jueves, 4 de febrero de 2010

Seven

Algunas obras marcan tendencia. Se instalan en el imaginario colectivo e inevitablemente surgen los imitadores. Se ponen de moda y proliferan otras que en muchos casos se alejan del original tanto que acaban por desvirtuarlo. La industria absorve la idea, la tritura, centrifugado y listo, salen imitadores por doquier. En el rock´n roll ha sucedido a menudo. Por ejemplo de la estela grunge salieron grupos como Creed o Days of The New.

El rastro de Seven se puede seguir en incontables películas y series con mayor o menor fortuna. Junto al El silencio de los Corderos inauguró una nueva forma de recrear el género del Thriller. La película dirigida por David Fincher en 1995 fue una de esas obras que trazan una línea divisoria. Un film que desconozco el motivo por el que no goza de un status mayor. Y entre la de Jonathan Demme y esta de Fincher me quedo con esta última sin duda.

Más allá del impacto visual que me produjo Seven, con unos cuantos fotogramas de esos que se te incrustan sin remisión en las retinas, de la atmósfera oscura y lugrube, ciertamente lograda, en fin de la espectacularidad de algunas escenas, lo que mas me gusta es la excelente interpretación de Morgan Freeman. Su personaje suelta unos cuantos diálogos antológicos que se mean de un plumazo en la condición humana.

Seven pertenece a un género tildado a menudo de efectista y poco profundo: el thriller. Su gran mérito es entre otras cosas retorcer los parámetros de ese género, darle unas cuantas vueltas, optar por sugerir antes que mostrar, por huir de lo impactante en beneficio de lo latente…¡Y la lía parda!

La condición humana esta retratada con un pesimismo tan brutal que hace que el ambiente sea irrespirable. La sociedad por ende esta enferma. Incomunicación. Soledad. Hipocresía. Envidia. Casi nadie logra escapar de ese cóctel explosivo. Y Fincher sabe que teclas pulsar para hacerte creíble a ese asesino en serie despiadado e increíblemente lúcido que encarna Kevin Spacey. No hay año que no revise esta película y me vuelva a quedar prendado ante semejante despliegue. Una de esos films que envejecen tan bien como los clásicos de la era dorada.