martes, 28 de octubre de 2025

Toda mi atención

Este verano quedé un día con mis amigos Oscar y Rober. Es una costumbre que tenemos desde hace muchos años. Nos conocimos estudiando en la UPV y hemos mantenido la relación durante todo este tiempo. Teniendo en cuenta que algunos ya estamos en los cincuenta son más de veinticinco años. Como suele ser habitual salieron múltiples temas y las horas que pasamos juntos se esfumaron rápidamente. Buena señal, eso es que te lo estas pasando bien. Recuerdo que aquel día no me miré el móvil ni una sola vez. Quedamos para comer y y al final nos estuvimos hasta la hora de cenar. Cuando nos despedimos y fui al metro, una vez que Oscar se bajo en San Inazio, miré el celular y tenía un whatsapp de mi ama que me decía a ver si le podía hacer un recado, no me acuerdo cuál. Apurado le llamé y le comenté que no había mirado el móvil en todo el día y me dijo que no pasaba nada que lo que me solicitaba no era ni mucho menos urgente. Yo le había otorgado esa cualidad sin darme cuenta, tal vez por la costumbre, seguro que por la costumbre de estar todo el día con el móvil como una extensión ya de mi mente y vida.

Recuerdo que hable con mis amigos de que perdía mucho tiempo con el móvil. Ellos me dijeron que también. Pero había una gran diferencia, mis amigos lo utilizaban para jugar al ajedrez pero eran ajenos a las redes sociales, nada ni de Facebook ni mucho menos de Instagram o Twitter. Sin embargo el menda caía en las tres y confesaba que perdía mucho el tiempo con eso. Demasiado. De hecho ese día algo hizo click en mí y me propuse cambiar mis hábitos al respecto. No estar tan pendiente del móvil, ni chequear cada dos por tres el celular en los llamados tiempos muertos; la cola del supermercado, la del banco, bueno cualquier cola, esos ratos en el trabajo en el que simplemente tienes que estar (turno de noche en el hospital)... Lo cumplí y lo sigo haciendo. Y estoy más contento. Toda mi atención se concentra en que si estoy leyendo un libro, estoy en eso, ni más ni menos, si mantengo una conversación con alguien, le dedico toda mi atención, si estoy en alguna cola, pues estoy pero paso de mirar el móvil... No me lleva a ningún lado.

No se trata de demonizar las redes ni el móvil, tampoco la tecnología, simplemente de darle un uso racional y con el que yo estoy más contento. Conozco personas que están mucho mas enganchadas que yo a este tinglado ja ja, pero eso no es consuelo e incluso ellos tal vez no lo perciban así pero lo cierto es que lo están. La forma en que nos relacionamos desde la aparición de las redes sociales ha cambiado y la cantidad de gente enganchada al tema asusta. Me resulta especialmente doloroso en mis hijos pero es extensible a adultos a los que aprecio. Como cada cual lo vive de una manera y no es mi intención cambiar las costumbres de nadie, allá cada cual... Desde aquel día mi relación con las redes sociales ha cambiado por completo y disfruto más. Mi atención no se dispersa, he leído más libros que nunca y escuchado más discos editados este año que nunca... Con toda mi atención.



jueves, 23 de octubre de 2025

Ronnie Lane Ooh La la!. Vida y obra de un (Small)Face. Javier Cosmen Concejo

Jamás pensé que se iba a editar un libro en castellano sobre la vida y obra de Ronnie Lane. En los últimos años por estos lares se han publicado un buen número de volúmenes musicales sorprendentes y no esperados, al menos por el menda; Dust My Broom. La historia de Elmore James y Robert Johnson de Gonzalo de la Torre Puig, Alma vagabunda. La vida de Curtis Mayfield de Todd Mayfield y Travis Atria, Caballos salvajes de Jordi Pujol Nadal o Sing Backwards and Weep de Mark Lanegan son algunos de los que más he disfrutado. Ya me resulta agradablemente sorprendente que una editorial apueste por comprar los derechos de un libro publicado originalmente en inglés y mucho más que otras editoriales apuesten por manuscritos realizado por autores españoles que seguro dedican mucho tiempo a artistas con, a priori, un tirón comercial muy limitado como Gram Parsons, Robert Johnson o Ronnie Lane. Así que somos afortunados.

