La película arranca con la llegada de Abe (profesor de filosofía de prestigio) a un campus donde va a impartir clase ante la algarabía del alumnado y de sus propios compañeros. La presentación que hace Woody del personaje fantásticamente interpretado por Joaquin Phoenix me parece gloriosa. Como en otras ocasiones Allen nos presenta a un personaje torturado que esta pasando por una muy mala época. A Abe (Joaquin Phoenix) le ha ha abandonado su mujer y su mejor amigo ha muerto en la guerra de Irak. La expectación que hay en torno a su figura es explicada en unos cuantas sencillas y perfectas escenas y pronto entran en acción los otros dos personajes protagonistas: una enigmática y sugerente Rita (soberbia Parker Posey) y una encantadora y atractiva alumna, Jill, interpretada por una radiante Emma Stone.
Tal vez una de las claves del film es que el trío protagonista está excelso. Es un elemento fundamental y suele ser habitual en las películas de Woody Allen pero es que aquí me parece un acierto la elección y por supuesto las interpretaciones de los mencionados Emma Stone, Parker Posey y Joaquin Phoenix. La trama como en otras ocasiones en las películas de Woody Allen indaga en los recovecos del alma humana, sus contradicciones y lo hace alternando la comedia negra con el drama sin resultar en ningún momento aburrido ni pretencioso. Es un bendito equilibrio que te hace gozar del mejor Woody Allen ese que se inspira en uno de sus escritores favoritos (Fiodor Dostoyevski) para hurgar en los vericuetos del alma humana. Excelente. Y como es costumbre la música a la altura.