El otro día mi sobrino
Iker de doce años me preguntó a ver si me gustaban The Black Keys. Me sorprendió que un niño de su edad conociese a
este grupo pero tal vez bien pensado no es tan raro. Esta banda se ha
convertido en todo un fenómeno comercial. Estan en todas partes. Patrick Carney colabora con John Fogerty, Dan Auerbach produce a Dr
John y The Black Keys llenan
pabellones en España con capacidad para diez mil personas y cobrando la entrada
a más de treinta euros. De modo que quizá no sea tan raro que hayan terminado
en el móvil de mi sobrino. Son la clase de banda que está en el status de
llegar a todo el mundo.
A mi sobrino le contesté
que si me gustaban The Black Keys.
No me parecen la bomba pero tienen canciones de esas que molan a la primera y
rondan por tu cabeza un buen rato. El primer álbum que escuché de estos tipos
fue Rubber
Factory allá por 2004 y le di bastante cancha. La verdad es que me
engancho. Era efectivo y atractivo. Lo trituré mucho en aquella época. He
seguido su trayectoria más o menos. Mi amigo Diego me dejó Attack and Release y Brothers.
En ambos encontré buenos temas y otros tantos que no me decían nada. Es algo
que me sucede con este grupo. Me gusta su propuesta, algunas canciones son muy
pegadiza y efectivas y otras no me dicen nada. Me ocurre algo similar con otra
banda que tuvo mucho éxito: The White
Stripes.
Un amigo me repitió el año
pasado que tenía que escuchar El Camino el álbum que les ha
situado en lo más alto. El colega me decía que me olvidé de etiquetas y demás
zarandajas que se trata de un disco muy disfrutable, eminentemente pop, ideal
para las tareas domésticas matutinas, ja,ja. En fin ahora mientras escribo esto
escucho su ya famoso Lonely Boy cuyo
vídeo se ha hecho muy famoso y que todavía no había visto. En fin
particularmente no acabo de entender todo el revuelo que se ha armado con esta
banda, insisto me gustan pero todo lo que les rodea me parece desmedido pero me
alegro de que mi sobrino haya llegado a ellos antes que al puto Justin Timberlake. Oh yeah!!!!