Me enteré de la publicación de este libro por las, tan a menudo denostadas redes sociales. Algún algoritmo hizo muy bien su trabajo y me saltó una noticia con la edición de este libro. En cuanto llegó a la sección de libros de la FNAC acabó en mi poder. Y lo he devorado en pocos días dado mi entusiasmo y pasión infinita por la obra de Ronnie Lane, uno de esos músicos por los que tengo una especial predilección. He acompañado su lectura con la enésima escucha de Small Faces, The Faces y sus discos en solitario e incluso el que editó a pachas con Pete Townshend. Y me reafirmo, su sensibilidad compositiva es mágica para mi. Sus canciones tocan mi fibra sensible de una forma abrasadora. 

Conocía muchos aspectos de la carrera de Ronnie Lane pero no tantos de su vida. El libro muy bien escrito por Javier Cosmen Concejo indaga tanto en aspectos musicales como en los relativos a la forma de ser y a las inquietudes vitales de Lane. Reconozco que en ese aspecto le tenía tanto o más idealizado que por su música y leer este libro me ha hecho reflexionar sobre ese aspecto, sobre la idolatría a veces desmedida o ciega que tenemos por ciertos artistas. En la faceta musical, que al final es la que más me importa, sigo teniendo a Lane en un pedestal pero en lo que respecta a su vida, a esa forma de caminar libre y sin ataduras por el mundo, el libro me ha servido para presentar un mosaico rico y variado que hace que veas las cosas con más perspectiva. 

En lo musical la figura de Lane tal vez estuvo siempre a la sombra del cantante de turno, Steve Marriott primero, Rod Stewart después, pero lo cierto es que ambos se beneficiaron del talento compositivo de Lane, capaz de compartir tareas vocales en canciones espectaculares en las que las voces de ambos y la del propio Lane encajaban a la perfección. Hay muchos momentos brillantes en el libro, mis favoritos sin duda están ligados a los años en los Faces, una banda omnipresente en mi hogar, de las clásicas que más escucho con diferencia porque cualquier día mejora con sus tonadas. Me quedo con una frase que le dijo el productor Glyn Johns a Rod Stewart cuando éste estaba teniendo más éxito con su carrera en solitario que con los Faces, y el bueno de Rod trataba a los componentes de los Faces como si fuesen su banda de acompañamiento: En lo que a mi respecta, eres el maldito cantante de este grupo así que cierra la boca y continúa. Ja, ja, ja.

También es muy interesante la trayectoria de Lane en solitario, dando bandazos de un lado a otro con una propuesta muy arriesgada y totalmente fuera de la realidad, pero el amigo Lane era un espíritu libre al que era difícil convencer de que a veces se metía en empresas increíbles. También es muy sorprendente todo lo relativo a la enfermedad de Ronnie Lane y a los caminos que éste emprendió para intentar no ya curarse, sino tener una calidad de vida digna. En ese aspecto he flipado con los personajes a los que recurrió para tratar de mejorar. Sin spoilers. Descubridlo vosotros mismo y haceros con este libro que merece mucho la pena. 




viernes, 17 de octubre de 2025

Mike Farris. Teatro Barakaldo 16-10-25

Un póster del concierto que Mike Farris ofreció en la sala Azkena de Bilbao el 14 de marzo de 2004 preside el salón de mi hogar. Aquella fue una velada mítica. Algo de lo que Su y yo hemos hablado a menudo. Antes de acudir a aquel show ya era un furibundo seguidor de la carrera de Farris al frente de Screamin´Cheetah Wheelies. Pero a partir de ese día, Goodnight Sun, el primer disco de Mike en solitario se convirtió en algo especial para mi, tan bueno como Magnolia. Y no exagero. Tengo a ese álbum en un pedestal. Como no tengo que elegir me quedo con los dos. A la misma altura. Celestial. Me acuerdo que me lo compré por doce euros en Power Records y si no es el disco al que más rentabilidad he sacado en relación escucha-precio, cerca andará. Ja, ja. 

Ayer acudí a la cita con Farris con muchas ganas y vibré en muchos momentos, de hecho todo el concierto, desde esa emotiva y absolutamente genial Hello From Venus, un comienzo por todo lo alto hasta el aplastante final con Farris desgañitándose al cantar Don´t ever let me down, don´t ever let me down que me sigue poniendo los pelos como escarpias. Farris optó por obsequiarnos con muchos temas de Magnolia, lo cual fue una absoluta bendición. Sonaron maravillosas Good Time, Backwoods Travelin´, Magnolia y las antes mencionadas, Hello From Venus para abrir y Father Speaks para cerrar. 

