Sucedió justo hace hoy
cuarenta y ocho años y todavía no es un caso cerrado. La muerte de Sam Cooke golpeó a un mundo que como el
mismo había cantado estaba cambiando. Con su asesinato se acabó con la vida de
uno de los mejores cantantes de la historia pero también con la existencia de
un tipo que cambió muchas cosas en el negocio y que se implicó en la lucha por
los derechos civiles. Luchó por lo que creyó y sembró el camino de cosas buenas
que otros recogieron.
El 11 de diciembre de 1964
Sam Cooke moría abatido a balazos
por Bertha Franklin, la dueña de Hacienda
Motel un cutre hospedaje donde Cooke se había alojado con una joven, Elisa Boyer de 21 años que acababa de
conocer en un club. Los hechos son confusos y las versiones difieren. La más
extendida es que Elisa Boyer salió
de la habitación asustada temiendo que Cooke
la forzase y la dueña del hotel disparó a un negro que salía de la habitación
medio desnudo corriendo tras la chica. Hay muchas teorías sobre quién se cargó
a Sam Cooke. No parece que fuese un
accidente y una cuestión de mala suerte. La que disparó, Bertha Franklin cambió
hasta cuatro veces su declaración antes del juicio.
Pero hay más, no se
examinó el cuerpo de Lisa para comprobar si había sido violada y el informe
policial confirmó que Cooke había muerto a causa de un solo disparo justo entre
la tercera y la cuarta vértebra. Una obra precisa, puede que realizada por un
profesional. La familia de Cooke posteriormente contrató una agencia de
detectives que descubrió algunos hechos inquietantes: Cuando Sam estuvo con
Lisa aquella noche llevaba una alta cantidad de dinero (3 mil o cinco mil
dólares que nunca aparecieron). Un mes después de la muerte de Sam, Lisa fue
arrestada por prostitución y quince años más tarde terminó en la cárcel tras
haber disparado contra su amante. Bertha Franklin tenía registrada un arma que no
coincidía con el calibre que se usó en el asesinato de Cooke. Incluso Etta James escribió en su autobiografía
que vio el cadáver de Cooke en el ataúd y que era el rostro de alguien que
había recibido una paliza.
Sobre la vida de Sam Cooke hay muchas sombras. Se cuenta
que le perdían las mujeres. Se apunta que tenía unos cuantos hijos por ahí sin
reconocer. Le golpeó la mayor de las tragedias: Perder un hijo que murió con apenas
dieciocho meses de vida. Eso marca a cualquiera para siempre. Sam siguió, no
sé cómo, y luego acabaron con su vida de forma miserable. Con su actitud
y su música Cooke contribuyó sin duda a que este mundo fuese un poco mejor. En el libro Our
Uncle Sam: The Sam Cooke Story From His Family's Perspective alguien de la familia cuenta su historia desde la
perspectiva familiar, algo necesario y justo teniendo en cuenta las
circunstancias de su muerte y los posteriores rumores y teorías de todo tipo
sobre ella.