Qué importante es el set list en un concierto. La elección de temas y el orden. Hay artistas que no lo varían un ápice en toda la gira. Ponen el piloto automático y tira millas. Es una decisión respetable pero si realmente te gusta un músico y tienes la oportunidad de verle en dos ciudades diferentes agradeces de veras cambios en el repertorio.
Supongo que hay músicos que han girado tanto, han hecho tantos conciertos que sienten la necesidad de cambiar el set list continuamente. Es un buen método para mantenerse en forma y seguir disfrutando. Algunos de los que siempre manejan un catálogo inmenso de canciones son The Black Crowes, Pearl Jam, Tom Waits o Bruce Springsteen. Por ejemplo, este último en la gira que ha pasado por la Península ha cambiado más de 10 canciones entre un lugar y otro. Lo mismo ha hecho Tom Waits.
Y es que muchos músicos son inquietos por naturaleza. No va con ellos eso de interpretar una y otra vez los mismos temas, en el mismo orden, todas las noches. Como jodidos robots. Estoy convencido de que los que cambian de temas entre ciudad y ciudad actúan tanto por su propio placer como para el nuestro, miserables roedores.
Un verdadero artista ama el riesgo, el carácter imprevisible de una velada. Les resulta tan atractiva y desafiante la sorpresa en la noche que no puede vivir sin ella. Al final los músicos saben que esta cualidad es muy apreciada entre muchos de sus fans. Saben que los que amamos la música participamos de alguna forma del misterio, de la magia que acontece en el escenario.
There goes the last dj, who plays what he wants to play, and says what he wants to say...
jueves, 28 de agosto de 2008
lunes, 25 de agosto de 2008
EEUU 118 España 107, un monumento al basket
Ayer se acabaron las vacaciones de verano. Otro año tal vez habría estado el domingo entero maldiciendome, revolcandome en mi tristeza por la vuelta al trabajo y perdiendo el día. Pero este ha sido distinto. Había planeado levantarme sobre las ocho y ver la final olimpica de baloncesto. En realidad no hacía falta planearlo. Unax se suele despertar sobre esas horas. Pero ayer siguiendo la Ley de Murphy se despertó cuarenta minutos más tarde.
Pongo la televisión y veo sorprendido que transcurridos más de seis minutos España vence a Estados Unidos de seis puntos. Estamos al comienzo pienso. Pero casi hora y media después la selección española de baloncesto sigue ahí. A escasos dos minutos del final perdiendo sólo de cuatro. Finalmente la diferencia es de once en un resultado demasiado abultado para lo que se ha visto en la cancha y mediatizado con dos faltas ténicas que suponen cuatro puntos para USA.
El baloncesto es mi deporte favorito y casi el único que me mantiene frente al televisor. Desde que me aficioné a este juego a mediados de los ochenta he visto grandes partidos. Los duelos a muerte entre Lakers y Celtics en la NBA, las exhibiciones de Jordan con los Bulls, la final del Eurobasket del 95 entre Yugoslavia y Lituania, todo un monumento al basket ofensivo... Bien, sin riesgo a equivocarme, el partido de ayer está junto todo lo antes mencionado entre lo mejor que ha conocido este deporte.
Y lo que ha logrado la selección española de baloncesto en los últimos años tiene un gran mérito. Lo de ayer huele a magnífico colofón. Una generación de jugadores extrovertidos, valientes y con un talento descomunal que han sabido divertirse sobre la cancha y transmitir su pasión por este deporte. Ayer Estados Unidos tuvo que jugar al 100% para ganar el partido. Es más algunos jugadores mostraron el nivel que suelen mostrar en los play offs de la NBA. Sin Bryant, Wade o Chris Paul a tope jamás lo hubiesen podido conseguir. Y eso otorga mayor mérito todavía a la selección española.
viernes, 15 de agosto de 2008
Valladolid
Me voy a disfrutar otra tanda de vacaciones. Hemos dudado entre visitar a la familia en Valladolid o ir a Gijón y al final nos vamos a Pucela. Lo de Gijón queda pendiente porque es una ciudad que tengo ganas de conocer. En su día un colega fanático de los grupos de Seattle me comentó que en Gijón había muchos bares rockeros que veneraban a Pearl Jam, Nirvana, Soundgarden o Screaming Trees. No sé como estará el panorama hoy pero tengo curiosidad por visitar esa ciudad. A ver si el año que viene.
