Steve Earle siempre ha mantenido una relación amor-odio con
Nashville. Se instaló en la ciudad del country a mediados de los setenta y allí
se forjó su carrera. Primero como compositor para otros y finalmente con la
grabación de sus dos primeros discos: Guitar Town y Exit O. Ambos, sobre todo
el primero le convirtieron en una estrella en esa ciudad pero Steve empezó
pronto a deslizarse por el lado salvaje. Earle siempre ha sido un tipo inquieto
y era raro que se quedase quietecito en los parámetros country que le auparon
al principio. Su tercer álbum Copperhead Road de alguna forma es una ruptura,
un middlenfinger a lo que se esperaba de él. Grabado en los estudios Ardent en
Memphis el álbum descolocó al sector más purista pero fue saludado por unos
pocos como un paso muy interesante en su carrera.
El lado rockero de Steve está aquí acentuado en trallazos
que me volvieron loco desde la primera vez que los escuché como esa correosa
Back to the wall que comienza con una pequeña parte hablada en la que Earle nos
espeta: Well sometimes in the evening I Start to get that feeling, like I´m
empty inside, I know I´m doin´ good now but tonight I´m headed downtown, down by the riverside. I sit underneath the freeway with an old friend from the old days and a bottle of wine, well he used to call "Big Time", and he knew someday that I´d shine said he´d seen all the things. He said...Pero el álbum se abre con una Copperhead Road donde saltan a la palestra las
raíces irlandesas de Steve. Es un tema muy efectivo que hoy en día sigue siendo
parte del repertorio del músico. Donde quedan más patentes esas influencias es
en Johnny come lately en compañía de The Pogues. Uno de esos temas festivos,
irresistibles para corear birra en alto.
En cualquier caso independientemente de consideraciones de
si este disco es más rockero que sus predecesores (que si lo es) lo cierto es
que lo fundamental es que está repleto de excelentes canciones. De las mejores
de su amplio repertorio. Y con la sensación añadida de que Steve estaba aquí a
punto de explotar. En conflicto permanente. Es lo que transmitía su música
entonces. Un tipo cuestionándolo todo y con ganas de rockear. Y por encima de
todo inspirado a más no poder. Snake Oil, The Devil´s Right hand, You belong to
me o Waiting on you son de mis favoritas en el amplio catalogo de este hombre.
Mola verle en la contraportada del álbum con esas pintas. Parece que alrededor
todo está en llamas y ahí esta Steve a punto de encender un pitillo. Eran otros tiempos.