Si en la crítica sobre un disco leo que el combo que protagoniza el álbum en cuestión se autodenomina la banda callejera de rhythm & blues más diabólica de Nueva York mi atención recae irremediablemente sobre ellos. No lo puedo evitar. Si quien firma el escrito es Eduardo Izquierdo le presto más atención si cabe. No es que coincida siempre con sus gustos pero me unen muchas más afinidades que posibles desavenencias. Y en el caso de Street Sermons el asunto ha culminado con un flechazo de órdago. Seguro que más de una vez has tenido la sensación de que el disco que estás escuchando estaba esperando a ser degustado precisamente por ti, miserable roedor. Así me sentí cuando descubrí hace meses este artefacto. Un no parar constante. Un goce loco. Meses después ahí sigue el jodido. Adictivo es poco. No tengo dudas de que me chiflaría ver a estos crápulas de New York desenfundando en directo este disco de la primera a la última.
De momento me conformo con pincharlo una vez más. Y van...Y caer rendido con un cancionero rico en macarreo, armónicas desbocadas, ritmos callejeros y actitud punk. Ni una canción me salto. De la primera a la última en vena. La que mas se sale de los cánones anteriormente citados tal vez sea Star y es una absoluta delicia. Johnny Cash se podría haber hecho de oro con ella. Por cierto prendado de la voz de Brian Hurd en este y todos los temas del disco. Aquí con un tono más grave, con ese inequívoco regusto de los grandes de temas de rock´n roll de los cincuenta. En esa onda también encaja a la perfección Stop What You´re Doin´ otra tonada clásica provista de unos coros ultracools, la baza definitiva para engrandecer el tema.
El disco se abre como un cición con el tema que da título al álbum, Street Sermons. Toda una declaración de principios que nos sitúa en la casilla de salida de un paseo por los barrios de currelas de Nueva York. Y lo hace con brío, hipnóticamente para mis oídos con esa batería tan molona que marca el terreno para que la voz de Brian Hurd (guitarra, piano, banjo) chulesca y desafiante sea replicada con todo el estilo del mundo por los coros de Josh Styles (batería y percusión) y Murat Aktur (guitarras). Un inicio trepidante que me atrapó sobremanera al que le siguen con igual certeza Nightmare y Rockin´My Boogie. Harmonica Razor es un pequeño instrumental. Me lo puedo imaginar para abrir los bises.
Si la primera cara entra a todo trapo la segunda es incluso mejor. You´ll Die Too está propulsada por una armónica loca y revolucionada, en Silver Satin los coros vuelven a ser esenciales arropados por guitarras esta vez algo más acústicas y con la armónica de nuevo marcando el territorio. Me imagino esta tonada en directo y vuelo alto. Joder qué ganas de verles en directo. El ritmo loco de Two Dollar Holer atrapa desde los primeros segundos y contrasta con el cachondeo de Ding-Ding Man una de esas para cerrar los bares. Tras la soberbia Stop What You´re Doin´antes mencionada el broche de oro lo pone Electro-Motive Blues otro himno rugiente servido con el desparpajo que esta presente en todas las pistas. Han pasado muchos meses desde que lo escuché por primera vez y ha venido para quedarse. Cazarles en directo gran objetivo.