Y Valladolid, qué? Pues he ido muchos años a pasar buena parte del verano a Portillo, un pueblo cercano a la capital y no conozco nada de la ciudad. Tan solo cuatro bares por la noche y en condiciones lamentables. A esas noches le seguían días tirado en el sofa. Los fines de semana con mi primo escuchando aquel mítico De 4 a 3 de Paco Pérez Bryan. Así que esta vez espero mostrarle a Unax la capital vallisoletana. A ver qué nos depara.
lunes, 11 de agosto de 2008
Alice Cooper. Dirty Diamonds
Como escribió Il Cavaliere en su entrada sobre Mojo Box de Southern Culture On The Skids algunos discos puede que no sean los mejores del artista en cuestión pero por algunas razones son tu favoritos. El contexto influye mucho por supuesto. Recuerdo el verano del 2005 como uno de los mejores de mi vida. Y la banda sonora principal fue Dirty Diamonds de Alice Cooper. La lujuria, el desenfreno y el amor aunque suene cursi reinaron e iban acompañadas por estupendas canciones.
Para algunos Alice Cooper es un tío que se maquilla mucho, monta grandes shows y es muy heavy. Pero si escuchas la discografía de este hombre te das cuenta de que abarca mucho más. Sus primeros discos son un prodigio de variedad y de inventiva y pertenecen a una etapa dorada en el rock. Sin nada que envidiar a los reyes en aquella época: Stones, Zeppelin, Sabbath, quien se te pase por la mente. A su altura.
Me centro, este Dirty Diamonds es muy bueno. Ya el anterior The eyes of Alice Cooper de 2003 supuso una vuelta al sonido de los orígenes. Y éste ahonda en ese aspecto e incluso lo mejora. La trilogía inicial Woman of Mass Distraction, Perfec y You make me wanna entra a la primera y cientos de escuchas después me siguen pareciendo igual de buenas.
Le sigue Dirty Diamonds un tema con reminiscencias stoner y con una curiosa sección de viento a lo peli de James Bond. En The Saga of Jesse Jane Alice Cooper canta en un tono barítono que lo acerca a Johnny Cash. Es otra de las cumbres del disco al igual que Pretty Ballerina, Six hours o Zombie Dance canciones más pausadas pero igual de buenas. Subset Babies (All got rabies) y Steal that car son más en la onda de los tres primeros temas aunque inferiores.
Para algunos Alice Cooper es un tío que se maquilla mucho, monta grandes shows y es muy heavy. Pero si escuchas la discografía de este hombre te das cuenta de que abarca mucho más. Sus primeros discos son un prodigio de variedad y de inventiva y pertenecen a una etapa dorada en el rock. Sin nada que envidiar a los reyes en aquella época: Stones, Zeppelin, Sabbath, quien se te pase por la mente. A su altura.
Me centro, este Dirty Diamonds es muy bueno. Ya el anterior The eyes of Alice Cooper de 2003 supuso una vuelta al sonido de los orígenes. Y éste ahonda en ese aspecto e incluso lo mejora. La trilogía inicial Woman of Mass Distraction, Perfec y You make me wanna entra a la primera y cientos de escuchas después me siguen pareciendo igual de buenas.
Le sigue Dirty Diamonds un tema con reminiscencias stoner y con una curiosa sección de viento a lo peli de James Bond. En The Saga of Jesse Jane Alice Cooper canta en un tono barítono que lo acerca a Johnny Cash. Es otra de las cumbres del disco al igual que Pretty Ballerina, Six hours o Zombie Dance canciones más pausadas pero igual de buenas. Subset Babies (All got rabies) y Steal that car son más en la onda de los tres primeros temas aunque inferiores.
