Hoy ha sido la segunda vez que he ido a un concierto solo. La primera fue para ver a Mother Superior en plenas fiestas de Bilbao hace unos años. Pero en aquella ocasión sabía que me iba a encontrar con los sospechosos habituales. Así fue, en seguida divisé a el alto de gafas. Cuando ves a Mikel, que así se llama, todo fluye. Pero hoy no tenía ni idea de que me depararía m i primera vez en esa sala y lo más importante mi debut con Los Deltonos. Llego al recinto a las nueve. Soy el primero que entra y un cuarto hora después estamos tres en total. Estoy extrañado pero escucho por ahí que el concierto comenzará a las nueve y media y poco a poco el garito se va llenando. Incluso finalizado el bolo me comentan que se ha vendido todo el papel. Me alegro porque lo que he presenciado ha sido espectacular.
Mis expectativas eran más que altas. Acudo a la cita entusiasmado y con los nervios de las grandes ocasiones. Desde el comienzo la gozo. Y eso que ahora mismo ni me acuerdo con qué tema han abierto el concierto. Se que han abordado unos cuantos temas de Salud!, que recuerde Merecido, Miedo, Segunda vez, Salud y Tripas. Suenan ágiles y desenvueltos con Hendrik en el centro dirigiendo el cotarro con mucha clase. Le secunda a la guitarra Fernando Macaya, más comedido, pero de esos que la clava y es una gozada presenciar los movimientos de Pablo Z al bajo. Javi Arias a la batería se sabe todo el repertorio al dedillo.
Pablo Z. Clase y gracejo a raudales. |
Las canciones de Salud! suenan perfectas y sin nada que envidiar a los clásicos del grupo, esos temas que se sabe todo el personal como Soy un hombre enfermo o ¿Qué podríamos hacer? Cuando abordan el material más antiguo suenan atronadores. Y los tres temas que suenan de GT me saben a gloria bendita: Gasolina, Brindemos y Elvis. También No por nada de La caja de los truenos y Repartiendo y Discotheque Breakdown de Buenos tiempos son otros momentos de un concierto sin altibajos que fluye natural de principio a fin.
Finalizado el concierto Hendrik anuncia desde el escenario que estará atrás en el badulaque y allí vende y firma los discos y departe amigablemente con todo el que se acerca. Así da gusto. No se me ocurre mejor forma de celebrar los treinta años que llevan en activo que con shows tan vitaminicos y efervescentes que como el de esta noche. He salido de allí echando chispas y con sonrisa de multimillonario. Me encuentro con Sergio y Prewitt que también salen eufóricos. Tremendas ganas de repetir. Salud!