Lo primero que me atrajo de este vinilo fue su portada. Curiosamente no es la original ya que ésta pertenece a una colección llamada Jazz & Images en la que prestigiosos fotógrafos ceden sus instantáneas para las caratulas de la misma. Concretamente esta es de William Claxton que despegó con sus fotos de Chet Baker y que tiene un currículo excelente. La fotografía de este álbum me chifla. Me llamo la atención en cuanto me puse a rebuscar en la sección de vinilos de jazz de la FNAC. Había una oferta muy jugosa y me hice con unos cuantos clásicos incunables y algunos otros de los que no conocía nada como este disco que investigando un poco es, efectivamente, otra de esas piezas angulares en la historia de esta música.
Dos de los protagonistas de este vinilo fallecieron escandalosamente jóvenes en un accidente de tráfico. El trompetista Clifford Brown sólo tenía 25 años y uno menos el pianista Richie Powell. En su breve estancia por este mundo dejaron una peculiar y contagiosa forma de atacar sus instrumentos además de unas cuantas canciones deliciosas. En este vinilo aparecen tres de Clifford Brown (The Blues Walk, Daahoud y Joy Spring) y una de Richie Powell, Parisian Thoroughfare, a cual mejor. Este es el jazz que adoro. Está encuadrado en el estilo hard-bop. Pues muy bien. A fuego con el.
El álbum se abre de forma misteriosa, sugerente con un tema, Delilah que me encajaría perfectamente en una de esas gemas del cine negro. Es una canción imbatible en la que los cinco intérpretes tienen su momento sin que su pericia técnica diluya la canción. Invita a lanzarte con el álbum, perderte en él sin remisión. Parisian Thoroughfare arrasa con todo a su paso, aquí ya se produce el primer lucimiento imbatible a las baquetas de Max Roach y tiene mucho protagonismo el saxo de Harold Land en perfecta sintonía con las sutiles intervenciones de Clifford Brown a la trompeta. La canción arranca como un torbellino y no baja el pistón en ningún momento. El primer tema firmado por Clifford Brown, The Blues Walk cierra la primera cara. Y que me aspen si esto no se ha convertido en un clásico del jazz.
La segunda cara es tan buena como la primera y comienza como un ciclón con Daahoud donde la trompeta de Clifford Brown es la protagonista absoluta en perfecto entendimiento con el piano y el batería Max Roach. Sobre la sinergia entre estos dos colosos Miles Davis declaró que se retroalimentaban de tal forma que tras el fallecimiento de Brown el baterista Max Roach jamás volvió a interpretar de la misma forma. Dejando aparte esa consideración de Davis es un lujo disfrutar con el solo de batería de Max Roach en la mítica Jordu de Duke Jordan. Los dos temas que cierran el álbum son los más cortos y te dejan un sabor triunfal: What Am I Her For de Duke Ellington y If I Love Again de Murray y Oakland.