Desde que hace un mes aproximadamente me enteré de que iba a pasar cerca de mi casa Drink The Sea, proyecto en el que están involucrados nada más y nada menos que Peter Buck, Barrett Martin y Alain Johannes me hice ilusiones de acudir al concierto del 5 de diciembre en Donosti. Pero lo tenía crudo. La gran suerte, lo increíble es que el día que fui a ver a Varerie June unos colegas me dijeron que iban a tocar en Portugalete. Al lado de casa. Enseguida WhatsApp a Il Cavaliere que raudo y veloz se hizo con su entrada. Yo esperé un poco más hasta escuchar el primero de los dos discos que han editado. Sin volverme loco me gustó lo suficiente para picarme la curiosidad sobre como se lo montaría en directo, algo parecido a lo que me sucedió la semana pasada con Valerie June. Y de nuevo acierto total. Lo de anoche fue muy guapo, muy inesperado. Un auténtico lujo ver a todos esos músicos a un metro escaso.
Llegué con el tiempo justo, es más casi me pierdo, y nada más entrar por la puerta ahí veo a Il Cavaliere al lado de Barrett Martin que está colocando libros y cds en el puesto de merchán. A toda hostia desenfundo mis caratulas de Sweet Oblivion, Dusty Mad Season y un simpático Barrett me los firma. Cuando termina el concierto me hago con una copia de The Greatest Band That Ever Wasn't y porque no llevaba más pasta. Me quede con ganas de pillarme otro de sus libros; The Singing Earth: Adventures From A World Of Music. Para la siguiente porque espero que haya más.
El concierto comenzó sobre las 20:10 comandado por un comunicativo Alain que iba presentando las canciones con la puntual colaboración de Barrett. El músico chileno nos indicó que era el debut oficial en directo de Drink The Sea y que iban a tocar los dos discos enteros y algunas sorpresas al final. Pensaba que iba de farol, pero no. Se cascaron todas las canciones comenzando con Shakin For The Snakes y he de escribir que cuando terminaron con Rose Crested Sky estaba encantado porque lo apuntado en mis escuchas del disco mejoró con creces en directo. Duke Garwood en un registro similar, con sus matices, al de Mark Lanegan hizo una excelente labor a la voz, tarea en la que le acompañaron en unos cuantos temas Alain Johannes y Barrett Martin. Tanto la bajista y contrabajista, Abbey Blackweell como Peter Buck, ambos a mi derecha, permanecieron más discretos pero aportando de lo lindo al conjunto. También le acompaño al vibráfono Lissette García dándole un toque más especial.
Me resulta complicado etiquetar la música de ayer. Lo que a menudo es lo mejor. El asunto va más allá del rock y transitó por diferentes estilos pero con una coherencia exquisita. Dejarse llevar era lo mejor y lo conseguí desde el principio hasta el final, al igual que el resto del personal que asistió anonadado a semejante despliegue. Todo el mundo respetuoso y nada de cháchara lo cual es de agradecer. El broche final lo pusieron Making A Cross procedente de las Dessert Sessions donde Alain conoció a Mark Lanegan y las celebérrimas The One I Love (tema con el que descubrí a REM y que no me canso de escuchar jamás y Hanging Tree de Queens Of The Stone Age cantada por Duke. Bonito homenaje a Lanegan. Rendido ante esta banda. Repetiría el 5 de diciembre sin dudarlo.
Confieso que no iba a escribir nada sobre el bolo que ofrecieron Cracker el pasado sábado en la sala BBK de Bilbao. En este cochambroso blog tengo la costumbre, solo rota una vez, de escribir sobre lo que me gusta o me vuela la cabeza. Ha habido conciertos a los que he asistido que entran en las categorías antes mencionadas y no me motiva escribir sobre algo que no me ha gustado. El otro día fue la octava vez que veía a Cracker y sin duda es la que menos me ha gustado. Eso no quiere decir que fuese un mal bolo pero al tener otros siete con los que comparar sale perdiendo. Me animo a escribir unas líneas porque he recibido el feedback de dos amigos a los que aprecio mucho, con su habitual estilo vehemente uno me ha dicho que qué quiero por veinte pavos, al lado de casa, hora y media de concierto y una banda veterana que sigue tocando a la perfección. A este colega le gustó. El otro salió torcido. No le había molado ni el repertorio ni le pintaba demasiado la violinista, Anne Harris. Debo admitir que cuando se anunció esta gira no se porqué me había hecho a la idea de que venían con una pianista, lo cual para mi hubiese sido gloria bendita.
