domingo, 20 de abril de 2025

Old 97´s. American Primitive

Todavía me sucede a menudo que descubro nuevos o viejos artistas tras la lectura de un artículo sobre su trayectoria. Nunca es tarde. A veces te llevas sorpresas mayúsculas. Una de las más aplastantes y gozosas ha sido empaparme a gusto con American Primitive, el último disco de Old 97´s, banda sobre la que apenas conocía algún tema y que me ha cautivado por completo tras leer el fenomenal artículo que Rafa Suñen, cantante de Los Chicos, firmó en el Ruta 66 de octubre de 2024. Me llamó mucho la atención la historia de esta banda, especialmente lo concerniente a su cantante Rhett Miller, un excelente músico y compositor que sufrió mucho en su adolescencia, intento de suicidio incluido. Dio la casualidad que me regalaron el cd de American Primitive el pasado mes me marzo en el día del Padre, justo cuando acababa de terminar de ver Adolescence la fenomenal serie de Netflix de la que todo quisqui habla y que de alguna forma conectaba con lo que leí en ese artículo. 

Old 97´s es una veterana banda originaria de Dallas con más de treinta años de trayectoria. American Primitive es su decimotercer disco, el primero que escucho y el inicio no ha podido ser más excitante. Lo puse una y otra vez el último trimestre del pasado año y una de las veces que sonó por casa recibió uno de los mejores elogios que puede recibir cualquier banda en mi hogar cuando Su me dijo, de alguna forma me recuerdan a Cracker... ¡Yeah! Y así lo percibí también yo ya que en American Primitive abundan los temas excelentes saltando de un estilo a otro en perfecta sintonía. También me recordaron de alguna forma a R.E.M, cuyo guitarrista Peter Buck colabora en Where The Road Goes maravilloso tema con una fantástica letra en la que Rhett Miller canta Look at all the beautiful things you found, oh you could have died that day, back when you thought none of this was worth it, when you thought everything was broken...

Por muchas veces que haya escuchado el álbum (y os garantizo que han sido decenas) soy incapaz de encajar a esta banda en ningún estilo concreto. Me dejo llevar por las canciones, todas excelentes, desde la inicial Fallin Down provista de esos locos y surferos riffs que te llevan en volandas y firmo con sangre esa letra que te invita a bailar aunque el mundo se derrumbe a tu alrededor. Son muchas las canciones que tienen cierta impronta punk y eso me vuelve loco, ahí esta sin ir más lejos la segunda del tracklist: Somebody es adictiva y me encanta como le zumba a los parches Philip Peeples y la rabiosa interpretación vocal de Rhett Miller. La que da titulo al álbum parece una hermana gemela de Fallin Down y posee unos cuantos solos superpegajosos de Ken Bethea. Me chifla la parte final, acelerada, contagiosa a más no poder. A menudo la crítica les señala como un combo punkabilly. ¡Me gusta el término!

También hay momentos para canciones sencillamente poderosas y brillantes en su vertiente mas acústica como la antes mencionada Where The Road Goes o Honeypie, maravillosamente melódica, de esas que se te queda a la primera y tarareas continuamente. Aquí se lucen las acústicas de Miller y Bethea y la mandolina de Peter Buck le da un toque distintivo a la canción. También suena un piano cortesía de Scott McCaughey. Imposible no dejarse llevar por el silbido que inaugura By The End Of The Night cantada con guasa por Murry Hammond y que de nuevo cuenta con unos originales y certeros punteos de Ken Bethea. Masterpiece es la canción en la que Su me soltó eso de que le recordaban a Cracker. Sobran los comentarios. Temazo cantando con chulería por Miller y con esos coros tan cool a cargo del resto de la banda: Murry Miller, Ken Bethea y  Philip Peeples.

Incantation invoca el espíritu de los mejores R.E.M. No es casual que por ahí esté de nuevo a la guitarra Peter Buck. Vuelve la energía punk con Magic y las exquisitas reminiscencias a Cracker con la espectacular Western Stars una canción que no me quito de la cabeza, sin duda mi favorita del disco y mira que me chiflan todas. Chased The Setting Sun es la más puramente country rock de todo el tracklist y no puede ser más pegadiza. Estridente, resultona y perfecta para el directo me resulta This World pero no es la que cierra el álbum ese honor es para Estuviera cayendo una curiosa incursión en la guitarra flamenca a cargo de Jeff Trapp. Por supuesto tengo que indagar en la discografía de estos tipos porque mi inicio con American Primitive no puede ser mejor. 


sábado, 12 de abril de 2025

Elliott Murphy. Kafe Antzokia 11/04/2025

Cualquier mierda que escriba en este cochambroso blog sobre el extraordinario bolo de ayer de Elliott Murphy y su banda no le va a hacer justicia. O si. Porque los conciertos son experiencias personales e intransferibles. La de anoche fue la tercera vez que veía a Murphy en concierto. Me habían gustado mucho las anteriores que fueron en el Antzoki de Getxo hace muchos años con mi amigo Rober y en la sala BBK con Su. En ambas ocasiones sentados. Anoche fue en el Kafe Antzokia de Bilbao, un lugar perfecto para gozar de la celebración de rock´n roll que perpetró el bueno de Elliott junto a su inseparable Olivier Durand más Mellisa Cox (violín y coros) y Alan Fatras (batería). Ambos fueron fundamentales para darle el toque definitivo a las canciones, además de estar en perfecta sintonía musical y visual. 

Algunas noches son mágicas,  todo fluye de forma armoniosa. Así fue desde el comienzo con Drive All Night en formato acústico con Durand y Murphy... El personal estaba más que a gusto, realmente en Bilbao se adora a Elliott Murphy y el mismo nos recordó que había actuado más veces en el Botxo que en su ciudad natal, New York. Nos recordó que de hecho hace unos años compuso Green River en esta ciudad y bromeó cuando señalo que hace cincuenta y dos años cuando le leyeron la palma de la mano le dijeron que iba a estar justo aquí en Bilbao tal día como hoy, ja,ja. El cancionero de Elliott es rico y variado y cayeron imprescindibles como Rock Ballad, Last of The Rock Stars, Sonny que dedicó a Lou Reed contando una cachonda anécdota cuando el neoyorquino llamó a su casa y habló con su madre. Por supuesto, como en todo buen concierto que se precie hubo momento para el bailoteo desenfrenado cuando enganchó uno de sus temas con el celebérrimo Twist And Shout.