En este disco hay una serie de canciones como mi favorita Perfect, Woman Woman of Mass Distraction o You make me wanna que encajan a la perfección en directo junto a sus temas más directos de la primera época. Así tuve la fortuna de comprobar aquel verano y espero hacerlo de nuevo. Todavía no he escuchado el nuevo de Alice, Along Came A Spider, parece que vuelve a una honda más heavy. Escucharemos.
viernes, 8 de agosto de 2008
The Black Crowes. Amorica
1994. Los hermanos Robinson entran en el estudio para grabar su tercer disco. Atrás quedan un impactante debut en el 90 con Shake your Money maker y una continuación aún mejor en el 92 con The southern Harmony and Musical Companion (por cierto siempre me ha encantado ese título). Está claro lo que les gusta a Chris y Rich Robinson Basta escuchar esos discos para saber que en la dieta musical de estos tíos los Faces son el pan suyo de cada día. Sobre todo en el primero. El segundo explora otros caminos y mejora mucho los resultados.
Ambos son un descomunal éxito de ventas y en esa tesitura es fácil acudir borracho de ego al estudio y grabar cualquier ponzoñada o poner el piloto automático. Nada más lejos de la realidad. Estos tíos aman la música y lo van a demostrar. Van a dejar para la posteridad una obra de arte: Amorica. Un título alegórico, un poco de provocación en la portada y lo mejor de todo una música exquisita y las mejores letras de su carrera. Aquí los hermanos Robinson aportan su sello personal e intransferible. Dejan su huella en la Historia.
Nada se les resiste a Black Crowes en este disco: blues rock, psicodelia un aroma a jam por todos los lados… Y sobre todo una ristra de canciones que tira de espaldas. Ni una de relleno. Todo aprovechable y ejecutado con maestría. Mención especial para un Marc Ford en estado de gracia. No pasa semana sin que escuche este disco. Funciona tan bien como jam, para escuchar del tirón como las canciones sueltas. Cursed Diamond, She gave good sunflowers, Ballad in urgency y Wiser time unidas por unos bellos arpegios. Y un final que te aplasta: Descending.
Have mercy baby
Im descending again
Open your eyes
This time its sink or its swim
No sermons on ascending
No verdict on deceit
No selfish memorandum
No confusion for me
Chorus:
Curses
Curses and clues
A feast for fools
Have mercy baby
And hand me downs
It was just a few years ago
Youd hand me ups and map
Right out of town
But I would let it slide
Like mercury
Silver and quick
Poisonous and deadly
So deadly
martes, 5 de agosto de 2008
The Screamin´ Cheetah Wheelies. Magnolia
Algunas bandas pasan por esta vida gozando de un reducido número de seguidores que los veneran, que no entienden por qué no tiene más repercusión comercial. La historia acaba con el grupo disolviéndose amistosamente en el mejor de los casos ante la indiferencia generalizada. No importa lo que hayan significado para ese pequeño grupo de aficionados, ni los maravillosos discos que hayan grabado. Nada puede impedir lo inevitable. Se me ocurren innumerables grupos que encajan en esta triste tesitura.
The Screamin´Cheetah Wheelies son una de esas bandas que encajan a la perfección en esta descripción. Poseedores de un espíritu jam similiar a Allman Brothers aunque con su propia personalidad los Wheelies dejaron unos cuantos discos maravillosos y una pequeña legión de fanáticos. Gente capaz de cruzar el charco sólo para verles. Como hizo un chico de un lugar de la Península que se fue a USA a verles. Luego lo contó en una emotiva carta en Popular 1.
Pero por encima de todo Screamin´Cheetah Wheelies grabaron una joya absoluta, un disco atemporal que no importa cuantas veces hayas escuchado. Una banda perfectamente engrasada y un vocalista de otra galaxia registraron hace doce años Magnolia. Un disco que caló hondo en muchos seguidores de bandas como The Black Crowes pero que no los sitúo en una mejor posición en cuanto a ventas.
El inicio del álbum es un manjar sonoro. Backwoods travellin´, Gypsy Lullaby y Hello From Venus entran en tu vida y se quedan para siempre. La voz de Mike Farris es sencillamente inigualable. Rock y soul se hermanan de forma sublime. Pero la cosa no se queda en un inicio apabullante. Magnolia, Good time, Father speaks es otra de las cumbres y cierran con You are con cierto aire jazzy.
