Pensaba que los Stones eran eternos. Todos y cada uno de ellos. Pero aquí no se queda nadie. Y el primero en deslizarse hacia quién sabe donde ha sido Charlie Watts, la elegancia personificada. Puede que pocas veces o casi nunca apareciese en la lista de los mejores baterías del mundo y ni puta falta que hace. Watts era como me ha escrito un colega por Whatsapp sencillez y elegancia. Y no se me ocurre una definición mejor. Y la apuntalo con que este hombre jamás perdió el ritmo. La sobriedad y la eficiencia no suelen llamar mucho la atención, tampoco permanecer en el taburete con una media sonrisa sabiendo que esto del rock te lo meriendas tu en un pis pas. Su gran pasión era el jazz y tal vez por eso se deslizaba más que otra cosa. A mi me pirraba su estilo. Eterno Charlie. Espero que se haya ido en paz cerca de sus seres queridos que al final es lo más importante. Simplemente Charlie.