Me ha dado por volver a leer ficción. Excepto alguna novela de Paul Auster en los últimos años me he centrado en devorar libros sobre cine y música. Jugosas biografías, ensayos, todo tipo de material para saciar mi voraz apetito de carroñas varias. Pero llevo ya unas cuantas semanas en las que he recuperado mi gusto por la lectura de novelas. Durante muchos años las leía habitualmente. Sobre todo en mi época universitaria. Ir a la biblioteca para mí se convertía en un peligro. Por varias razones. A veces me encontraba con algún amigo y hacíamos los descansos juntos. Un pitillo seguía a otro y la charla se prolongaba más allá de los quince minutos que habíamos establecido. Y después no fallaba mi husmeo por la sección de novelas. Siempre me gustó y lo sigue haciendo ir a la biblioteca y fiarme de mi instinto. Leer una contraportada con una breve sinopsis me ha resultado un buen método para descubrir unas cuantas joyas y también algún que otro bodriete.
El último libro que he leído ha sido Mystic River. Rara vez suelo leer una novela si ya he visto la película y menos si ésta es tan buena como Mystic River. Pero buceando por diversos blogs de literatura ( en breve pondré los links) he leído muy buenos comentarios sobre Dennis Lehane, autor de Mystic River, Shutter Island, Gone Baby Gone (las tres llevadas al cine) y de otra a la que le tengo muchas ganes de echar al guante, Cualquier otro día, elegida como la mejor novela de 2010 por el Gremio de Libreros de Madrid y cuyo argumento me atrae mucho. No se cuándo me podré hacer con ella pero mis ganas han aumentado tras disfrutar mucho con la lectura de Mystic River.
En la Biblioteca de mi pueblo la tienen colocada en la sección de novela negra que siempre es la primera que miro. Es mi género favorito. Y esta novela encaja a la perfección en él. Dura, áspera, sin concesiones, tiene el poderío de los grandes autores. Esos que son capaces de que te metas en la historia, de que quieras seguir leyendo. Más allá del interés por conocer el desenlace de una trama de asesinato, por otro lado lado tremenda, Lehane es muy hábil creando personajes. Te resultan creíbles y tienen una evolución lógica porque son tan contradictorios como cualquiera de nosotros. Porque se ven abocados a una vida que en muchas ocasiones les patea el culo y no tienen más remedio que salir como pueden del embolado en cuestión.
Mistyc River es una fascinante novela sobre la amistad, el amor y la infancia. Allí donde se forja la personalidad y donde está el germen para que luego se produzca el cortocircuito. Los tres protagonistas del libro son por diferentes motivos personas desoladas que buscan vivir aparcando lo desagradable que les rodea. Lehane suele incidir en los primeros años de vida de sus personajes para de alguna manear explicar cómo se desenvuelven posteriormente en su vida adulta. Pero lejos de turras psicológicas y análisis freudianos de medio pelo. Además sabe cómo construir una trama entretenida y atmosferas concretas con credibilidad. Por momentos leyendo Mystic River me ha venido a la mente uno de mis libros favoritos de toda la historia, A sangre fría de Truman Capote, asociación que me imagino le gustaría a Lehane si leyese esto. Afortunadamente no lo hará y empleará su tiempo en algo mucho más valioso: seguir escribiendo espléndidas novelas como Mystic River.