Mis balas estaban guardadas para The Cult que el viernes ofrecieron un jugoso e intenso bolo de rock granítico sin fisuras contando con la habitual pericia de Billy Duffy colosal todo el bolo más teniendo en cuenta que era el único guitarrista sobre el escenario y un Ian Astbury muy bueno, centrado, que cantó de maravilla todo el show excepto tal vez en la primera canción, Rise donde se dejo llevar un poco. Y lo de que Ian esté centrado y sin paranoias raras es noticia y doy fe. De momento no me puedo quejar porque de las cuatro veces que han caído tres muy bien, entre ellas la del viernes. Tan sólo abordaron un par de temas del estupendo Under The Midnight Sun (Vendetta X y Mirror) aspecto habitual en los festivales. De modo que se dedicaron a encadenar un clásico tras otro con especial hincapié en Electric que creo que fue del álbum que más temas cayeron.
Ian se mostro comunicativo, bailongo y sarcástico a partes iguales. Lo habitual en él cuando no se cruza una nube negra en el horizonte. El show transcurrió con un nivel alto pero no me digas porqué mis momentos favoritos llegaron al final. Los seis últimos temas sonaron como una apisonadora y a ello contribuyeron además de los mencionados Astbury y Duffy, el siempre contundente y fiable John Tempesta dándole a la batería perfectamente compenetrado con Charlie Jones al bajo que se beneficiaron del inestimable trabajo a los teclados de Mike Mangan que cubría más de lo que parecía y que incluso tuvo sus momentos de brillo. La única pega que le puedo poner al show es que 75 minutos saben a poco teniendo la discografía que tienen pero está claro que en los festivales aspirar a más es hacerse trampas al solitario.
El sábado a eso de las 21:40 Chris Isaak llenó la cancha de Miribilla con su glamour y carisma a raudales (licencia popuhead ja ja). A su presencia mítica y una banda más que engrasada hay que añadirle que el tipo no ha perdido ni un ápice de su excelsa voz con la que juega a su antojo. A la tercera canción o así se mezcló con la chusma mientras cantaba la mágica Don´t Leave Me On My Own. El personal lo flipaba. Era mi tercera vez con el y volvería mañana mismo porque es imposible tener más clase y hacer música con más gusto que la de este hombre y su excelsa banda que le acompaña desde hace décadas. Podría haber interpretado diez o doce canciones diferentes y el resultado habría sido igual de bueno, es más, podría prescindir por completo de versiones (fantásticas Oh Pretty Woman y Only the Lonely de Roy Orbinson y Can´t Help Fallin´In Love popularizada por Elvis Presley o esa cachonda La tumba será el final de Flaco Jiménez y hacer un show con su propio cancionero porque tiene temas para flipar.
John Tempest es una máquina de guerra. De los mejores baterías ahora mismo. Grandes Shows,si señor.
ResponderEliminarÓscar