Hace unos meses poco después de abrir su tienda de guitarras
con mucho gusto llamada Little Guitars mi cuñado, el dueño de la misma, me
contó que uno de los clientes habituales le estaba todo el día mencionando
Searching for Sugar Man. El tipo estaba obsesionado con ese documental. Fue de
las primeras veces que oí algo sobre él. Había leído alguna reseña pero no le
debí prestar demasiada atención. Después, con el tiempo y siendo como soy
comprador de revistas de rock y seguidor de algunos blogs musicales era difícil
por no imposible no conocer la historia que se cuenta en este documental.
Hoy por fin lo he visto. Otro cuñado músico y amigo me lo ha
regalado por mi cumpleaños. He terminado hace unos minutos de visionarlo y
tanto yo como Susana hemos alucinado con este artefacto. Merece mucho la pena
dedicarle tu atención a lo que se cuenta en apenas una hora y veinte minutos de
forma precisa, elegante y sin caer en el sentimentalismo. Porque sencillamente
la historia de Sixto Rodríguez es increíble por muy manida que este esa
palabra.
Es fascinante cómo
surge el documental. Dos personas en Sudáfrica apasionadas de la música de Rodríguez se
dedican a rastrear su pista porque quieren saber más sobre la persona que ha
compuesto unas cuantas maravillosas canciones que tanto para ellos como para
miles de compatriotas han significado tanto. Y aquí esta la parte increíble y
sorprendente de la historia. Sixto Rodríguez grabó dos discos en Detroit a
principios de los setenta. Dos rodajas que no vendieron apenas pero de las que resulta
que se vendieron cientos de miles de copias en Sudáfrica. Este es un dato
tremendo y que hace preguntarte por la verosimilitud de la historia. Todavía no
me explico cómo pudo suceder algo así.
El documental está muy bien construido y no te achicharra
con datos innecesarios. Va el grano y lo hace con elegancia y precisión. Se
entrevista a los protagonistas de las historia (los productores que le
descubrieron, sus hijas, amigos que trabajan con el en la construcción..) todos
los testimonios son básicos y la mar de interesantes y me gusta su puesta en
escena. Siempre vemos a los entrevistados pero se intercalan parte de sus
testimonios con bonitas imágenes de la ciudad en cuestión donde estamos y por
supuesto con la propia música de Rodríguez. Algunas canciones son sencillamente
tremendas, te atrapan a la primera y hacen que quiera conocer más de este
hombre.