Hace años leí una entrevista con Elliott Murphy en la que decía que la música tiene un carácter sanador y no puedo estar más de acuerdo. Escuchar sus canciones en directo sigue siendo una experiencia gozosa a más no poder y durante las dos horas y media de concierto te dejas llevar por el poder irreductible de la música. Ayer me emocioné de lo lindo durante todo el show y especialmente con Come On Louann y On Elvis Presley´s Birthday y me encantaron las canciones que interpretó de su recién editado, Infinity... Que recuerde cayeron Granny Takes A Trip, Baby Boomers Lament y cerró el concierto con Night Surfing. A Murphy todavía le rondan excelentes canciones. Un lujo ver a este incombustible rockero con mi amigo Oscar capaz de incendiar el Antzoki con su contagioso entusiasmo. Desconocía que Elliott Murphy es del mismo año que Springsteen. 76 tacos y ahí sigue ofreciendo jugosas celebraciones de rock´n roll. Por muchos años. 

martes, 1 de abril de 2025

Waxahatchee. Tigers Blood

Hace veintisiete años Lucinda Williams publicó Car Wheels On A Gravel Road el álbum que la catapulto. Llevaba muchos años en el mundo de la música y había grabado unos cuantos buenos discos pero en ese todo encajo para propulsarla a otro nivel. Lo descubrí gracias a Popular 1 y fue una de mis primeras incursiones en el country rock. El pistoletazo de salida en ese sentido lo había dado dos años antes Steve Earle con I feel alright en el que colaboraba en el tema que cerraba el disco la propia Lucinda. Estos dos discos son en mi casa sagrados y el inicio de mi idilio con el género; country rock, americana, llámalo como quieras.

¿Por qué esta megachapa si de lo que voy a escribir es del Tigers Blood de Waxhatchee? Pues porque la primera vez que escuché este álbum pensé en Lucinda. Tienen cierto parecido sonoro, influencias similares, deliciosos puntos en común y un nivel similar lo que me encanta porque refuerza mi entusiasmo por los tiempos que vivimos repletos de grandes discos que merecen ser escuchados con el detenimiento de antaño. Por mucha oferta que haya centrarse en maravillas como Tigers Blood ofrece una recompensa colosal. Descubrí el disco gracias a un comentario entusiasta de Alex G en una de sus redes sociales. Después Su me corroboró que solía poner el disco en el trabajo y que, en efecto, era una delicia. 

Y caí rendido desde que escuché a Katie Crutchfield entonar la primera frase del álbum; I Pick you up inside a hopeless prayer.... Una adorable forma de empezar un disco con una sensible y atractiva interpretación vocal. Una canción tranquila a la que siguen dos temas irresistibles repletos de buenas guitarras y grandes armonías vocales; Evil Spawn y Ice Cold. Ambas podrían figurar en el disco antes mencionado de Lucinda. Nivel superlativo que no decae sino todo lo contrario con Right Back To It donde se luce y mucho MJ Lenderman en las armonías vocales y a la guitarra como en todo el disco. 

Otro músico en el que he pensado al escuchar esta obra de arte ha sido Buddy Miller ya que Tigers Blood tiene ese tipo de producción no intrusiva, de dejarse llevar al estilo Buddy. Menos es más, mucho más, otra prueba radiante es Burns Out At Midnight con esa armónica fundamental que guía todo el tema. Bored tiene un toque a lo PJ Harvey, otra de las influencias de esta chica excelentemente llevada a su terreno. De las más marchosas del disco y con cierto toque punk y chulesco. En esta canción me chifla el bajo de Brad Cook que además produce el disco con mano certera. Lone Star Lake podría ser un tema a enseñar para todo aquel que no conozca el término americana. Una joya que tiene los mejores ingredientes del género, elegancia por los cuatro costados, basta fijarse en como toca la batería Spencer Tweedy

Crimes Of The Heart es muy minimalista, escucharla a tope en los cascos fijándome en como se complementan las guitarras ha sido toda una experiencia. Crowbar me recuerda poderosamente a REM, las primeras notas de guitarra puede que se parezcan incluso mucho a una canción de los de Athens. Otra delicia. La recta final no pierde fuelle y tanto 365 como The Wolves y la que da titulo al disco, Tigers Blood rematan el asunto de forma prodigiosa. Un disco esencial, sin canción de relleno. Una obra de arte a escuchar con toda la atención del mundo. Así que no se qué hostias haces que no reservas los cuarenta y seis minutos que dura el álbum para escucharlo a todo volumen. Lo agradecerás. 


martes, 18 de marzo de 2025

Ryan Adams. Star Sign

Aunque Ryan Adams esté sumergido en una gira conmemorativa de un disco editado hace veinticinco años el tipo sigue grabando música de forma compulsiva. Pocos artistas tan prolíficos se me ocurren. Podría competir perfectamente con Jim Lauderdale. Les salen las canciones a borbotones. Su creatividad está desatada. Y como el propio Adams comenta en la estupenda entrevista que le hace Silvia Beltrán para el Ruta 66 de este mes, el artista cree que su mejor momento está por llegar, su mejor concierto por ofrecer y la mejor novela por escribir. Esa una forma estupenda de vivir. Comparto su entusiasmo y como amante de la música vivo de esa forma. Es asombrosa la cantidad de música nueva que estoy descubriendo en los últimos años. De no creer. Nadie puede frenar mi entusiasmo. 

Una buena prueba del torrente creativo de Ryan es que el año pasado editó nada más y nada menos que cinco discos. Por supuesto, seguirle la pista es directamente imposible. Me quedé prendado con uno de ellos, Star Sign. Lo escuché compulsivamente a finales del pasado año cuando todavía no estaba en la dichosa plataforma en la que mi querida hermana me ha regalado una suscripción premium. No tengo ni idea cómo funcionan los entresijos legales para que un disco esté ahí pero ya era hora. Antes lo escuchaba en el tubo. Star Sign es sin lugar a dudas uno de mis discos favoritos de Ryan y por supuesto lo puse en mi Top Seventeen de 2024.

¿Qué hace que Star Sign sea tan jodidamente especial en mi hogar? La respuesta simple es que está repleto de grandes canciones. La más etérea, inexplicable y mágica es que remueve de forma misteriosa y altamente adictiva buena parte de mi ser. Incluso los celadores búlgaros sin estudios tenemos alma. Empezar un lánguido día como hoy, sin tener que ir al laboro, leyendo la entrevista antes mencionada en Ruta 66 y rescatar la que le hicieron Nat Simons y Anchel P. Sol para el Popular 1 de abril del pasado año mientras escucho todas esas atronadoras canciones ha sido una gozada. Disfrutar de un álbum de esa manera como si fuese la primera vez que lo escuchas, aunque sea la decimoséptima, es maravilloso. 

Me sucede a menudo que discos actuales que me vuelan la cabeza me remiten a otros que tengo en un pedestal en mi hogar. Emparento Star Sign con After The Gold Rush de Neil Young. Ahí es nada. Sónicamente tienen puntos en común. Por ejemplo la canción que da título al álbum de Ryan podría encajar perfectamente en la obra de Young. Te desarma igual que las del canadiense. Esa armónica con la que comienza marca el terreno de una forma prodigiosa y Ryan adopta un falsete fantástico que se apodera de ti. Las acústicas y el hammond envuelven todo de una forma elegante, reposada, hipnótica. Una canción colosal. Abundan en el disco. 

