Ando enfrascado estos días en la lectura de Todo el mundo adora nuestra ciudad de Mark Yarm y si, acertaste: me está volando la puta cabeza. No puedo dejar de leerlo, me lo voy a ventilar esta misma noche. Lectura compulsiva. Acompañándolo con una banda sonora a la altura de las circunstancias. Procuraré juntar unas cuantas líneas sobre el volumen en cuestión. Uno de mis capítulos favoritos es el dedicado a la gestación de una de las bandas supremas del mundo mundial: Screaming Trees. A fuego. En vena todo el día. Aprovecho para recomendar la adquisición sin falta de la edición deluxe de Dust y ahora la de Sweet Oblivion. Putos amos.