Afortunadamente Michael Monroe no es uno de esos músicos que vive de su pasado. Ni mucho menos. De hecho podría hacer un concierto basándose exclusivamente en los cuatro últimos discos que ha editado y le saldría un setlist de traca. Ya se lo preparo yo. Es evidente que está en plena forma y uno de sus mayores aciertos es saber rodearse de los músicos adecuados. En la última década tiene una banda asentada con la que está haciendo excelentes discos. Me llama la atención la importancia vital que tienen sus guitarristas en las composiciones de los temas. Si en Sensory Overdrive fue Ginger, en Horn And Halos y Blackout States Steve Conte en los dos últimos el principal artífice de las canciones es Rich Jones. Y el hombre está tocado por una varita mágica. Tanto One Man Gang como I Live Too Fast To Die Young son dos auténticas delicias.
I Live Too Fast To Die Young es un álbum poderoso, enérgico que contagia una irresistible alegría juvenil. Si, si. A sus sesenta tacos Monroe sigue siendo capaz de cantar un tema como Murder The Summer Of Love con una convicción sobrecogedora. No se me ocurre una forma más excitante para comenzar un disco. La puedo escuchar cientos de veces seguidas. Te propulsa con fuerza hacia delante, impulso que sigues sintiendo en todo su esplendor con Young Drunks & Old Alcoholics comandada por ese serpenteante bajo de Sami Yaffa. Igual de contundente es el cuarto tema, All Fighter. El disco rebosa vitalidad, obvio en estos temas e igualmente en tres canciones más calmadas pero con un atractivo descomunal: Derelict, Everybody´s Nobody y Antisocialite. En las tres Monroe se sale de alguna forma de su zona de confort y el resultado no es que sea bueno, es apabullante. Adoro el piano de Lenni-Kalle Taipale en Antisocialite Michael sabe rodearse siempre de los mejores.
Sería un crimen no alabar la importancia compositiva de Rich Jones en esta obra. Casi todos los temas llevan su firma y el nivel es altísimo. En la faceta creativa Jones se ha convertido en la mano derecha de Monroe y el resultado no puede ser mejor, además con una paleta sonora amplia que por supuesto hinca el diente en el mejor punk rock pero que también tiene perlas como las antes mencionadas (Derelict, Everybody´s Nobody o Antisocialite) que escapan con éxito al género. Además de eso Jones se complementa a la perfección con Steve Conte que en esta ocasión sólo aporta el tema que da título al álbum. Karl Rockfist tiene la pegada perfecta para la música de Michael Monroe y Sami Yaffa es el tipo más cool y elegante que ha pisado la faz de la tierra y eso lo sientes en cada nota que toca el tipo. Y el mejor ejemplo que se me ocurre es ese extraño e irresistible final con Dearly Departed. Gloria eterna para Michael y sus compinches.