El álbum me ganó desde el principio porque Self Defense es una apertura excelsa. Musicalmente repleta de matices sonoros. Esos violines tan bien puestos, el piano añadiendo singulares detalles, las guitarras acústicas perfectamente compenetradas con los escasos pero singulares efectivos punteos de la eléctrica y unos leves arreglos de cuerda. Recomiendo escucharla con cascos o a todo volumen en el equipo de música. Es una pasada. So Lost empieza con el clásico rasgueo de guitarra que capta mi atención pero lo que me vuela la cabeza aquí es el bajo que hace su aparición de forma portentosa en el minuto 1:03 y a partir de ahí se convierte en el guía vital del tema que termina de forma exultante con una centelleante parte de piano acompañada por unos singulares coros. 

Darkness no hace sino aumentar el nivel de forma asombrosa. Una canción que podría convertirse en un clásico ineludible de su amplio repertorio. Perfectamente construida, de menos a más, con una cadencia lenta pero sin aburrir, dando espacio a que cada instrumento que se incorpora brille para formar un conjunto prodigioso. Y qué decir de la interpretación vocal de Ryan que alcanza su punto álgido al final con ese falsete tan delicado y oportuno envuelto en arreglos orquestales sazonados con unos punteos de guitarra eléctrica sencillamente geniales. De la oscuridad anterior pasamos a la luminosidad gracias a Shinin' Throught The Dark, de esos temas que se quedan a la primera y que cuenta con un acordeón la mar de molón que me hace pensar en aquel estupendo Countrysides de Cracker.  

Las seis canciones que quedan son igual de brillantes. Lo juro. Que me aspen si Tomorrow Never Comes no podría estar perfectamente en Nebraska de Springsteen y ojo que me imagino a Bruce haciendo una versión de este tema. Aunque lo más seguro es que ni lo conozca. Speeding Car es otra de esas canciones que podría ser un single perfecto, una de esas tonadas que de figurar en la banda sonora adecuada ganaría adeptos a borbotones. Pero no creo que Ryan esté pensando en nada de eso. Su única preocupación parece ser llenar este mundo con grandes canciones y lo está consiguiendo con creces. Añádanle al lote I Lost My Place, Be Wrong y Stay Alive. Las tres soberbias. Le voy a dar al play otra vez. Y van...

martes, 11 de marzo de 2025

Caballos Salvajes. Jordi Puyol Nadal

Los turnos de noche en el hospital son muy largos. Conviene tener cerca un buen libro. En un par de noches me he deleitado con la lectura de Caballos Salvajes escrito por Jordi Puyol Nadal y que se detiene en los cinco últimos años de la vida de Gram Parsons, indiscutible icono del country rock. El libro está construido a modo de biografía oral recogiendo jugosos testimonios de muchos de los que de una u otra forma colaboraron con Parsons, escribieron sobre él o músicos a los que la obra de Gram influyó de manera decisiva. Esas contribuciones son decisivas y la propia prosa y opiniones del autor del libro recogidas en la parte final son excelentes. Comulgo totalmente con su forma de ver el asunto.

Antes de continuar que nadie piense que descuido mis deberes profesionales. En cuanto suena un timbre o algún compañero me solicita para cualquier tarea acudo raudo y veloz, tanto que ni te lo creerías. Hay rayos que dejan menos estela que yo. Y mucho menos glamourosa. Glamour no le faltaba a Parsons. Eso piensan la mayoría de sus acérrimos seguidores, esos que podrían militar en una secta y que opinan que Gram prácticamente inventó un género el solito. Porque los hay. De eso también se da cuenta, y muy bien en el libro, tanto en las reflexiones finales del autor como en unos cuantos testimonios de los implicados. 

Cada capítulo del libro está estructurado de la siguiente forma; una introducción a cargo del autor en la que expone que ocurrió en un periodo concreto, seguida de los testimonios bien de los implicados o de las opiniones de autores o músicos conocedores de la obra de Parsons como Sid Griffin, Chuck Prophet, Jim Lauderdale o Mark Olson. Y no se hace redundante, sino todo lo contrario ya que el autor se limita a exponer los hechos y es gracioso comprobar como la película siempre varía según quién te lo cuente o a quién preguntes. Es un forma muy sencilla a la par que poderosa de contar una historia. 

Hay varios hechos claves en la vida y obra de Gram Parsons. Me centraré en los que más me han gustado y llamado la atención. Por ejemplo la relación entre Parsons y Keith Richards de la que mucho se ha escrito y especulado. No voy a hacer spoiler pero conecto mucho con las reflexiones que al respecto realiza el autor en la parte final del libro. Siempre planeará la sombra de Parsons en temas como Sweet Virginia o Wild Horses. En lo musical parece que había una conexión casi mágica entre ambos pero también esta por medio Mick Jagger y sus supuestos celos. ¡Mick celoso! ¡Eso no puede ser! Jamás de los jamases, ja ja. En todo caso el resto de la chusma le envidia a él.

Está muy bien contada la historia musical de Gram Parsons y Emmylou Harris. La perfecta compenetración musical entre ambos. De esta cuestión diría que hay consenso. Y basta escuchar cualquier tema que grabaron juntos para percatarse, de que en efecto, ambos habían nacido para cantar juntos. La muerte de Parsons dejo muy tocada a Harris pero la chica supo encarrilar todo su potencial en una carrera más que interesante. La parte en la que se glosa la creación de los discos GP y Grievous Angel está muy bien contada. Es curioso comprobar como alguien que hacía algo más que flirtear con las drogas fue capaz de sacar adelante dos discos espléndidos rodeado de varios músicos clave en la carrera de Elvis Presley como James Burton o Glenn D. Hardin.

Me han parecido especialmente atractivas y certeras todas las intervenciones de Sid Griffin, Barney Hoskins y Jim Lauderdale. Conecto totalmente con sus aportaciones en temas musicales y vitales. Hay reflexiones muy certeras sobre el tema de las drogas. Sobre su romantización, esa idea equivocada a más no poder de que ciertas sustancias incentivan y ayudan a crear... El final de Parsons como el de tantos otros está marcado por una adicción incontrolable que le privó de haber compuesto mucho más material del que hizo. Son también muy interesantes los apuntes sobre la vida de Parsons, un tipo que tenía la vida resuelta desde la cuna y como eso de alguna manera le marcó y no precisamente para bien o al menos no le supo sacar el innegable potencial que tenía esa situación. Voy ahora con las valiosas aportaciones de mis favoritos:

Sid Griffin

Experto en la figura de Gram Parsons, autor de una biografía sobre el músico y del guion del documental Fallen Angel de la BBC (que también en su día compre en DVD), Griffin es además componente del grupo The Long Ryders. Sus intervenciones son jugosas a más no poder e indudablemente certeras. Sid no duda sobre la grandeza musical y su influencia en el mundo del country rock y he descubierto gracias a el que Grievous Angel era el álbum favorito de Tom Petty.  Pero aunque le guste y mucho la música de Parsons no se muestra ciego y reconoce que Gram perdió mucho el tiempo y no supo sacar todo el jugo que tenía a su talento. Y se muestra claro y contundente sobre el abuso de las drogas y su romantización. Conecto totalmente con sus testimonios.

