Tras el concierto de Cracker en el Kafe Antzokia mi objetivo era verles en Helldorado. Pero me quedé sin entradas. Una pena. Hubiese sido emotivo volver a esa sala y ver a a la banda en compañía de mi primo Oscar que si tuvo la fortuna de repetir. Me hace especial ilusión volver a publicar un texto suyo en este cochambroso blog. La anterior vez fue con el Living with war de Neil Young. Así que ahí va. Avanti tutti...
Recien llegado de la última visita a Gasteiz. Feliz de poder disfrutar de una preciosa ciudad, un ambiente que me encanta, unos bares para conocer uno a uno, sin prisas, gran gastronomía, y el mágico encanto medieval, hacen de Vitoria un lugar único. Si a eso le añadimos el gran atractivo de tener, entre otros lugares, una sala de conciertos con una programación anual de quitarse el sombrero; pues el conjunto y la suma de caracteres se unen para hacer de un concierto algo muy especial.
Lo primero es destacar la sala HellDorado como uno de los lugares de peregrinación a los que hay que ir de visita siempre que se pueda. Preciosa sala, un ambiente muy agradable, el sonido es buenísimo y la visión del escenario perfecta, al igual que las luces. Todo un referente que ya quisieran muchas reputadas salas en el panorama nacional, sin hablar que tienen una participación por parte del público de lleno casi todos los días de conciertos. Un placer poder ir de vez en cuando.
Esta vez nos acercamos con muchas ganas de volver a ver a Cracker. Todo un referente en la "American music" a los que llevo siguiendo desde que se entremezclaron con las bandas de Seattle con las que no creo que pegaran mucho dado su estilo, pero en las que se apoyaron para darse a conocer en un tiempo en los que su música no encajaba con lo que emergía. Han pasado muchos años y ahí siguen poco a poco,disco a disco,y con el mismo gran nivel creativo que hace 20 años. Mucha carretera y tantos conciertos encima es lógico que se vean en directo como su estado mas puro, puesto que la venta de discos no creo que les de para mantener sus ranchos allá en Bakersfield. A eso es a lo que se llega después de mucho tiempo tocando en vivo, a la perfección en el sentido del directo.
Unos conciertos en los que no sobra ni una sola nota,todo está ejecutado con precisión y maestría, pero con un carisma suficiente para no parecer maquinas tocando sin mas sentido que el de tocar y a otro sitio. Ya en su penúltima visita al Azkena Rock Fest nos dejaron claro que son una banda de directo con "hits" para todos los gustos. Pero lo que vivimos hace un año y medio en su visita a Gasteiz presentando su último album fue de impacto total. Show completo de dos intensas horas con un repertorio impecable y una banda en estado de gracia, con un disco doble recién estrenado, que es otra obra maestra.
Hoy me quiero centrar en su última visita a Gasteiz. Ya estaba informado del concierto de Bilbao y sabía que este concierto iba a ser también muy especial. ¿Porqué? pues por la referencia de su visita anterior y que encontrarse con esa magia en directo requiere de clase y estilo de lo que Cracker andan sobrados. Magia en la guitarra de J. Hickman. Cada nota es un toque especial y con un Fender Stratocaster, un pequeño ampli Twin Reverb y dos miseros pedales, nos da unas clases de sencillez, pureza y sutilidad únicas. Por un momento crees estar en el éxtasis de comunicación entre fan y músico. Y es que Lowery-Hickman son un dúo de lo mejor de la música High-Class.
Esperas que repitan repertorio parecido al de la última vez, y no, ni mucho menos, tienen un set-list para variar lo que quieran. Para poner y quitar a su antojo que todo encaja perfectamente. Me llamo mucho la atención como temas como The golden Age, que tiene 20 años, encajan a la perfección detrás de Almond grove canción de su último disco. Pasan de la sutileza de California country boy a pepinazos como Low como si nada. Hubo canciones de su primer disco que no desentonan nada con temas de sus últimos vinilos y se pueden permitir el lujo de "pasar" de tocar discos enteros.
A esto me refiero a que de Sunrise In The Land Of Milk and Honey no tocaron ni un solo tema, teniendo ahí dentro un temazo como Turn on, Tune In, Drop Out With Me o de el vinilo Berkeley to Baskerfield olvidarse del disco uno,y no tocar ni un solo tema siendo el disco mas vigente. Aún así,saben que su repertorio es intachable. Dos horas de concierto y tres bises que nos regalaron pese a verse ya cansados después de tanta gira. Me quedé con ganas de escuchar Pictures of Matchstick Men de Status Quo, un bonito homenaje a Rich Parfitt, que en Vitoria si tenian en el set-list pero que no llegaron a tocar. A cambio sonaron King of Bakersfield o San Bernardino boy que Hickman me añadió a rotulador en la hoja del set-list y me firmo con todo el cariño del mundo. Un tipo encantador que te atiende amablemente,se hace fotos con quien sea y charla contigo sin ningun tipo de ego. Grande Hickman, muy grande.¿Que mas se puede pedir? Veladas así se te clavan en la cabeza, pero sobre todo en el c o r a z ó n.