Algunos discos nacen
torcidos para la crítica. Son vapuleados sin miramientos habitualmente porque
suponen una ruptura con el sonido clásico del grupo o artista en cuestión. Se
me ocurren varios ejemplos. El Smile de los Jayhawks fue bastante machacado y aunque coincido en que la
producción tal vez no sea la mejor lo cierto es que es un disco cargado de
excelentes canciones. Con el Forever de Cracker jamás entendí ese ensañamiento. Me encanta ese disco. Y el Polaris
de North Mississippi Allstars corrió
una suerte parecida a los mencionados cuando se publicó pero con el tiempo lo
he saboreado como otro gran disco de los hermanos Dickinson y Chris Chew con momentos muy brillantes.
Este álbum suponía cierta
ruptura con su predecesor y añadía además la novedad de que NMA pasaban de trío
a cuarteto con la llegada de Duwayne
Burnside que sumaba su guitarra y voces al invento. Pero más allá de esos
pequeños o grandes cambios según cada cual lo cierto es que Polaris
es muy recomendable por lo de siempre: unas cuantas canciones para perderse en
ellas. Y si, diantre, con unos matices diferentes pero no por ello peores que
sus anteriores discos.
Confieso que es un disco
al que me costó más pillarle el punto y reconozco que fue así influido por lo
que leí en su día. Hoy en día es raro que lea críticas antes de hacerme con un
disco prefiero buscarlo en la Red y hacerme mi propia idea. En cualquier caso
en Polaris
es indudable que hay elementos nuevos que añadir a su sonido. Toques pop y hip
hop que siempre son rechazados por el sector más rockero pero que estos tipos
insertan con soltura sumando mucho más que restando. De alguna forma este disco
es en cierta forma predecesor de Electric Blue Watermeleon en cuanto a
experimentación lo que ocurre es que este último es sencillamente imbatible.
Polaris se inicia con Eyes.
Un comienzo como se espera de ellos pero en el camino ya introducen unos
cuantos elementos diferentes: coros molones y un piano juguetón hacia el final
del tema que le da un toque diferente a la canción. La siguiente canción Meet Me in the city es directamente una
de mis favoritas de su amplio repertorio. Para mi hubiese encajado
perfectamente en los últimos discos en solitario de Chris Robinson. Al parecer la han vuelto a grabar para su reciente World
boggie is coming que todavía no he escuchado y que me cuenta un amigo
está siendo acogido con división de opiniones. Ya lo cataré. Y no volveré a
cometer el error de dejarme llevar por impresiones externas. Lo mejor es darle
cancha al disco en cuestión a tu ritmo, sin prisa, ni tensión, a disfrutar…
Conan
es una canción con la que no conecté nada la primera vez que este disco cayó en
mis manos y que a día de hoy me encanta. Sobre todo tiene una parte
instrumental de dos minutos más o menos intercalada entre la letra que me
recuerda a los mejores Allman Brothers.
All along, Otay y Kids These Daze son
de los temas más rupturistas, más pop pero son canciones a las que merece la
pena prestar atención. Algo que el menda
no hizo en su día pero a lo que lleva poniendo remedio buena parte del
verano. Y es que Polaris es un disco que me encaja en esa estación. Es más
ligero, más easy listening, algo que tal vez a priori no encaja con estos tipos
pero que se acaba convirtiendo en algo pegajoso de lo que no te puedes desprender.
Y muy a gusto.
One To Grow On es una canción pop y no reniego para nada de ese término. Es otra que
me encajaría perfectamente en el primer disco en solitario de Chris Robinson. O si vamos a los
orígenes tengo que reconocer que me suena beatleniana,
lo cual es una delicia. Es otra de mis favoritas que no me puedo quitar de la
cabeza con esos arreglos orquestales tan impropios de estos tipos pero que aquí
encajan tan bien coronados con los punteos eléctricos y arropados por las
acústicas. ¡Si!. En Never In All My Days
recuperan el pulso blues con uno de esos temas que ya debería figurar en cada
set list que afronten estos tipos.
Para finalizar el viaje
tenemos Bab Bad Pain con aires funkys
y que podría perfectamente formar parte del repertorio de Fun Lovin´Criminals, Polaris
y Time For The Sun To Rise son otras
dos exquisitas piezas pop, la segunda con una base electrónica que encaja a la
perfección. Y cuando llega ese apoteósico final con Be So Glad estoy más que contento de tener que tragarme todas mis
palabras de desaprobación que he vertido sobre este disco en los últimos años y
gritar como una locaza que adoro a estos tipos y que Polaris mola y mola
mucho.