Barney Hoskins

¿Qué decir de Barney? Sin duda uno de mis escritores favoritos sobre música. Enormes sus libros Tom Waits, la coz cantante y Hotel California: Cantautores y vaqueros cocainomanos en Lauren Canyon. Aquí sus apariciones son colosales. Por ejemplo cuando se está tratando de la posibilidad de que Gram y Keith Richards grabasen un álbum juntos, Hoskins dice: En la neblina de los ópiaceos y la euforia de la coca, estoy seguro de que Keith lo decía en serio... No he podido descojonarme con tamaña aseveración. Pero para que el lector vea que no sólo me quedo con la mandanga, me encanta cuando Hoskins se refiere a Emmylou Harris como una persona crucial en el renacimiento de Gram Parsons

Jim Lauderdale

Todos los testimonios de Lauderdale demuestran el profundo y sincero amor que tiene Jim por la música de Gram Parsons. No cabe duda de que fueron una influencia decisiva en su profusa discografía. Y como estudioso de toda la obra de Parsons, Jim pondera y se deshace en elogios a los músicos que participaron en GP y Grievous Angel. Sabe muy bien que la grandeza de la música a menudo, casi siempre de hecho es un asunto de equipo. Varias personas dando lo mejor de sí mismo en unas buenas canciones. No puedo terminar sin referirme a que Jim Lauderdale es uno de los mejores compositores de la historia. Un tapado cuya carrera merece ser reconocida y no puedo sino declarar sin ningún tipo de rubor que Lauderdale superó a su influencia con creces y que ahí sigue grabando música maravillosa.  






lunes, 3 de marzo de 2025

A Complete Unknown

Ayer fui al cine a ver A Complete Unknown dirigida por James Mangold. Éramos muy pocos en la sala, no sé si porque elegimos la versión original subtitulada o porque la figura de Bob Dylan no despierta tanto interés, pero me sorprendió teniendo en cuenta que era el fin de semana del estreno. Me gustó la película. No me voló la cabeza que era lo que esperaba pero eso seguro que tiene que ver más con mis expectativas que con otra cosa. Siempre es así. En cualquier caso me parece un buen film, entretenido, que va de menos a más. La película cuenta con el beneplácito de Mr Zimmerman, por lo que teniendo en cuenta lo que le gusta al de Minnesota inventarse su propia vida, tiene hasta gracia. Las inexactitudes que cuenta el film en algún caso pueden hasta chistes del propio Dylan. Genio y figura. 

Me esperaba un film que cuidase al detalle todo el tema de la ambientación, vestimenta y esas zarandajas. Y así es. Habiendo visto varios documentales sobre Dylan te percatas de que la película recrea ese Nueva York de principios de los sesenta a la perfección. El reparto está espléndido, encabezado por un Timothee Chalamet que se mete en la piel del Dylan de esos años de forma prodigiosa en todos los aspectos; voz, gestos, incluso cuando canta las canciones de Bob. Espectacular. Atractiva y seductora a más no poder está Monica Barbaro en el papel de Joan Baez y perfecto Edward Norton en el de Pete Seger. Las actuaciones del elenco actoral es una baza ganadora. Los secundarios están también soberbios como es el caso de Dan Fogler en el papel de Albert Grossman o Boy Holbrook en el de Johnny Cash, con pocas apariciones pero de esas que no se olvidan. 

La película arranca con la llegada de un joven Bob Dylan al Greenwich Village. Un perfecto desconocido obsesionado con figura de Woody Guthrie al que va a visitar a un hospital. Incluso sobre esa historia hay dudas pero, ¿Cuándo no las hay estando Dylan implicado? Ja, ja. En realidad se puede poner en duda muchas cuestiones que se cuentan en el film pero eso en el fondo es igual ya que todas esas licencias no cercenan en absoluto el buen hacer del film. En cualquier caso si que creo que el guion podría tener más garra, haber indagado de una forma un poco más clara en la relación entre Joan Baez y Bob Dylan y haberle dado más cancha a la creación musical en la parte final, sobre todo en el papel que juega la banda que graba el disco Highway 61 Revisited y no tanto al conflicto que hubo en Newport por la electrificación de Dylan en el sacrosanto lugar del folk. 

Algo que consigue la película, al menos en mi caso, es tener ganas de volver escuchar a Bob Dylan. Hubo una época, a principio de los noventa en que le tenía en un pedestal y pinchaba su música menudo. Me compré unos cuantos de sus discos, me leí la biografía que escribió Howard Sounes y disfruté de lo lindo con el documental No Direction Home dirigido por Martin Scorsese. Cuando sonó en la película Like A Rolling Stone la volví a gozar como siempre, incluso en la voz de Chalamet. Sigue siendo mi tema favorito de Dylan. Después de ver la película a la noche acompañe la lectura del artículo sobre Blood On The Tracks escrito por Roberto León para Popular 1 con la escucha del mismo y me volví a deleitar con esa rodaja tan buena. Esa época podría dar para otra buena película, seguro que también estaría plagada de extraordinarias y rocambolescas inexactitudes cortesía de Mr Zimmerman 

viernes, 28 de febrero de 2025

JJ Grey & Mofro. Olustee

Es una auténtica pena que la gira que JJ Grey & Mofro están llevando a cabo por Europa no tenga ninguna parada cerca de estos lares porque la banda esta en un momento espectacular presentado u disco soberbio como Olustee, sin duda una de mis favoritos del año pasado. Recuerdo que hace unos años mi amigo Ander me grabó uno de sus anteriores discos. Lo escuché bastante pero les perdí la pista. Ahora la estoy gozando con Olustee desde que lo descubrí hará unos cuatro meses. El disco se publicó el 23 de febrero de 2024 así que ya tiene un año. Muchas reseñas lo ponen como el mejor de su discografía. No puedo opinar al respecto porque no conozco lo anterior pero este me ha encantado, de la primera a la última canción. 

Y el inicio con To The Sea puede despistar. Es una pista muy tranquila con guitarras acústicas y piano reinando y con JJ Grey cantando con todo el sentimiento del mundo una evocadora letra que capta toda tu atención. A destacar los arreglos orquestales, espléndidos para darle un toque envolvente y singular a la canción. Me chifla ese final tan sugerente, tan relajado que salta por los aires con el siguiente tema repleto de groove y buen rollo, una extraordinaria Top Of The World que camina a lomos de la sección rítmica, fabulosos Tod Smallie (bajo) y Craig Garret (batería), colchón perfecto para que se sumen a la fiesta Kenny Hamilton (saxo) y las trompetas de Dennis Marion y Marcus Parsley. Toda canción que supure funk y buen soul tiene que tener esos coros tan imprescindibles como los que aquí se curran Katie Dutton, Niki Dawson, Laiken Love y Sage Grey. On A Breeze vuelve a una senda tranquila, hipnótica con esas guitarras acústicas que suenan a gloria y otra interpretación vocal fantástica de JJ Grey. Nuevos arreglos orquestales añaden el punto perfecto para elevar un poco más el tema si cabe. Me chifla todo el tema y bebo los vientos por lo que va del minuto 3:30 al final. Escuchar esto en directo tiene que ser una gozada.