Me gustó ver a Farris defendiendo su repertorio guitarra en ristre. Y, aunque no sea un virtuoso y tal vez ni siquiera un gran guitarrista me encanta ver como sacar de una forma u otra todas las canciones para adelante con su fantástica voz. El músico de Tennessee se mostró comunicativo y agradecido al personal que se dio cita y nos contó cuando fue la primera vez que interpretó Swingin´de Tom Petty & Heartbreakers, que Blue Yodel No.1 (T for Texas) fue de las primeras canciones que escuchó con su padre y que le encantaba Corrina de Taj Majal que hizo suya con acústica y armónica. Fueron estas dos últimas las dos versiones que más me gustó como interpretó. 

El bolo me gusto y me emocioné casi todo el rato. Me encantó que rescatase Halcyon Days, una de mis canciones favoritas de Screamin´Cheetah Wheelies y lo único que me faltó para haber salido del recinto volando por completo fue que le hubiese dado cancha a su disco de debut, Goodnight Sun. Pensaba que dado el formato que era iban a caer unas cuantas canciones de ese disco pero curiosamente sólo hizo una, que además fue, la por otro lado la excelsa versión de Folson Prisom Blues de Johnny Cash. Desconozco por qué Farris le hace tan poco caso a su debut pero hay que respetar al artista, no queda otra. Que vuelva pronto, iré de nuevo y esperaré que caigan Sublime, As I Walk, Everything, Know Good Know how que me chiflan todas... 

lunes, 13 de octubre de 2025

Jonny Kaplan & Lazy Stars. Sala Azkena 10-10-25

Hacía más de una década que Jonny Kaplan no visitaba estas tierras y prácticamente el mismo tiempo sin editar disco. El último data de 2013. Muchos años después ha vuelto y hemos comprobado que el muchacho sigue en muy buena forma y que ha venido rodeado de músicos más que solventes que han sabido dar lustre a un excelente repertorio. Porque amigos, aunque pueda parecer exagerado, muchas canciones de Kaplan juegan en la liga de los mejores en ese amplio espectro que conforma la música americana, con inequívocos toques country, mucho soul y una clase infinita. A lo largo de la noche me vinieron a la cabeza nombres como los de Dan Baird, Neal Casal o Levi Parham. Músicos que nunca han alcanzado el éxito comercial pero que gozan de una pequeña pero fiel parroquia de fieles seguidores. 

Un par de canciones, curiosamente dos de mis favoritas, Hidden Treasure y Big´Ol Bob me costó entrar en calor. Creo que fue más cosa mía pero a partir de ahí todo el bolo se me hizo cuesta abajo, gozando con un repertorio matador y una interpretación excelsa, maravillosas y sutiles las acústicas Stick Around y When You´re Down, y matadoras y absolutamente rocosos los bises, mejor elegidos imposible, con la acústica Sweet Magnolia Flower y el arreón final con la versión de Lover Of The Bayou con mención a Tom Petty y esa portentosa Ride Free que no me canso de escuchar jamás.

Antes por supuesto hubo otras joyas que me encantó escuchar en directo como Falling, Sparke and Shine y Damaged, otra de esas canciones abrasadoras que te dejan un regusto exultante. Perfecta elección para finalizar y luego ir a los bises. Antes Sara Iñiguez (Rubia) se lo pasó pipa cantando en perfecta armonía y sintonía con Jonny, Up On Cripple Creek de The Band. Otro momento brillante de la velada. Espero que Kaplan se anime a venir de nuevo y que grabe más música. Con sus canciones el mundo es un lugar un poco mejor. Mención especial para los músicos que le acompañaron: Jokin Salaverria (bajo y coros), Matthew Cartmill (guitarra y coros) y Arnau Coderch (batería). Estuvieron plétoricos toda la noche. 

En fin, estos pequeños bolos son la sal de la vida. Sorprendentemente el sonido fue mucho mejor de lo esperado y el personal disfruto de lo lindo de una noche de rock´n roll auténtica y repleta de grandes canciones que cuando te piras a casa estás tarareando sin darte cuenta. En mi caso me daba vueltas todo el rato The Best is Yet To Come, que vuelve sonar ahora en mi hogar a todo trapo. Fue un placer disfrutar del bolo con mi amigo Diego que siempre me deja alguna perla, el otro día una alabanza sobre la guitarra de Cartmill, dicha con voz a lo Jose Luis López Vazquez... Que no te digo que me lo mejores, iguálamelo. 

