Si habitualmente hay que alimentar con soul a la mente y el cuerpo los viernes a la noche es inconcebible que suene otra cosa. Keith Richards dijo una vez que para qué cojones iba a escuchar a los Rolling Stones si tenía a su lado los discos de Sam Cooke. Rod Stewart afirmó que estuvo dos años de su vida (yo creo que fueron más) escuchando sólo, una y otra vez a Sam Cooke, Solomon Burke (no podía faltar) siempre reconocía que Sam fue el mejor y su mayor inspiración. Lo mismo que Otis Redding que tras el asesinato de Cooke editó Otis signs Souls un homenaje en el que incluía tres versiones de Sam Cooke. El chico lo tenía todo e iba camino de convertirse en algo mucho más grande de lo que ya era. Tenía la visión, el talento y esa voz que no te cansas de escuchar jamás. Cántala otra vez, Sam.