Olustee te sacude con fuerza con armónicas marcando cierto territorio blues. El tema parece una loca mezcla de Screamin Jay Hawkins y Sly & Family Stone. La gloria bendita para mi. El piano que inicia Seminole Wind es una gozada total, lo adoro. Menuda forma de captar mi atención. Aquí JJ Grey canta en un tono más grave al comienzo. Pronto le envuelven los fantásticos coros que van dotando al tema de ese inequívoco toque soul. Locura con los vientos que vienen para marcar territorio de forma elegante. Wonderland puede ser el tema rompepistas por el que mi amigo Grushecky venda su alma al Diablo. Irresistible. Dance To The Music!

Después de sudar en la pista de baile puedes agarrarte bien a tu pareja con Starry Night, todo sensualidad con las guitarras eléctricas sonando maravillosas, esenciales. Hay que alabar el trabajo de Pete Winders. Aquí los arreglos orquestales vienen cuando menos te lo esperas y encajan a la perfección en perfecta combinación con el piano. Que mejor titulo que Free High para volver a la pista de baile con una tonada repleta de funky con falsetes de muchos kilates. Otro tema que en directo puede ser una fiesta total. Tanto Waiting como Rooster y la final Deeper Than Belief requieren más escuchas pero la recompensa es tan buena como con todo lo anterior. Podrían haberlos traído al Festival de Blues de Bilbao. Cachis. 








lunes, 24 de febrero de 2025

The Red Clay Strays. Made By These Moments

Leí en el Popu de Enero consagrado al Rock Sureño que The Red Clay Strays han multiplicado su caché en Estados Unidos en apenas unos meses llenado tres noches consecutivas el Ryman Auditorium de Nashville. Me alegro por ellos pero mucho me temo que eso les aleja de Europa y mucho más de Spain. Se pueden convertir en la típica banda que por aquellos lares goza de un status muy grande y que se sienten cómodos sin salir de su territorio. Espero equivocarme de veras porque adoro su álbum Made By These Moments producido por Dave Cobb y que por supuesto incluí en mi Top Seventeen. Una gozada de principio a fin. Regalazo de Su. 

Antes de continuar un pequeño paréntesis. Tras el concierto el otro día de DeWolff en la Sala Santana me decían un par de amigos que seguían disfrutando de la música pero que de alguna manera no había discos que les marcasen como cuando eran más jóvenes. Discrepo. Made By These Moments es uno de esos ejemplos perfectos. Me he metido de lleno desde hace tiempo en este álbum gozando no sólo de la música, que es lo primero que me ha llamado la atención sino también y mucho de las letras, sencillas, evocadoras que tratan de temas universales: salud, amor, depresión, espiritualidad. 

La banda la forman Brandon Coleman (voz y guitarra), Drew Nix (guitarra), Zach Rishel (guitarra), Andrew Bishop (bajo) y John Hall (batería). Sus referentes son claros y no lo esconden: Lynyrd Skynyrd, The Allman Brothers, Sturgill Simpson o Johnny Cash. Son igual de efectivos en los temas más rockeros como en los pausados donde rebosan soul por los cuatro costados y donde la voz de Coleman más se me asemeja a uno de mis héroes actuales: Chris Stapleton. Drowing podría perfectamente cantarla Chris pero es una canción de estos chicos y Coleman lo borda con una interpretación maravillosa que va calando poco a poco según avanza la canción de tal forma que no quieres que termine. Me la pongo en bucle. 

Claro que todo en este mundo es mucho más fácil si tienes una canción tan endiabladamente buena para abrir el álbum como Disaster que capta tu atención de forma aplastante. El espíritu Allman está más presente que nunca. La primera vez que la escuché pensé; ¡Viva el Rock Sureño, copón! Perfecta melodía sazonada por unas guitarras explosivas todo ello servido de forma lenta, misteriosa, con una magnífica letra que te atrapa desde el comienzo. Me chifla como se van sumando instrumentos, con esa atmósfera tan sureña y ese final de canción a toda mecha con las guitarras echando chispas. Podría ser un clásico de cualquier época que te pase por la cabeza.

I´m a giant slayer, 

I´m a music player, 

I´m young king walkin´, 

Now the prophet´s talkin´, 

I don´t wanna say I got carried away when I really just killed a man, 

Oh God, disaster struck again

Cuando te tienen bien agarrado no te sueltan con la siguiente Wastin´Time que tiene una efusividad a prueba de bombas. Esto en directo puede ser tremendo. Cómo me gustaría comprobarlo y que chungo va a estar... Un giro maravilloso, repleto de estilo viene con las dos siguientes Wanna Be Loved y No One Else Like Me. Esta última me tiene absolutamente obsesionado. Es otra de las que puedo poner en bucle. Me chifla como se abren paso las guitarras en medio de un bajo que marca el territorio a la perfección y caigo rendido ante Coleman al escucharle cantar: How many mistakes can I make before I start to see? Me vuelve loco como se van cruzando las guitarras, unas más fieras, otras más finas, todas perfectamente empastadas. Que puta locura. 

Ramblin´es un cañonazo que me saca de mi ensimismamiento. Te zarandea de lleno este tema que es una oda al espíritu viajero de los músicos. Esas canciones donde se nombran muchas ciudades por las que estos tipos han dejado su impronta. Ojalá que pronto haya nombres europeos, que coño, ¡vascos! Antes ya he mencionado Drowing y tras ella viene otra pieza descomunal Devil In My Ear con una letra descollante acerca de la depresión y cualquiera que haya vivido algo así se podrá sentir identificado. Musicalmente es un medio tiempo evocador, con mucha garra donde reina por momentos la slide. 

Como he escrito cuando se ponen trotones y le dan caña al asunto son muy buenos pero alcanzan el éxtasis en las canciones más tranquilas. Extraordinarios ejemplos de ello son I´m Still Fine y Moments a cual más emotiva con todos los instrumentos remando en perfecta armonía. On My Knees puede ser otro de esos momentos que sacudan nuestros cuerpos en directo. Supongo que a alguno le puede tirar para atrás tantas menciones a Dios y el Señor pero lo cierto es que eso cada uno se lo puede tomar de forma distinta e interpretarlo a su manera. El menda desde luego está bien agarrado a este artefacto y me siento identificado a más no poder con líneas como I’ve been holding onto something / This all can’t be for nothing / We’re all made by these moments. Por cierto otro disco descubierto gracias a La Hora Chinaski.

miércoles, 19 de febrero de 2025

La muerte de Robert Johnson. Dolphin Riot & Raúl Gonzalez Rago

Seguro que la mayoría de los millones de lectores de este cochambroso blog si piensan en Robert Johnson lo harán citando los lugares comunes; prodigioso compositor del blues primigenio, superlativo guitarrista que vendió su alma al Diablo, mujeriego empedernido y pendenciero sin parangón en el Delta del Mississippi durante los años 20 y 30 del pasado siglo. Ese pack completo fue muy bien vendido por Columbia Records allá por los años sesenta cuando se editó King Of The Delta Blues Singers. Otra cosa es que la realidad fuera esa o se acercase siquiera a lo que fue Robert Johnson

