Miles Davis es probablemente el músico de jazz más popular de la historia. Es el artífice del disco del género más vendedor de todos los tiempos y su figura es venerada por la crítica y por los músicos. Hasta ahora el cine no había indagado en su figura y el primer acercamiento se lo debemos a Don Cheadle que ha optado por una historia original que se aleja de los planos biopics tan habituales en Hollywood.
Miles Ahead es una película arriesgada provista de un montaje por momentos loco, una especie de caótico collage, que va del presente al pasado continuamente sumergiendo al espectador en un ritmo trepidante a la par que confuso. A mi me ha cautivado. No he podido despegar los ojos de la pantalla a pesar de todo ese caos, o tal vez por eso mismo. No había leído nada sobre la película y me esperaba algo más convencional pero Cheadle se ha saltado todo para construir un film muy personal con más aciertos que errores.
Don Cheadle firma el guión y la dirección además de interpretar a Miles Davis. De las tres facetas la mejor es su actuación: portentosa en todos sus recovecos ya sea cuando sale con los pelos disparados en los setenta, como impecablemente trajeado en los flashbacks así como en la interacción con los personajes interpretados por Ewan McGregor y Emayatzi Corinealdi. Contenido cuando la escena lo requiere, explosivo en los momentos adecuados, siempre sutil, Cheadle es un actor espectacular lo viene demostrando durante muchos años y en Miles Ahead vuelve a estar fenomenal.
Cheadle sitúa la trama a mediados de los setenta cuando Miles Davis estuvo sin grabar nada durante cinco años. En el film se le muestra recluido en cada, luchando con sus terribles dolores por la cadera y la mayoría del tiempo colocado. Davis está fuera de onda, va con una pistola por la vida y la irrupción del personaje interpretado por Ewan McGregor le acciona de alguna forma. A partir de ahí se inicia una rocambolesca y sencilla trama no exenta de humor en la que Davis tiene que recuperar unas cintas del que será su próximo trabajo, el que rompa el silencio discográfico de cinco años.
Cheadle sitúa la trama a mediados de los setenta cuando Miles Davis estuvo sin grabar nada durante cinco años. En el film se le muestra recluido en cada, luchando con sus terribles dolores por la cadera y la mayoría del tiempo colocado. Davis está fuera de onda, va con una pistola por la vida y la irrupción del personaje interpretado por Ewan McGregor le acciona de alguna forma. A partir de ahí se inicia una rocambolesca y sencilla trama no exenta de humor en la que Davis tiene que recuperar unas cintas del que será su próximo trabajo, el que rompa el silencio discográfico de cinco años.