Me gusta tanto su faceta acústica como la eléctrica. Su querencia por el blues como su torrente rockero. Podía tirarse en el escenario horas volviéndose loco. Era su hábitat natural pero jamás descuido sus trabajos en estudio. Sus cuatro primeros discos son sagrados en mi casa: Rory Gallagher, Deuce, Blueprint, Tattoo... Me pierdo en ellos a menudo. Lo que vino después tampoco le va a la zaga pero ese cuarteto inicial es insuperable. No me puedo olvidar de cuando un colega del curro me paso casi todo la discografía de este tipo. Eternamente agradecido a Joseba, gracias a él me sumergí en una de mis benditas obsesiones que me asalta cada poco. Me empapé de su música, leí innumerables artículos por la red sobre su figura, adquirí revistas en las que fue portada, comprobé que su legado está más vivo que nunca y que allá donde vayas encontrarás alguien que vuela alto con la música de este tipo. Eterno Rory.