El autor de este libro indaga en la vida y muerte de Robert Johnson de forma curiosa, didáctica y sumamente entretenida. Primero en cinco capítulos de ficción, con pulso narrativo y chispa. Se lee de un tirón. Y después en un último capítulo en el que se abordan las cuestiones relevantes de su biografía; quién fue el mentor, el que enseño a Robert Johnson a tocar la guitarra; cómo se originó la leyenda en torno a su figura e interesantes y jugosas disquisiciones sobre derechos de autor. Todo ello acompañado por las exquisitas ilustraciones, molonas a más no poder de Raúl González Rago

Como ha me había leído anteriormente La historia de Elmore James y Robert Johnson lo relativo al capítulo sexto de este libro aparece en el mencionado desarrollado y ampliado. Recomiendo por tanto, leer primero La muerte de Robert Johnson y luego ir a por el otro de cabeza. Me quedo con una reflexión que cito textual y que me parece un gancho definitivo, por lo menos para mi, para leer este libro; qué es más fácil de vender al gran público a través de un documental, libro o disco; ¿Un afroamericano con oído absoluto al que le enseñaron a tocar la guitarra en casa o un negro pendenciero y mujeriego que vendió su alma al Diablo para convertirse en el mejor guitarrista y cantante de su tiempo?

El libro me lo he ventilado en una ociosa jornada nocturna de trabajo entre timbre y timbre (afortunadamente no han sido muchos ja ja). Me ha enganchado de tal manera que lo he releído en la siguiente noche ya en casa mientras sonaba King Of The Delta Blues. Entre los muchos aciertos del libro están unas más que interesantes reflexiones en el último capítulo bajo el título de Recursos y Derechos, de autor. Me he descojonado vivo leyendo las opiniones que se recogen de Bob Dylan sobre el impacto que tuvo el descubrimiento de la música de Robert Johnson en él. El análisis que hace el autor sobre sus palabras es certero a más no poder. Lean, lean. 

miércoles, 12 de febrero de 2025

Becoming Led Zeppelin

No cabe duda de que Led Zeppelin fue una de las bandas mas exitosas, arrolladoras y excesivas de los setenta. Su legado permanece intacto, su discos se siguen vendiendo y su influencia sigue extendiéndose a innumerables músicos. Los rumores sobre una posible reunión salen de vez en cuando aplastados inmisericordes por la rotunda negativa de Robert Plant. Está bien así y dudo mucho que la cosa cambie. Mientras podemos disfrutar en cines de Becoming Led Zeppelin el documental dirigido por Bernard MarMahon que trata precisamente de eso, de como aquellos cuatro músicos llamados Jimmy Page, Robert Plant, John Paul Jones y John Bonham formaron Led Zeppelin

El film se abre con Good Times, Bad Times en una actuación de la banda mientras se van viendo imágenes de archivo con sucesos de la Inglaterra de mediados de los cincuenta y también a nivel mundial. El contexto es importante, vital y nunca me canso de ver asuntos relacionados con esa época de crecimiento y expansión que siguió a la Segunda Guerra Mundial. Son pequeñas pinceladas que vienen muy bien para situar la historia de estos cuatro tipos que cuando se juntaron fueron capaces de llevar su música a cotas espectaculares. 

Hay que aclarar que el documental está autorizado por lo tanto que nadie espere carroña, asuntos de derechos de autor, sexo desenfrenado, drogas a tutiplén y demás mandanga. Es un film meramente musical que pone el foco en como se forjo la banda explicando de dónde procedía cada uno de sus componentes. Y eso es lo que más me ha gustado de la película. Ver a Robert Plant emocionado indicando que fue Little Richard el que le voló la cabeza, comprobar lo mucho que apreciaba Jimmy Page el carácter pionero y rompedor de Lonnie Donegan en la aburrida escena británica, como flipaba John Bonham con los bateristas de James Brown o el entusiasmo de John Paul Jones por el vodevil. Son testimonios genuinos y entusiastas sobre otros músicos. 

Algo que ya sabía y que el documental se encarga de reforzar es lo excelentes músicos que eran Jimmy Page y John Paul Jones. Dos tipos obsesionados por la música que desde muy jovencitos se afanaron en practicar y practicar y que sin llegar a los veinte años ya tenían una reputación excelente como músicos de sesión. Sabía que habían participado en multitud de sesiones antes de formar Led Zeppelin pero desconocía que lo habían hecho por ejemplo en el Goldfinger de Shirley Bassey. Ese es otro de mis momentos favoritos del documental, sobre todo por como es explicado por sus propios protagonistas.

Ya que es un documental oficial se agradece que se haya centrado en los primeros años de Led Zeppelin, en realidad en el primer año. Y que todo gire en torno a la música. Lo contrario hubiese sido un error porque nos iban a escatimar toda la carroña que circuló siempre sobre la banda. Otra baza fundamental del film es que cuenta con declaraciones inéditas y exclusivas de John Bonham, que dio muy pocas entrevistas en su vida. Mi sensación tras ver las dos horas de metraje es que el director y los protagonistas han sabido transmitir muy bien su pasión por la música, poner a ésta en el centro y alabar el trabajo de los creadores y las misteriosas y apasionantes sinergias creativas entre músicos. El film tiene varias actuaciones casi completas que son una gozada.

Por lo tanto, lo escrito que nadie vaya a ver el documental pensando que va a encontrar sexo, drogas y rock´n roll, ni mucho menos posibles plagios (danger, danger). Tengo claro que casi todos las películas de este tipo autorizadas por los interesados rehúyen lo escabroso, los claroscuros y no plantean ni la más mínima duda sobre la genialidad de los protagonistas. Así que si eres de los que piensan que Led Zeppelin eran los putos amos y que prácticamente inventaron un género la vas a gozar, si eres como el menda, de los que se deleitan con todo lo que rodea a la música y la gozan observando como los protagonistas rinden tributo a sus héroes también la gozarás. Si antes de ver el documental ya tenía en un pedestal a John Paul Jones mi sensación tras ver el film es que este tipo merece su propia película aunque sea única y exclusivamente versando sobre música. 




domingo, 9 de febrero de 2025

Rod Stewart 80

El pasado 10 de enero Rod Stewart celebró su ochenta cumpleaños. Todavía sigue dando conciertos el tarambana en plan crooner apolillado como cachondamente apunta Oscar Avendaño en esta charla con JF León en su espacio Rock´n Roll Animal Live. Coincido con Avendaño en que Rod Stewart es mi cantante blanco favorito de la década de los setenta. Algunos se le acercan, nadie le supera. Pero eso ya son gustos y esto no es una jodida competición. Allá cada cual. Lo cierto es que el periodo que va desde sus inicios hasta que se convirtió una superestrella con innumerables hits de ambiente discotequero es apoteósico. Tanto su carrera en solitario como sus trabajos con los Faces. Me refiero al periodo 1965-75. Aquellos años fueron gloriosos y Stewart dio lo mejor de si mismo que era mucho. 

