Tal día como hoy hace cinco años murió Neal Casal. El músico nacido en Denville, New Jersey se suicidó. Nadie sabe qué paso y no creo que nadie se lo esperase. Neal era un músico prolífico, un fotógrafo aventurero y parecía siempre involucrado en mil y un proyectos con verdadera pasión y dejando su huella inconfundible en cada uno de ellos. Cuando sucedió escribí un entrada en el blog. En aquellas mi relación con el arte de Casal se circunscribía únicamente a sus colaboraciones con Ryan Adams y Chris Robinson, ambas brillantes, esenciales en en sonido de los respectivos combos. Fue el año pasado cuando me metí de lleno en la brillante discografía de Neal Casal. Y quedé noqueado. Lo juro. Este hombre tenía un talento descomunal para componer y cantar sus propias canciones. Su legado debe de ser recordado y reivindicado todos los días. Era mucho más que un guitarrista excelso.
Su debut, Fade Away Diamond Time es uno de los discos más bellos, personales y especiales que he escuchado en mi vida. Seguir indagando en su discografía continúa siendo un viaje la mar de excitante. Recuerdo que hace muchos años cuando trabajaba en la FNAC tuvimos en oferta (insultantemente barato Basement Dreams) y me pasó lo que en más ocasiones me ha sucedido: Ya lo pillaré y cuando voy a por el, no queda. El pasado año dada mi entusiasta fiebre con la música de Casal mi amigo Ander me regaló este disco, Basement Dreams. Un artefacto para paladear bien alto que la revista Mojo saludo como disco del año 1998. Se trata de un álbum que reúne grabaciones realizadas en el sótano de la casa de Neal en New Jersey con la ayuda entre otros de los brillantes teclados de John Ginty y las esenciales armonías vocales de Angie McKenna.
Si se puede encuadrar el álbum en un estilo este sería sin duda el folk pero al mismo tiempo quedarse sólo en eso sería un error. Hay blues, soul en la forma e cantar algunas canciones y toneladas de buen gusto, arreglos minimalistas pero precisos, la guitarra de Neal brillando en cada tema... He escuchado este disco decenas de veces pero elijo bien el día en cuestión. Es como el Unplugged de Alice In Chains, cuidado. De hecho hay un tema (Free Light Of Day) que hubiese podido encajar en ese disco. Lo pensé desde la primera vez que lo escuché. Lo mejor de este disco es dedicarle el tiempo necesario, prestarle toda la atención del mundo y descubrir canciones maravillosas, a la altura de lo mejor de su catálogo y del género. Excepto cuatro versiones lo demás son originales de Casal grabadas de forma sencilla, sin mucha producción pero el conjunto es tan bueno que abruma.
Aunque como he escrito el disco es bastante minimalista, sencillo y sin mucha floritura todas las canciones son buenas, impactan y cuando Neal adorna algunas con más instrumentos (un piano, la steel o la mandolina) lo hace con tal estilazo que te das cuenta de que este músico tenía una clarividencia total para componer y que su música merece la pena ser reivindicada hasta el fin de los días. Como en todo álbum uno tiene sus favoritas; increíbles las armonías vocales de Angie McKenna en Promises To Keep; lo bien que empastan el hammond de Ginty y la acústica de Casal en St. Cloud, las juguetonas Run And Hide o Neal´s Blues podrían estar perfectamente en el Exile On Main Streetde Rolling Stones, esa acústica con que se inicia Me and Queen Slylvia es oro puro... Y podría seguir hast el fin de los tiempos. Ni un día sin reivindicar la obra de Neal Casal. Eterno.