En Yo soy Espartaco, un nonagenario Kirk Douglas, de 95 años toma como base la gestación de Espartaco para hablarnos de una época fascinante en la historia de Hollywood. Unos tiempos convulsos marcados a fuego por las nefastas listas negras que llevo a cabo el denominado Cómite de Actividades Anteamericanas. Uno de los damnificados por tamaña atrocidad fue Dalton Trumbo guionista represaliado por negarse a facilitar nombres al nefasto Cómite. Un tipo que perdió su empleo pero no su dignidad y que continúo trabajando en la sombra con diferente pseudónimos hasta que su nombre volvió a aparecer en los créditos de Espartaco gracias entre otros al tesón y la valentía de Kirk Douglas.
Douglas recuerda con una prosa ágil y directa como actúo en aquella convulsa época. Y aunque como he mencionado antes Kirk toma como excusa explicarnos cómo fue llevar a cabo una de las mejores películas de la historia lo cierto es que pesa más el contexto. El asunto de la firma de Dalton Trumbo y las injusticias contra muchos que como Trumbo que se negaron a perder su dignidad ocupa buena parte de las páginas. Es entretenido a la par que didáctico. Nos muestra sucesos que jamás deberían volverse a repetir.
Pero no todo es política y compromiso como no podía ser menos hay buena parte de carroña. El habitual choque de egos en una película de tal envergadura era inevitable. Y me he echado buenas risas con las idas de olla de Charles Laughton, la constante socarronería de Peter Ustinov o el tormentoso de manual que parecía ser Laurence Oliver. Por mí ya le podía dar al bueno de Kirk por seguir contándonos los entresijos del cine clásico y todo lo que le rodea en un par de libros más.
Pero no todo es política y compromiso como no podía ser menos hay buena parte de carroña. El habitual choque de egos en una película de tal envergadura era inevitable. Y me he echado buenas risas con las idas de olla de Charles Laughton, la constante socarronería de Peter Ustinov o el tormentoso de manual que parecía ser Laurence Oliver. Por mí ya le podía dar al bueno de Kirk por seguir contándonos los entresijos del cine clásico y todo lo que le rodea en un par de libros más.