Estoy atravesando mi habitual periodo stoniano. Algo que no falla todos los años. Porque como decía Keith los Stones son como el aire que respiramos. Mi fascinación por la banda se inició de forma consciente en 1990 cuando hicieron su primera gira en muchos años. Antes había escuchado sus temas más populares pero mi primer disco fue Steel Wheels que mi primo Oscar me regaló en Pucela. Ha llovido y los Stones todavía la quieren seguir liando. En aquella época, con 16 años fantaseaba con verles en esa gira pero eso no sucedió hasta muchos años después y lamentablemente no los disfruté como la ocasión lo merecía.
Con los años fui haciéndome con todo el material que pude de la banda y volando alto con su material de los setenta. De Beggars Banquet a Tattoo You los Stones engancharon una ristra de discos en los que perderse una y otra vez. Se avecina una descarga stoniana de dimensiones biblícas y antes de dormir me apetece despedir el día con esta fascinante canción que me sigue impactando tanto como la primera vez que la escuché.
2 comentarios:
Tremendo baladón, me encanta ese piano, a muchos nos pillaron de la pechera los Stones en algún momento de nuestras vidas y ya no nos dejaron en paz.
Saludos.
Steel Wheels fue el último gran disco de los Stones clásicos. lo de después,discos de relleno para largas giras.
No me acordaba que te lo regale.
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