Me enteré hace un par de semanas de que Jesse Malin ha sufrido un extraño tipo de derrame cerebrovascular que le ha dejado paralizado de cintura para abajo. Como tantas otras veces conocí la noticia por Twitter o FB (no me acuerdo) y en uno de los enlaces es el propio manager de Jesse, David Bason el que solicita ayuda para Malin. A pesar de que el músico neoyorquino tiene un buen seguro médico no es suficiente para hacer frente a los cuantiosos gastos que su situación va a requerir en el futuro. Ya sabemos como es la Sanidad en Estados Unidos. Un panorama desolador.
Al parecer Jesse se encontraba con sus amigos en el East Village para conmemorar el primer aniversario de la muerte de Howie Pyro (compañero en D Generation) cuando sintió un fuerte dolor lumbar para a continuación desplomarse. Fue trasladado al hospital de turno y desde el 4 de mayo está en el Centro de Rehabilitación en la Universidad de Nueva York. Jesse ha colgado un vídeo en su FB explicando su situación y desde aquí le deseo su pronta y total recuperación.
La música de Jesse Malin se ha convertido en fundamental en mi casa, especialmente sus tres últimos discos New York Before The War, Sunset Kids y Sad And Beautiful World una de las rodajas que más he escuchado en mi vida, de hecho hasta límites obsesivos. Esa poderosa y eufórica sensación de cuando escuchas un disco que parece hecho expresamente para ti, que de alguna forma conecta con lo que eres ahora mejor que nada. Tuve la fortuna de verle en un concierto muy especial en sesión matiné el 3 de abril de 2022 en la sala Crazy Horse de Bilbao. Y en el Foro Azkena leí que tenía prevista una pequeña gira de cuatro o cinco fechas por Spain para mayo que por razones obvias no se va a poder celebrar. Toda la suerte del mundo para Jesse, su música es un rotundo chute de vitalidad.