Uno de los primeros recuerdos que tengo de Tina Turner es de mediados de los ochenta. Estando frente al televisor durante la comida en familia con mis padres y mi hermana en el Telediario de turno cerraban las noticias haciendose eco de una exitosa gira de en aquel entonces una casi cincuentona Tina Turner en pleno éxito comercial y llenando los auditorios. Una mujer de unas piernas llamativas, que se movía por el escenario con una soltura envidiable y que poseía una voz apoteósica. Todas esas cualidades eran resaltadas por el presentador de turno mientras mi padre corroboraba lo que el locutor decía. Sería el año 1988 y Tina Turner disfrutaba de un abrumador éxito. Era la clase de artista conocida por todo el mundo. La mujer estaba en lo más alto pero a esas alturas Tina Turner ya cumplía en el negocio casi treinta años.
Durante mucho tiempo ese fue mi conocimiento de esta mujer. Muchos años después trabajando en unos grandes almacenes cuyo nombre no mencionaré una compañera de trabajo solía poner un recopilatorio (Simply The Best) de esta mujer . Y me gustaba. Mucho además. En aquella compilación se recogían éxitos de esta tipa en solitario con un marcado tono comercial muy alejado de sus inicios con Ike Turner. The Soul of Ike & Tina Turner es el primer disco que editaron juntos esta pareja artística y sentimental. Un álbum repleto de sensualidad y fiereza a partes iguales con la torrencial voz de Tina dominándolo todo y muy bien secundada en los coros por las Ikettes. Ese precisamente es uno de los aspectos que más me gustan del disco. El contraste entre la portentosa y cruda voz de Tina y los dulces y sensuales coros de las vocalistas Sandra Harding y Frances Hodges. Una combinación irresistible.
Merece también una consideración especial el sonido que aportan el piano y la guitarra de Ike Turner con toques primigenios del rock´n roll y con la sutileza adecuada para regalarnos piezas soul de esas que levantan el ánimo de cualquiera. La mayoría de los temas están compuestos por Ike Turner. Cuando se grabó este album entre 1959 y 1960 el buscavidas Ike ya llevaba en el negocio más de diez años y había grabado con luminarias del blues como Elmore James, Bobby Blue Band o Little Milton. Su labor compositiva es destacable. El disco está plagado de temas directos y radiantes que se incrustan a la primera. Es la misma sensación que cuando escuché por primera vez los tres primeros discos de James Brown. Crudeza, unión R&B y soul, todo a punto de estallar con vehemencia en canciones inolvidables. El típico disco ideal para conocer una banda y seguir indagando.
Predominan las canciones rápidas y con potencial comercial. Esas de dos o tres minutos que te invitan sin posibilidad de escape a mover el esqueleto como la inicial I´m Jealous donde ya se desata la desgarradora voz de Tina Turner encantadoramente arropada por los coros de las Ikettes. R&B con su solo de saxo correspondiente. O como la torrencial If más golosa que un caramelo a la puerta de un colegio y aquí sólo con la aspera y visceral voz de Tina llevándose todo por delante, esta vez sin que le secunden las Ikettes.
A temas de corta y rasga como los mencionados les acompañan maravillas tan sutiles como Letters from Tina con una Tina Turner en un registro más calmado demostrando su versatilidad. O esa trepadora You can´t love two en la que de nuevo la Turner se maneja en diferentes registros vocales combinándolos a su antojo. Otro de los momentos álgidos del disco. La intervención de las Ikettes es de nuevo esencial en A fool in love. Un muy buen disco de debut que en mi casa supone una inmejorable entrada en el universo de esta pareja que tanto doy que hablar tanto en lo musical como en su vida con su tormentosa relación. Pero la carroña para otro día.