The Screamin´Cheetah Wheelies son una de esas bandas que encajan a la perfección en esta descripción. Poseedores de un espíritu jam similiar a Allman Brothers aunque con su propia personalidad los Wheelies dejaron unos cuantos discos maravillosos y una pequeña legión de fanáticos. Gente capaz de cruzar el charco sólo para verles. Como hizo un chico de un lugar de la Península que se fue a USA a verles. Luego lo contó en una emotiva carta en Popular 1.
Pero por encima de todo Screamin´Cheetah Wheelies grabaron una joya absoluta, un disco atemporal que no importa cuantas veces hayas escuchado. Una banda perfectamente engrasada y un vocalista de otra galaxia registraron hace doce años Magnolia. Un disco que caló hondo en muchos seguidores de bandas como The Black Crowes pero que no los sitúo en una mejor posición en cuanto a ventas.
El inicio del álbum es un manjar sonoro. Backwoods travellin´, Gypsy Lullaby y Hello From Venus entran en tu vida y se quedan para siempre. La voz de Mike Farris es sencillamente inigualable. Rock y soul se hermanan de forma sublime. Pero la cosa no se queda en un inicio apabullante. Magnolia, Good time, Father speaks es otra de las cumbres y cierran con You are con cierto aire jazzy.
El disco publicado en 1996 cuenta con la colaboración de Warren Haynes y lo produce Michael Barbiero que había hecho lo propio con el también excelente Four de Blues Traveler, banda con la que tienen algunos puntos en común. Nada sobra y nada falta en este pedazo de disco que en su día pasó bastante desapercibido. Pero algunas veces en la vida se hace justicia y me cuentan mis amigos que cuando The Screamin´ Cheetah Wheelies tocaron en el Azkena hubo mucha gente que alucinó. Eso si que me jodió perdérmelo.
domingo, 3 de agosto de 2008
La gata sobre el tejado de zinc
Siempre me han gustado los melodramas hollywodienses. Desde pequeño he disfrutado con un género que tiene bastante mala fama en ciertos sectores. En mi caso películas como Lo que el viento se llevó, Dulce pájaro de juventud, La loba, Con él llegó el escándalo o La gata sobre el tejado de zinc forman parte de mi aprendizaje. Esta última en concreto la habré visto sin exagerar más de 10 veces. Y todavía si en un zapping la encuentro me engancho a ella sin remisión.
La gata sobre el tejado de zinc está basada en una obra de Tennesse Williams autor cuyo universo atrae tanto como repele. Algunas de sus obras fueron llevadas al cine con tino. Una de ellas es sin duda La gata sobre el tejado de zinc. Richard Brooks adaptó, tomándose sus licencias, algunas propias y otras obligadas por la censura, con brillantez un texto rico y sugerente que contó con el respaldo de uno de los mejores actores de la historia: Paul Newman y con una Liz Taylor, bellísima e igualmente espléndida en su interpretación de Maggie La Gata.
La película se desarrolla a lo largo de una tórrida noche de calor en una población sureña de Estados Unidos. Allí se junta una familia para celebrar el cumpleaños de un patriarca al que le han dado la noticia de que no tiene un tumor y si una larga vida por delante. El hombre envalentonado se dispone a ser agasajado por su familia. Pero pronto nos damos cuenta de que no es oro todo lo que reluce. Que las apariencias, las mentiras y la hipocresía campan a sus anchas.
La película es un prodigio de diálogos llevados al límite y que cuentan con el material necesario para que no sólo te resulten creíbles sino para que te agarren por tus partes y no te suelten en toda la cinta. Paul Newman, Liz Taylor, Burl Ives o Jack Carson lo bordan como se suele decir coloquialmente. Entre mis momentos favoritos sin duda están los cara a cara de Newman y Taylor al principio de la película y los más salvajes y emotivos entre Newman e Ives al final de la misma.
