miércoles, 2 de enero de 2008

Marah, 20000 streets under the sky

El Ruta 66 nos saluda el año con Marah en la portada. Un gran inicio de 2008. Una foto y el nombre del grupo bajo el título de todavía la gran esperanza blanca. Roger Estrada firma un excelente artículo sobre la apasionante historia de esta banda de Filadelfia que tanto ha dado que hablar en los últimos años por estas latitudes. Y es que los hermanos Bielanko se han labrado una justa fama cimentada en apoteosicos conciertos, una auténtica celebración de amor por la música que no deja indiferente a nadie.

Descubrí a Marah cuando trabajaba en Gong Discos hace tres años. Me llamó la atención la portada de 20000 streets under the sky. Una solitaria estación de autobuses, un cartel del banco Chase Manhattan, ese color, en definitiva una invitación a viajar con ellos por su ciudad natal Filadelfia. Apenas había leído nada sobre ellos en aquella época y lo puse en la tienda de discos sin que a las primeras escuchas me causara una gran impresión. Pero como me sucede muchas veces poco a poco me fue atrapando hasta convertirse en un indispensable de ese año y un disco al que recurro a menudo.

Marah debe ser uno de los grupos actuales que cuenta con unos fans más famosos. Los escritores Nick Hornby y Stephen King no se cansan de alabarles a todas horas, Steve Earle les contrato para su sello, Springsteen les invitó a cantar Raise your hand en uno de sus conciertos... La crítica pone por las nubes sus directos y corre como la polvora la máxima de que son mucho mejor en directo que en estudio. A mi me conquistaron en estudio con este disco y luego en directo pero no hago esa distinción.


20000 streets under the sky es como un collage sonoro en el que reinan las guitarras, las trompetas, los saxos, unos coros juguetones y unas composiciones que recogen un momento vital muy especial para los hermanos Bielanko. Y es que tras grabar su controvertido Float Away With The Friday Night Gods este 20000 streets under the sky supone el reencuentro de David y Serge con un sonido más acorde a su música y a sus pretensiones. Es una fiesta en la que los protagonistas son las calles de Filadelfia pobladas de peculiares personjes y de las propias historias de los Bielanko. Cerré el año con el clásico de Mellencamp The lonesome jubilee y no se me ocurría mejor forma de abrirlo que con este otro clásico de Marah.