Me sitúo en el medio de las opiniones de mis colegas. Creo que ambos tienen parte de razón. Soy muy diplomático, una cualidad que hoy en día no se valora lo suficiente. Venga, echarme flores que me las merezco. Con el colega al que no le gustó el repertorio coincidí en una cosa, Euro Trash Girl no me parece ni de lejos la mejor opción para abrir un bolo. De hecho es una de las canciones de Cracker que menos me gustan pero la suelen tocar siempre. Es un ínfimoprecio a pagar por todas las cosas buenas que me ofrecen. Lo que más me gustó del bolo fueron las canciones interpretadas por Johnny Hickman, un auténtico gentleman, un tipo con una clase espectacular y que se mostró más comunicativo que un Lowery al que vi un poco apartado, un tanto distante. Puede ser una percepción equivocada pero así lo sentí yo.
Lo cierto es que el bolo se me hizo corto y le faltó la magia de anteriores ocasiones. Me gustó pero yo quería más, quería ese plus de que me han ofrecido siempre Cracker, una banda que adoro y que sigue siendo de mis favoritas de la historia. De lo que mas me gustó fue cuando Bryan Howard cantó la versión del You Ain´t Going Nowhere de Bob Dylan, California Country Boy, Wedding Day y canciones que no me canso de escuchar como Low o Get Of This. Espero que vuelvan, a ser posible con pianista ja ja, y volver a gozar de su tremendo repertorio. Cracker Forever!
A lo largo de mi vida me he perdido unos cuantos conciertos, no muchos la verdad, por diferentes motivos: enfermedad, trabajo y los que más me pesan por haberme dejado llevar por un mal día, por no tener la clara visión de que la música te va a ayudar siempre. Cada vez que me acuerdo de aquel bolo al que no fui de Nick Curran... Monumental error. Pero hace tiempo ya que esto último no me sucede. Tengo claro cuáles son mis prioridades y la música ocupa un lugar fundamental en mi vida. Aún con todo, reconozco que ayer dudé en acudir al concierto de Valerie June en la sala Bilborock. Hacía un día horrible, yo lo había tenido un tanto malo y tampoco conocía la carrera de Valerie más allá de su estimable Owls, Omens and Oracles. Me alegro de haber ido. Todo un acierto.
La propuesta de Valerie en directo es un muy minimalista; tan sólo ella portando guitarra eléctrica, acústica o banjo, acompañada de un bajista y un batería que hacía unos coros maravillosos. Los tres se conjuntaron a la perfección para ofrecer un show muy especial, diferente a lo esperado y muy cautivador. Me encantó la actitud de Valerie; unos momentos super dulce y sensible, otros arrebatadoramente punki, en todo el concierto brillante. De hecho, gustándome su álbum en estudio su propuesta en directo me pareció original y sumamente atractiva. Sonaron unas cuantas canciones de su último disco muy celebradas por unas jovenzuelas que tenía cerca y realizo una excelente versión del Life I Used To Live de Lightinin´Hopkins y al final para casi despedirse con una emotiva What a Wonderful World de Louis Armstrong. Ambas a su peculiar e inimitable estilo.
Uno de los discos más refrescantes y excitantes de este intenso e inagotable 2025 es The Damn Truth de la banda canadiense del mismo nombre. Tras haber girado con artistas consagrados como Alice Cooper o ZZ Top u otros pujantes como The Sheepdogs o Rival Sons, este combo ha reunido once temas perfectos para reivindicar con mucho estilo el hard rock melódico. El álbum grabado en los Bryan Adams Warehouse Studios y producido por el célebre Bob Rock puede llevar a este cuarteto a ese paso más allá en cuanto a popularidad. Al menos eso espero. Ojalá su presencia en el Azkena Festival les haga llegar a más publico.