Una de esas películas por las que los años no pasan, una acertada reflexión sobre el amor, las relaciones paterno filiales, la codicia, la envidia, la mendacidad, sobre la vida en definitiva con una música excelente a cargo de Charles Wolcott. Siempre me encantó el tema con el que se inicia la película, un suave piano, batería y justo cuando sale el título Cat on a Hot Tin Roof un maravilloso saxo....
La gata sobre el tejado de zinc está basada en una obra de Tennesse Williams autor cuyo universo atrae tanto como repele. Algunas de sus obras fueron llevadas al cine con tino. Una de ellas es sin duda La gata sobre el tejado de zinc. Richard Brooks adaptó, tomándose sus licencias, algunas propias y otras obligadas por la censura, con brillantez un texto rico y sugerente que contó con el respaldo de uno de los mejores actores de la historia: Paul Newman y con una Liz Taylor, bellísima e igualmente espléndida en su interpretación de Maggie La Gata.
La película se desarrolla a lo largo de una tórrida noche de calor en una población sureña de Estados Unidos. Allí se junta una familia para celebrar el cumpleaños de un patriarca al que le han dado la noticia de que no tiene un tumor y si una larga vida por delante. El hombre envalentonado se dispone a ser agasajado por su familia. Pero pronto nos damos cuenta de que no es oro todo lo que reluce. Que las apariencias, las mentiras y la hipocresía campan a sus anchas.
La película es un prodigio de diálogos llevados al límite y que cuentan con el material necesario para que no sólo te resulten creíbles sino para que te agarren por tus partes y no te suelten en toda la cinta. Paul Newman, Liz Taylor, Burl Ives o Jack Carson lo bordan como se suele decir coloquialmente. Entre mis momentos favoritos sin duda están los cara a cara de Newman y Taylor al principio de la película y los más salvajes y emotivos entre Newman e Ives al final de la misma.
Una de esas películas por las que los años no pasan, una acertada reflexión sobre el amor, las relaciones paterno filiales, la codicia, la envidia, la mendacidad, sobre la vida en definitiva con una música excelente a cargo de Charles Wolcott. Siempre me encantó el tema con el que se inicia la película, un suave piano, batería y justo cuando sale el título Cat on a Hot Tin Roof un maravilloso saxo....
sábado, 2 de agosto de 2008
Mike Campbell
Como sucede en el cine, en el rock hay actores secundarios, músicos a la sombra que hacen su trabajo sin llamar demasiado la atención. Van poco a poco, con calma, sin hacer ruido. Pero ¡ay si desaparecen! Entonces la mayoría nos damos cuenta de lo grandes que son, de lo imprescindibles, tanto como el aire que respiramos. Ronnie Lane en The Faces, Izzy Stradlin en Guns and Roses o John Paul Jones en Led Zeppelin. O como el protagonista de esta entrada: Mr Mike Campbell.
Desde jovencito a la vera de Tom Petty, Mike lleva con el rubio de Florida más de treinta años y no necesitan ni decir una palabra para saber lo que quiere el otro. Y es que si repasas la trayectoria de Tom Petty te percatas de que Mike Campbell está siempre. Tocando como los ángeles la guitarra y componiendo y coproduciendo discos. Incluso cantando un gran tema ( I don´t wanna fight) en el álbum Echo.
Desde jovencito a la vera de Tom Petty, Mike lleva con el rubio de Florida más de treinta años y no necesitan ni decir una palabra para saber lo que quiere el otro. Y es que si repasas la trayectoria de Tom Petty te percatas de que Mike Campbell está siempre. Tocando como los ángeles la guitarra y componiendo y coproduciendo discos. Incluso cantando un gran tema ( I don´t wanna fight) en el álbum Echo.
Allá donde otros naufragan en devaneos por el mástil Campbell aporta sutileza, economía de medios, precisión. Parece que no esta ahí pero vaya si lo esta. Es junto a Benmont Tench la piedra angular de los Heartbreakers, el soporte. Y sospecho que para Petty es algo más, es su mano derecha, alguien imprescindible, auténtico. Puede que incluso un gran amigo. Los habrá más rápidos, también más glamourosos, mejor vestidos, seguro que más egocéntricos, pero pocos, muy pocos se pueden acercar al nivel de Mr Mike Campbell. A sus pies.