Hace un par de lustros Mavis Staples publicó You´re Not Alone bajo la producción de Jeff Tweedy. Para la promoción de dicho álbum hizo varias entrevistas donde además de vender su último disco hacía un repaso a su trayectoria. En las dos que leí, tanto en Popular 1 como en Ruta 66, Mavis se deshacía en elogios a Curtis Mayfield. Resaltaba sus dotes musicales, señalaba que era un tipo implicado en el Movimiento de los Derechos Civiles y no se cansaba de indicar que era una persona muy dulce, su favorita de los grandes clásicos del soul. Esa faceta está descrita en Alma Vagabunda. La vida de Curtis Mayfield (Es Pop Ediciones) escrito a la sazón por el hijo de Curtis, Todd Mayfield y el periodista Travis Atria. Pero el libro también recoge sin tapujos ni subterfugios su reverso tenebroso, ese lado oscuro que quién más quién menos tiene en alguna medida.
La carrera de Curtis Mayfield tal vez no sea tan conocida por estos lares como la de otros grandes totems del soul clásico. Seguro que hay más personas que pilotan la obra de Otis Redding, James Brown o de Ray Charles. Incluso en el caso de estos dos últimos gracias a sendas producciones hollywodienses. Pero en términos de influencia en la música popular norteamericana está claro que la importancia de Curtis Mayfield es innegable. Todo eso y mucho mas se cuenta en este fabuloso volumen. Hay que señalar que el encargado de esta labor es alguien que estuvo muy cerca de Curtis, su propio hijo que en general no se corta en glosar tanto los claros como los oscuros. No parece haber habido censura en ese aspecto pero si un poco de contención en asuntos turbios como el maltrato que Curtis infligió a sus mujeres.
Paralela a la evolución musical de Curtis el relato se centra en el contexto social y político. Aquellos fueron años muy convulsos en la sociedad norteamericana y Curtis no fue ajeno a ello, más aportando canciones que se convirtieron en himnos para el Movimiento de Martin Luther King que con una postura proactiva. Siempre tenía el ojo puesto en lo que pasaba y tenía la habilidad para condensar el estado de ánimo de los negros en los escasos minutos que dura una canción. Y lo hacía de una forma sincera y con conocimiento de causa ya que Curtis creció en el guetto, en la más abyecta pobreza. Y de ahí llegó hasta la cima, hasta vivir en la zona noble de la ciudad.
Este es un aspecto que me ha llamado la atención sobremanera y que marcó para siempre la personalidad de Curtis. Durante muchos años su vida dependió de las ayudas sociales en un entorno familiar desestructurado a más no poder. Un padre que les abandonó muy pronto, una madre con poca personalidad incapaz de evitar que su propia madre le robase a una hija, unos hermanos con problemas. Parece un milagro que de ese caldo de cultivo saliese uno de los músicos mas poderosos del siglo. Un tipo que se aferró a la música como tabla de salvación. Y no sólo lo logró sino que se convirtió en un auténtico pionero.
El libro hace hincapié y mucho en esta cuestión, en el influjo de Curtis Mayfield en la música popular norteamericana. De hecho Todd Mayfield no se corta a la hora de vanagloriar la importancia de su padre y su enorme influencia en músicos como Jimi Hendrix (claro heredero en su forma de tocar la guitarra), Prince, el Hip Hop de los 80 y 90 o Bob Marley. Y aunque en un momento dado pienso que Todd va a escribir y al séptimo día descanso no seré yo el que rebata ni ponga en tela de juicio ni una de estas cuestiones.
Es un placer empaparse en libros como este de la poderosa ebullición del soul en aquellos años. Curtis comenzó en The Impressions un combo cuyos comienzos están claramente anclados en el doo wop que poco a poco fue evolucionando hacia tesituras más complejas e igual de atractivas. Y todo salto por los aires con su debut en solitario el seminal Curtis. En esta época se detiene profusamente este volumen, con la inconmensurable labor que llevó a cabo Curtis tanto dando vida a sus mejores obras como colaborando y produciendo a artistas tan interesantes como Donny Hathaway, Baby Huey o The Staples Singers.
Igual de importantes son los comienzos de Curtis. Primero como creador de innumerables composiciones que fueron éxito en la voz de otros y después como creador de sus propias obras sin olvidar su faceta como productor. Un aspecto fundamental en el que Todd Mayfield hace hincapié es en el tema de los derechos de autor. En ese aspecto Curtis lo tuvo claro desde el principio la clave estaba en ser dueño de tus canciones. Y así fue siempre. Tomando como referencia los pioneros en ese aspecto, Sam Cooke y Ray Charles, Curtis se forjó una carrera independiente, siempre tuvo el poder de decisión sobre su música y eso es algo que no tiene precio.
Tal vez porque venía de la más absoluta miseria lo cierto es que Curtis se transformó en un auténtico león que defendía cada dólar con verdadera fiereza. En ese aspecto era implacable. Su relación con el dinero da para mucho en este volumen. De hecho el vil metal es una de las razones por las que acaba mal con mucha gente algo por otro lado muy común en este negocio. También es muy triste leer su devastador final tras el desgraciado accidente en un concierto en NY donde se le cayeron las torres de luz del escenario dejándole tetrapléjico los últimos nueve años de su vida. De nuevo este deleite es posible a Es Pop, se me acaban los adjetivos para calificar la labor de esta Editorial. A sus pies, Oscar Palmer ja ja.