Enredar por Youtube te puede hacer perder innumerables horas de tu tiempo pero a cambio te descubre joyas que desconocías por completo y que captan tu atención como las guillotinas caían sobre los cuellos de los aristócratas franceses en la Revolución Francesa. Toma esa. El avezado lector de este maldito blog ya sabrá de mi desmedida pasión por Cheating at Solitaire de Mike Ness, un álbum sobre el que he escrito un par de entradas. Y esta es otra excusa más para nombrarlo de nuevo y de paso autocitarme con los links correspondientes. Lo que se dice un ego desmedido. Uno que es muy cansino.
En las campas de Woodstock apareció un 25 de julio de 1999 un como siempre chulisimo Mike Ness saludando a la chusma con su superioridad habitual. No faltan sus comentarios irónicos y puñeteros entre tema y tema y su careto de perdonavidas. Pero ay amigos aquí lo importante es la música. Ness se presenta muy bien acompañado de Brent Harding (bajo), Sean Greaves (guitarra) Chris Lawrence (steel guitar) y Charlie Quintana (batería). Suenan acompasados y poderosos. Si ya le hubiesen acompañado Mando Dorame y Daniel Glass y Springsteen le hubiera hecho las voces de Misery Loves Company (como en el disco) el asunto sería para perder la cabeza. Pero poco le falta.
La ristra de temas que se casca la banda no tiene desperdicio. Caen unos cuantos de Cheating at Solitaire, más las inevitables referencias a Johnny Cash (Ring Of Fire) y a los propios Social Distortion (Ball And Chain). Me lo he pasado pipa viendo tamaño documento y me hubiese gustado tener una jodida maquina del tiempo para plantar mi endeble cuerpo en aquel festival durante aquellos cuarenta y cinco minutos porque Ness ya sabemos que es de los que prefieren la brevedad.