos amargados ja,ja,ja. Nos fundiríamos con la chusma tan a gusto.