The Damn Truth está repleto de canciones con gancho comercial, de esas que tarareas a cualquier hora del día. El registro vocal de Lee-la Baum llama la atención desde el primer tema y las guitarras potentes y punzantes de Tom Shemer y la propia Baum reinan por todo lo alto con una base rítmica rocosa y y repleta de detalles brillantes con PY Letellier (bajo y coros) y Dave Traina (batería y coros). Descubrí el disco por una entusiasta reseña que leí en Dirty Rock Magazine y el flechazo fue instantáneo con Be Somebody una de mis canciones favoritas de este gran año. Adoro los coros de la canción y la interpretación vocal de Lee-la Baum no puede ser más excitante. La clase de tema por el que pierdo la cabeza y que ha sido lo primero que he escuchado en innumerables ocasiones camino del laboro. Mejor apertura imposible. Por cierto me encanta la letra: Cause I´ve been running round in circles, No no one is inmortal, I´ll be your freak I´ll be your queen, just give me something to belive in, I just wanna be somebody you love.
Los dos siguientes temas son dos pelotazos hard rockeros la mar de efectivos y que te enganchan por completo; I Just Gotta Let You Know y Love Outta Luck. Ambos han sido Top 40 en las lista de sencillos canadiense y son muy pegajosos. La primera abriéndose con una leve introducción de acústicas va calentándose de lo lindo con uno de esos pequeños solos arrebatadores hacia el minuto 2:14, la segunda es adictiva a más no poder con ese bajo que marca la pauta para que las guitarras den con ese riff tan molón. De nuevo hay otro pequeño solo de guitarra que echa chispas hacia el minuto y medio de canción.
If I Don´t Make It Home proporciona un respiro y cuenta con la excelsa interpretación vocal de Lee-la Baum y unos coros esenciales, absolutamente cautivadores. Siempre he creído en la importancia de las voces que apoyan a la principal. Esta canción es el ejemplo perfecto. Lo guapo es que extensible a todo el disco. Better This Way me entró desde la primera escucha y tiene un indudable potencial comercial. Tanto Mirror Mirror como All Night Long van como un ciclón desde el principio y tienen que ser la bomba en directo. Estoy enganchadísimo a una parte de esta última, concretamente la que va del minuto 2:40 a cuando enganchan de nuevo con la voz de Lee-la Baum que remata el tema por todo lo alto.
En The Willow la influencia zeppeliana es más que evidente incluso en la inflexiones vocales de Lee-la Baum. Bienvenida esa veta porque el tema es muy bueno. Posee uno de esos riffs abrasadores y reconocibles y va evolucionando de forma prodigiosa con otro excelente solo de Tom Shemer hacia el minuto 2:42. Gloria bendita. Addicted es sin duda otra de mis favoritas. Esta propulsada por el excitante, correoso y funky bajo de PY Letellier en perfecto entendimiento con la batería de Dave Traina. Otra en la que los coros son vitales. Podría ser un hit de los mejores Queen pero amigos es una canción de 2025 de esta potente banda canadiense. Rematan el álbum Killer Whale que tal vez es la canción con la que menos conecto y The Dying Dove un curioso tema que me parece perfecto para resumir las virtudes de este combo canadiense. A ver si además del Festival Azkena realizan una gira por salas.
Ochenta tacos cumplió ayer Neil Young. El músico canadiense continúa en activo, grabando discos y girando. No sé qué tal serán sus conciertos hoy en día. Me gustaría comprobarlo una vez más y celebrar su música por todo lo alto. Si no tengo la oportunidad y el último concierto que vi de este coloso fue el 31 de mayo de 2009 en Anoeta en será un recuerdo perfecto, poderoso, un excelente show en la mejor de las compañías. Inolvidable también la primera vez que le vi en A Coruña, uno de esos conciertos de los que sales eufórico, con ganas de volver a verle cuanto antes. En aquella época estaba on fire con su música.
Me sumergí de lleno en la discografía de Neil Young tras la publicación de Mirror Ball, aquel reivindicable álbum cuya banda de acompañamiento fue Pearl Jam. Ir para atrás y descubrir Ragged Glory y casi todos los discos que editó en los setenta fue gloria bendita, un goce continuo. Hagamos una hipótesis; supongamos que Young tras publicar Ragged Glory se hubiese retirado a su rancho a jugar con sus coches, a buscar nuevos sistemas de audio o a dar de comer a sus gallinas. Su legado sería espectacular, estratosférico. Pero es que después el Tito Young siguió con su carrera grabando buenos discos y girando sin parar con diferentes formaciones pero siempre ofreciendo singulares demostraciones de rock´n roll.