Poseedor de una peculiar e inimitable voz, con un timbre exquisito y muy personal, Rod Stewart compatibilizo durante unos cuantos años su trayectoria en solitario con los Faces. En los discos que firmaba en solitario colaboran sus compañeros de la banda; Ronnie Lane, Kenny Jones, Ian McLagan y Ronnie Wood y durante algo más de un lustro la armonía y el buen rollo reino por todo lo alto. Son unos años prolíficos, repletos de enormes canciones y discos muy especiales, a cada cual mejor. Tengo especial predilección por su trayectoria en los Faces una de mis bandas favoritas de la historia, de las que mas escucho y que siempre me ponen de buen humor. Era un combo hedonista, especial que tenía un feeling único, juntos era una bomba tanto en estudio como en directo. Uno de mis mayores tesoros es la caja Five Guys Walk Into a Bar


Merece mucho la pena indagar en la carrera en solitario de Rod Stewart en esos primeros años. Se zambulle sin problemas, con un estilazo total en géneros tan jugosos como el folk, blues y rock por supuesto todo ello regado con innumerables pinceladas soul. No en vano su cantante favorito era Sam Cooke al que dijo que escucharía todos los días de su vida. Secundo la moción. Antes de iniciar su carrera en solitario grabó con Jeff Beck un par de discos seminales, precursores de lo que luego hicieron bandas que se llevaron mucha más parte del pastel. Basta escuchar Truth y Beck-Ola para darse cuenta de por donde van los tiros. Sin olvidar que cada vez que hacía una versión de un tema de Bob Dylan lo elevaba a los altares.

Tras el descomunal éxito cosechado en solitario Rod voló en solitario se fue a vivir a Estados Unidos y su carrera a partir de ahí es muy diferente. Disfruto con algunos de sus hits e incluso alguno de sus discos pero la historia ya fue por otros derroteros. En cualquier caso que le quiten lo bailao... Todavía en los noventa se descolgó con un sorprendente Unplugged al lado de Ronnie Wood donde seguía intacta su voz y su enorme carisma. Que no te digo que si pasase cerca de mi casa iría a verle aún a sabiendas que lo hace hoy en día esta muy lejos de sus años gloriosos. 




viernes, 31 de enero de 2025

Handsome Jack. A Good Thing

El 2024 ha sido tan fructífero y espectacular en lo musical, al menos en mi hogar, que me he propuesto realizar al menos una par de reseñas al mes de los discos que me han volado la cabeza. El primero fue el fantástico
Brighter Days de Dwight Yoakam y le va a seguir A Good Thing de Handsome Jack un combo procedente de  Lockport, Nueva York. Este trío lleva una década afanándose en esto del rock´n roll y han captado la atención de tipos con tan buen gusto como Chris Robinson. Su ultima rodaja es una vibrante apuesta por el rock deudor de los Rolling Stones o la Creedence. Y siguen sus enseñanzas con brío, determinación y un puñado de excelentes canciones que al final es lo que importa. 

Los tres componentes de la banda son capaces de cantar de forma más que solvente y eso da un juego tremendo a todos los cortes. Jamison Passuite (voz y guitarra); Joe Verdonselli (bajo y voz) y Bennie Hayes (batería y voz) te atrapan de forma abrupta con Wind It Up. Suena a clásico por los cuatro costados. Y es la primera prueba fehaciente de lo escrito antes. Esos coros son contagiosos a más no poder. Sobresaliente la voz principal de Passuite y tremendo su trabajo a las seis cuerdas. Es un blues-rock que se te incrusta desde la primera nota. Pero no nos despistemos el blues rock puede ser el eje por el que se mueva este trío neoyorquino sin descuidar efectivas y repletas melodías como la siguiente Tough Love con los tres cantando de forma armoniosa. 

Hay canciones repletas de chulería como She Don´t Know How To Rock and Roll que tiene la marca de los Stones en es piano juguetón  y en esos cachondos juegos vocales hacia final del tema. It´s Understood es pura elegancia rematada con las voces de los tres componentes dándole el toque definitivo. El tema que da titulo al disco A Good Thing es una de sus cumbres. En la ecuación del blues rock también se cuela con algarabía una veta soul que no hace sino engrandecer este álbum. Concretamente en esta canción las partes vocales diferenciadas entre los tres componentes me han hecho pensar en Sly & Family Stone. Hacia el minuto empieza ese cambio que me entusiasma. 


Si mi sensación tras las primeras escuchas es que la cara a tiraba del carro con el tiempo creo que lo superlativo está en la segunda cara. La apertura es gloriosa, Sasparilla podría ser perfectamente uno de los mejores temas de la carrera de Dan Baird, me recuerda poderosamente al tono del disco Dan Baird & Homemade Sin y de nuevo las voces son fantásticas. Turn Up The Heat no le va a la zaga. Es otra canción irresistible, bailable incluso con la punzante guitarra de Passuite haciendo diabluras. Five On Down es otra delicia, pura delicatessen, en el minuto 2:17 ese pequeño falsete que va creciendo es la rehostia. En Nobody Lef but You planea con gusto exquisito la sombra de The Band. En este tema brillan y mucho los teclados de Evan Laedke cuya contribución en todo el álbum es también muy destacable. 

Shop Around tiene un irresistible toque festivo y la guinda es un bonito homenaje en Rick Danko´s Red Floor con ese cool inicio de piano a cargo de Laedke. Espero que estos tres tipos se pasen por estos lares para presentar este fenomenal disco. Me encantaría comprobar in situ como como se lo montan en directo ya que todas las canciones se benefician de la interacción de los tres componentes no sólo musicalmente sino y sobre todo vocalmente. Eso les da un plus tremendo. Me chifla el disco, copón, para que disimular mi entusiasmo. 

martes, 28 de enero de 2025

Medio siglo + 1

El pasado domingo fue el cumpleaños de un amigo de la tierna infancia. Medio siglo más uno cumple el elemento. Comparte fecha con Paul Newman, Eddie Van Halen, Lucinda Williams y Jesse Malin. Que no te digo que me lo mejores, iguálamelo. Mi colega es un tipo locuaz a más no poder. Puede estar hablando horas, incluso días seguidos, enganchando un tema con otro con una gracia sin parangón. Tiene suerte de que soy muy bueno escuchando y me chiflan las historias. Es un tipo muy popular de esos que si pongamos que entras en un bar en Sofia (Bulgaria), Split (Croacia) o Riga (Lituania) le conocería más de un parroquiano. Es más en cuestión de horas organiza una timba de póker.

Ni que escribir tiene que mi amigo tiene el atractivo de Paul, las neuras de Lucinda, la habilidad a la guitarra de Eddie o casi y el don de la eterna juventud de Jesse. Que sea por muchos años más y lo celebremos y lo disfrutemos juntos. Rock on! La selección musical como es habitual en este cochambroso blog exquisita. Dance To The Music, motherfuckers. Y no os fíes en la puta vida de quien no baila o al menos lo intenta.




martes, 21 de enero de 2025

Dwight Yoakam. Brighter Days

La primera vez que escuché a Dwight Yoakam fue en un episodio de Doctor en Alaska. Guitars & Cadillacs sonaba de fondo en una escena en el Brick. Sería a principios de los noventa y aquella serie además de tener unos guiones fantásticos contaba con una banda sonora espectacular. No fallaba. Cada episodio estaba sazonado con excelente música, variada a más no poder. El tema de Yoakam pertenecía a su álbum del mismo título, posiblemente su disco más conocido y creo que el más vendido de su carrera junto a This Time. En cualquier caso fue inicio muy chulo que no tuvo demasiada continuación porque luego indagué muy poco en la carrera de este tipo. Apenas un recopilatorio. El pasado año volvió al ruedo tras nueve años de silencio.

