martes, 23 de octubre de 2007

La noche del cazador

Algunas películas recuerdas exactamente cuando las viste por primera vez, en compañía de quién y por supuesto qué sentiste. Tengo grabada de forma nítida en mi memoria la primera ocasión en que visioné La noche del cazador. Fue un viernes a la madrugada. Uno de esos días de verano con un horrendo calor húmedo típicos del Botxo. En compañía de mi padre nos sentamos frente al televisor a ver una de las mejores películas de la historia.

Recuerdo la creciente inquietud que se apoderaba de mí según avanzaba la película. Nada que ver con el miedo explícito y chapucero de otras películas. Ahí había algo más y desde el primer momento en que aparece el personaje de Harry Powell en pantalla el nerviosismo y la tensión atenazan al espectador. Al menos eso me sucedió a mí. Me fui a la cama inquieto, azorado y no me quitaba de la cabeza la canción que entona Mitchum mientras persigue a los niños. En aquella época yo tenía quince años y dudo mucho que hoy en día esta película pueda tener un efecto similar en un joven de quince años. Lo más seguro es que se descojonase.

Película de culto, redescubierta con el paso de los años por la crítica francesa, La noche del cazador es un brillante film, original, que cuenta con una de las mejores actuaciones del gran Robert Mitchum. Fue la única película que dirigió el orondo actor inglés Charles Laughton que depositó una gran confianza en un Mitchum en estado de gracia. El actor norteamericano se involucró más allá de su papel e incluso dirigió las escenas de los niños porque Laughton no tenía paciencia con los pequeños.

Al cabo de los años he visionado bastantes veces esta película y aunque se ha mitigado esa sensación de tensión, de miedo, de algo en ebullición a punto de estallar sigo disfrutando de la película, con la imaginativa dirección de Laughton, con la poderosa actuación de Mitchum, con ese aire del que ha bebido incluso Tim Burton.

Antes de que se filmase la película Charles Laughton tuvo una curiosa forma de convencer a Mitchum para que interpretase a Harry Powell. Le dijo: El personaje es algo distinto, un tipo terrible, diabólico…una basura. Presente, le respondió Robert Mitchum.