Hace mucho tiempo que le he perdido la pista discográficamente hablando. El último disco que me compré fue Chrome Dreams II de 2007 y a todo lo que ha venido después confieso que le he prestado poca atención. Seguro que habrá buenas canciones en todos esos discos. Desconozco si tiene planeada gira en breve, si le podremos verle por estos lares o si en breve anunciará que pasa de todo ya. En cualquier caso un músico fundamental en mi hogar, referente, a los que acudir constantemente. Forever Young!
En mi vibrante hogar musical descubro nuevas tonadas cada dos por tres. A mis fuentes habituales; Popular 1, Ruta 66, los podcast de Let´s Rock Radio, La Hora Chinaski o El Sótano se le añaden en rutilante algarabía las recomendaciones de mis hijos, ambos incansables entusiastas de la música. Su pasión no conoce límites y la forma de transmitirla es contagiosa a más no poder. Ambos picotean de diversos estilos alejados de prejuicios y se sumergen en canciones e incluso discos enteros. Y el menda y Su que pasamos por ahí, como quién dice, nos beneficiamos. El último descubrimiento es esta chica británica llamada Rachel Keen, conocida como Raye. Espectacular esta canción en el incomparable marco del Royal Albert Hall que el otro día tenía puesta a todo trapo Maiaki. Seguramente habrás escuchado o leído que nada como lo de antes, que ya no se hace buenas música que patatín patatán. Raye al igual que Celeste, Arlo Parks, Allison Russell, Yola o Rosalie Cunningham tiene un talento descomunal y un futuro prometedor. Mucha buena música con la que seguir disfrutando.
El primer ejemplar que compré de Popular 1 fue uno en el que salía en la portada Robert Palmer. Seguro que no lo adquirí por la presencia de este elegante cantante inglés pero lo que leí me atrajo lo suficiente para ir metiéndome en el particular universo de esta publicación. Una de las secciones más poderosas y con el tiempo míticas del magazine es sin duda el Correo, Apéndice y en aquellos años las Líneas Acidas. No sé en qué sección de ellas y ni siquiera si fue en ese número, pero al poco de comprarla un muy joven César Martín defendía el honor de los Dire Straits ante los ataques de un furibundo lector ja ja. Supongo que en aquellos años que esta publicación validase lo que me gustaba era importante. Fijo. En la adolescencia se necesitan esas cosas.
Muchos años después, todas estas cosas te las traen el pairo. Sigues adelante con tus gustos contra viento y marea, sin dar explicaciones a nadie porque en esencia lo chulo de la música es disfrutarla sin prejuicios, sin rollo snob y sin la tan manida expresión de placeres culpables. Han pasado casi cuarenta años desde que en mi más tierna adolescencia me iniciase en el mundo del rock con, entre otros, Bryan Adams, Queen, U2 o Dire Straits. No nos engañemos en determinados círculos son pocos menos que apestados. Especialmente los de Knopfler siempre han sido tildados de aburridos, aburguesados, poco menos que nocivos. En 1988 eso me podía molestar, importar, incluso importunar. Hoy en día me río con aquello. Mis gustos se han abierto a innumerables estilos y es más fácil que nombre los que no me gusta o con los que no conecto que citar todo lo que me va...
¿Y qué pintan Dire Straits en todo esto? Viene a que el otro día Su me dijo que había leído un artículo publicado en Dirty Rock Magazine y en esencia estaba de acuerdo con lo que ahí se glosaba. Básicamente, y así lo sigo pensando, que la trayectoria de la banda liderada por Mark Knopfler es muy buena hasta la edición de Brothers In Arms, un álbum que a mi me ha envejecido muy mal. Y que la historia se debió acabar ahí porque confieso que cuando escuché Calling Elvis el mismo año que se publicaron el álbum negro de Metallica, el Blood Sugar Sex Magik de Red Hot Chilli Peppers, Nevermind de Nirvana, Ten de Pearl Jam, Badmotorfinger de Soundgarden... Aquello fue la clara constatación que su tiempo había pasado sin remedio. Ni me planteé acudir a los conciertos de aquella gira. Y no dudo que pudieron estar bien pero confieso que no me arrepiento. En cualquier caso aquí va este Top Seventeen, goloso, canciones fantásticas que no tengo ninguna pena en rescatar de vez en cuando. Va por Diego...