En Popular 1 recuerdo menciones a su carrera tanto en el Correo como en el Apéndice pero ningún artículo glosando su trayectoria. Nunca es tarde. Y ahora puede ser un momento fantástico porque su último álbum es una auténtica delicia. Brighter Days refleja el momento vital y optimista que vive el músico de Kentucky. Y eso lo notas desde los primeros acordes de Wide Open Heart que abre de forma escandalosamente buena el disco. Una canción que tira más al rock con un potente bajo cortesía de Jonathan Clark que arrastra a los demás instrumentos hacia la gloria. Atención a esos coros en falsete hacia el minuto dos a cargo de Brian Whelan. Deliciosos. 

Que me aspen si I´ll Pay The Price no es la típica canción country irresistible, un medio tiempo triunfador que debería petarlo en la listas de éxito. De nuevo los coros de Brian Whelan hacia el minuto y cuarenta y cinco son la rehostia bendita, al igual que la sublime entrada del hammond y luego el piano de nuevo cortesía de Whelan. Un tema glorioso. Bound Away es otra pieza country cocida a fuego lento con una letra que glosa la vida en la carretera, esas esperas para el próximo bolo... Se luce el pedal steel de Drew Taubenfeld. La bella California Sky con esas guitarras acústicas tan bien metidas a cargo del propio Dwight es otro punto culminante de este álbum. Me chifla como se lucen todos a partir del minuto 3,10 para retomar la letra y esos maravillosos coros de Jonathan Clark Brian Whelan. Lo vuelvo a repetir ambos se salen en esa faceta. Le dan un toque definitivo a cada tema. 

Can´t Be Wrong retoma la senda rockera. Es un tema cantado con esa chulería propia de los outlaws que se saben ganadores. Es la clase de canción que encajaría a la perfección en el repertorio de Elvis Presley. Lo posee todo para ser un número fundamental en directo. A Dream That Never Ends suena a clásico desde el principio. Una canción pegadiza a más no poder. De esa que tarareas a cualquier hora del día. De nuevo me pirran los coros. Son sublimes. El pequeño solo de guitarra de Eugene Edwards es de la escuela de Johnny- Solo lo que la canción necesita- Hickman. El tema que da título al disco Brighter Days es una canción que podría encajar en aquella fantástica película titula Los tres entierros de Melquiades Estrada en cuyo reparto figuraba el bueno de Yoakam.

En I Don´t Know How To Say Goodbye participa el célebre Post Malone del que no tenía ni idea de quién era hasta que colaboró hace unos años con Ozzy Osbourne. La canción está muy bien. Tienen un inequívoco y perfecto toque comercial. Hand Me Down Heart es una balada poderosa que cuenta con una interpretación perfecta de Dwight que se deja el alma al cantarla y con el perfecto entendimiento del pedal steel de Drew Taubenfeld y la guitarra de Eugene Edwards. Hay varias canciones en este disco que me recuerdan al excelso nivel de Cracker en los temas que se ponen más country. Las versiones de The Byrds y The Carter Family encajan a la perfección. Me gusta especialmente la de los Byrds, Time Between. El cierre perfecto es Every Night un tema escrito en solitario por Dwight Yoakam que deja el mismo regusto invencible que la apertura con Wide Open Heart. Prendado estoy con este soberbio disco de Dwight Yoakam


sábado, 11 de enero de 2025

!Leed Malditos, Leed !

Dos revistas de rock´n roll se publican en Spain desde hace unos cuantos años. La más longeva es Popular 1 Rock´n Roll Magazine que pasa del medio siglo y la otra es Ruta 66 Tiempos de Rock´n que este año cumple su cuarenta aniversario. Como ya escribí hace tiempo compro el Popu desde tiempos inmemoriales y lo alterno con algarabía e infinito placer con puntuales adquisiciones de Ruta 66 (no menos de media docena de ejemplares al año). En mi hogar ambas son compatibles y  plenamente disfrutadas. Todos los meses coinciden en algunos contenidos y también tienen notables diferencias. Así tiene que ser. Con los años creo que hay más cosas que las unen de las que las separan, cada una con su propia personalidad e idiosincrasia. 

Hace veinticinco años apenas compraba el Ruta 66 y las veces que lo hacía a menudo me cabreaba ja ja. Era como, de qué van estos snobs... Aunque nada comparable a cuando leía en la biblioteca de mi pueblo la RockDelux. Aquello si que era un desvarío curioso. Y que conste que también tenía contenidos que me gustaban. En definitiva la sana competencia no sólo es que sea buena sino que es mas que deseable. De hecho se puede sacar mucho partido a todas ellas e incluso a la This Is Rock.

Pero amigos el tiempo es finito y lo primero que busco en una revista de rock´n roll es diversión. Si, queridos lectores de este cochambroso blog. En ese campo Popular 1 no tiene rival. No hay mes que no me descojone leyendo el Correo y Apéndice. Este mes por ejemplo el desdichado autor de este cochambroso blog se encuentra con la descacharrante respuesta de The Man a mi entusiasmo por haber descubierto ingente cantidad de música en una de esas plataformas de streaming que ni por un millón de dólares voy a citar aquí. La conclusión es que dejéis el porno y compréis discos originales, desalmados.

En cualquier caso larga vida a las revistas musicales en este país. Creo que tanto Popular 1 como Ruta 66 reciben una subvención estatal a la edición. Y me imagino que los redactores de ambas cobrarán entre poco y nada. Tal vez me equivoque pero el panorama es cada vez más complicado. En fin, una tarde como la de hoy que se presenta fría y lluviosa agenciarte un par de estas revistas con la banda sonora adecuada (¡en formato físico, nada de streaming bastardos!) puede ser un muy buen plan. Nada que reprochar a ambas publicaciones, insisto, perfectamente compatibles y disfrutables. Como he señalado últimamente sus  portadas coinciden como la que dedicaron en su día a Redd Kross o más recientemente a  Amyl and The Sniffers. Lástima que no le dedicaron la misma a Aretha Franklin cuando murió. Esa si que es imperdonable. ¡Ja! 

En definitiva, aunque en determinados foros seguidores de una y otra se echen los trastos a la cabeza, aunque haya quién piense que son incompatibles (y en su derecho están), pese a que a priori su enfoque sea muy diferente, en mi casa las percibo con más puntos en común que diferencias y me sigue gustando disfrutar de ambas. El día que no estén vendrán los lloros. Pasaste por el quisco o a librería  y gástate unos euros en cultura, mangarrán, que no todo van a ser birras. Venga, para cerrar una exquisita selección musical encabezada por Owen Stewart... Respect!