lunes, 6 de octubre de 2025

Handsome Jack. Turn up the Heat

Me fastidió mucho perderme el bolo que Handsome Jack ofrecieron en el Kafe Antzokia el pasado 24 de septiembre. Trabajaba de noche y me fue imposible acudir. Una auténtica pena porque su disco A Good Thing fue uno de los que más escuché y disfruté el pasado año. Un gran amigo me lo ha regalado en vinilo y desde que me lo dio lo he puesto unas cinco veces. Y no me canso. La misma sensación eufórica de cuando lo descubrí en la primavera del pasado año. Estos tipos de Lockport en el Estado de Nueva York poseen muchas cualidades que me pirran en el mundo del rock´n roll: descaro, toneladas de groove y excelentes canciones que transitan por el blues, el rock pantanoso, el boogie y cierto toque soul que se hace especialmente patente en temas como el que da título al disco y en algunos otros. Una de los aspectos que más me atrajeron desde el principio es que los tres componentes cantan y se complementan a la perfección en esas lides. Espero que vuelvan y poder acudir a su bolo. Parece que la gira por estos lares se está saldando con el personal pasándoselo pipa con el rock´n roll de estos tipos. Por muchos años. 


jueves, 2 de octubre de 2025

Myron Elkins. Nostalgia For Sale

Uno de los debuts discográficos más impactantes de los últimos años fue el de  Myron Elkins con Factories, Farms & Amphetamines en 2023. Con tan sólo veintiún años el músico de Michigan iniciaba su carrera de una forma espectacular con un disco repleto de buen country rock cantado con una voz impropia de alguien tan joven. Producido por Dave Cobb, llamó la atención de selectos círculos como el Huercasa Festival donde ha actuado en dos ediciones consecutivas. Estoy deseando verle en directo y que pasee toda su clase por pequeñas salas donde su música se puede elevar hasta el infinito y más allá. 

Lejos de darle continuidad y repetir con un disco con el mismo patrón sonoro que el anterior, que tampoco hubiese estado mal si las canciones son buenas, Elkins ha optado por profundizar en su veta soul con excelentes resultados. Son diez canciones en apenas cuarenta minutos y no hay ni una de relleno. Todas buenas. Las benditas influencias podrían ir desde Solomon Burke, Clarence Carter hasta por supuesto la Creedence o Allman Brothers Band. La voz de Elkins es perfecta para sumergirse en ese bendito cruce de caminos entre el rock y el soul. Imbatible.

La incredulidad sigue presente y es inevitable al escuchar a este joven de veintitrés años cantar de esa manera, con esa profundidad, algo que se percibe desde la inicial Red Ball, una inmejorable apertura provista de un trotón y sugerente ritmo soul donde ya aparece con una clase de no te menees la consabida sección de viento a cargo de Art Edmaiston (saxo) y Marc Franklin (trompeta) que se luce al final del tema en perfecta comunión con el piano de Rick Steff y las guitarras de Avry Whitaker, Billy Gunther y Caleb Stampfler. La canción que da titulo al álbum es un arrebatador número de soul profundo que capta a la perfección el sentimiento de nostalgia al que hace referencia el título. Y es que Elkins se fue a Memphis a grabar tras cuatro años deambulando y comprobando que hace falta mucha suerte, contactos y demás para hacerse un hueco en el show business. Lamerse las heridas en el santuario de la música soul y entregar un disco tan jodidamente bueno está al alcance de muy pocos.

Escucho God Bless The Rain y me digo por millonésima vez que es imposible que este muchacho sólo tenga veintitrés años. Su voz tiene un poso sureño profundo y evocador y hace que estés irremediablemente atento a las letras. La sensación que transmiten muchos de los temas de este disco es la de un tipo con el alma rota que ha encontrado en la música un lugar en el que perderse y refugiarse. Es imposible no caer rendido ante maravillas como Easy Target donde el piano y órgano de Rick Steff se lucen sin necesidad de raros aspavientos. Lo cierto es que todos los músicos involucrados están en perfecta sintonía con la voz de Elkins. Mención especial merece el baterista y productor, Ricky Laduke.

Desgraciadamente tengo la sensación de que este músico no está teniendo la repercusión que se merece. El nivel de de sus dos discos es apabullante y ambas rodajas no tienen nada que envidiar a los mejores álbumes de gente como Chris Stapletton, Marcus King o Sturgill Simpson posiblemente tres de mis favoritos en ese género tan atractivo y legendario como es el country soul. Livin And Learnin canción que cierra de forma majestuosa el disco (y que podría figurar en el mejor disco de The Faces) es tal vez el mensaje al que hay que aferrarse, lo que todos hacemos. Como escribió Myron en su Instagram: Este álbum es para todos los soñadores, currantes y outsiders.