Keys to the Kingdom ocupa un lugar muy especial en su discografía. Lo
editaron el pasado año tras la muerte de su progenitor. Entrañable la
dedicatoria: producido para Jim
Dickinson. Como señalaba Luther en una entrevista a Popular 1 querían a Jim
más allá del fuerte lazo familiar. Y el disco es una celebración por todo lo
alto de su vida. Tuvieron suerte porque además de educarles con cariño, Jim les
supo transmitir el amor por la música. Desde bien pequeñitos por su casa vieron
desfilar a luminarias del blues rock y por lo que se escucha en sus discos
fueron verdaderas esponjas.
Una de las muchas buenas
cualidades que tiene esta banda es su gusto por la experimentación. Por no
tener miedo a nada. Amplían su repertorio picando del pop, del rock o del soul
sin que nada resulte forzado. Keys to
the Kingdom es tal vez junto a Electric Blue Watermelon su disco
más ecléctico. Eso no garantiza nada si las canciones no fuesen tan buenas como
las que aquí figuran. La inicial This
a way y How I Wish My Train Would
Come tienen un brillante toque pop. Esta
última es una canción que a priori no encaja con la crudeza de los hermanos Dickinson
pero que con el tiempo se ha convertido en una de mis favoritas con unos coros
hacia al final de la canción que me gustan un montón. No sé quién los hace
porque todavía no tengo el disco original. Un tema con un sabor vulnerable pero
irresistible.
Jumpercable Blues es el típico tema que hubiese encajado en su álbum de debut
manteniendo la frescura de antaño. Se cepillan el Stuck Inside of Mobile with the Memphis Blues Again de Dylan con
una facilidad pasmosa. Que me perdonen
los Dylanitas de este mundo pero la prefiero a la original. Ain't No Grave es un nuevo clásico a
añadir a su ya tremendo repertorio. Ol' Cannonball te gana desde el segundo uno. Y la despedida con Jellyrollin' All Over Heaven
es la celebración perfecta
de la vida. Reconozco que el único tema que no me gusta por repetitivo y porque
me suena a otros de ellos mismos es el corte once Ain't None O' Mine. Anecdótico entre tanta delicia.
Aunque grabado en
circunstancias muy dolorosas para los hermanos Dickinson lo cierto es que Keys to the Kingdom es un álbum
luminoso. Alguna canción transmite la inevitable tristeza cuando se va un ser
querido pero otras celebran la vida de su padre con canciones tan especiales
como The Meeting de la mano de una
vieja conocida de la familia, la inimitable y en plena segunda juventud Mavis Staples. Un tema que puedo
escuchar infinidad de veces seguidas. En New
Orleans Walkin' Dead rinden tributo a esa inimitable ciudad. El tema
comienza con la macarra voz de Luther vacilándonos y toma unos derroteros
fantásticos con la armónica arrastrándose con regusto blues.
Mención especial merece la monumental Hear the Hills una maravilla que se va
hasta casi los siete minutos. En la parte final, cuando crees que el tema ya ha
finalizado, resurge. La batería de Cody marca el ritmo, la guitarra de Luther
nos guía con su clase y desparpajo habitual mientras le rondan con elegancia el
saxo y el piano en uno de los pasajes más bellos que figuran en la discografía
de estos sujetos. Espero que Luther compatibilice siempre su labor en los
Cuervos con esta banda. Larga vida a North
Mississippi Allstars.