Sam Cooke no se quedó nada contento de su
actuación el Copacabana en 1960. El local era lo más de Nueva York y Sam no
logró conectar con la audiencia. Fue una espina que tuvo clavada hasta que
volvió a la ciudad. Y lo hizo haciendo ruido. Famosa es su estratagema
publicitaria. Aquella de Bigges Cook in Town por la que
desembolsó 10.000 dólares de su bolsillo. A esas alturas Cooke ya era una
estrella entre el público de todos los colores. Pero el caso es que el
concierto no funcionó. O así lo vivió el propio Sam.
Cualesquiera
que fuese la razón porque la que aquel concierto de 1960 no cuajó queda
sepultada tras la escucha de Sam Cooke Live at The Copa (1964).
El Sam Cooke crooner. Arropado por una orquesta de lujo al servicio de su voz
que interpreta y vocaliza de la forma en la que lo hacen los grandes del
género. Es curioso porque es una faceta que he descubierto de este hombre que
me tiene asombrado. Pero es que cuando se tiene una voz así se puede con todo. La
vena soul es lo más conocido de su trayectoria pero es que como crooner tampoco
tenía rival.
Así que para abrir aquella histórica velada y tras la presentación de rigor tenemos The Best Things in Life Are Free un tema que solía interpretar Sinatra. Una canción corta, directa que nos presenta por dónde van a ir el asunto en el afamado local neoyorquino. Aunque Cooke era un prolífico y excelente compositor la mayoría de los temas que interpretó aquella noche en el Copa no son suyos. Y curiosas a más no poder son las versiones de Blowin´ in the wind y If I Had a Hammer temas de tono social por los que Cooke sentía predilección y que precisamente canta en el último lugar en el mundo donde te lo puedes imaginar. Pero así era este tipo. Cuando Sam cantaba no se limitaba simple y llanamente a ser un cantante técnicamente perfecto, que lo era, interpretaba la canción, la pasaba por su filtro y ya nada volvía a ser igual.
Así que para abrir aquella histórica velada y tras la presentación de rigor tenemos The Best Things in Life Are Free un tema que solía interpretar Sinatra. Una canción corta, directa que nos presenta por dónde van a ir el asunto en el afamado local neoyorquino. Aunque Cooke era un prolífico y excelente compositor la mayoría de los temas que interpretó aquella noche en el Copa no son suyos. Y curiosas a más no poder son las versiones de Blowin´ in the wind y If I Had a Hammer temas de tono social por los que Cooke sentía predilección y que precisamente canta en el último lugar en el mundo donde te lo puedes imaginar. Pero así era este tipo. Cuando Sam cantaba no se limitaba simple y llanamente a ser un cantante técnicamente perfecto, que lo era, interpretaba la canción, la pasaba por su filtro y ya nada volvía a ser igual.
Un
ejercicio muy sano y divertido es escuchar a la mañana para empezar el día con energía el Live
a the Harlem Square Club y poner a la noche este Live at The Copa. Aunque
parezca increíble es el mismo tipo. Un hombre capaz de moverse con igual
soltura y brillantez en terrenos tan opuestos.
De una audiencia negra entregada, loca y sudorosa pasamos a local más
chic del planeta, el centro de la canción ligera para el público blanco de la
época dónde se podía escuchar el tintineo de las copas de martín. En ambas
tesituras hay un triunfador: Sam Cooke.
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